Fumata negra
Antes de todo
¿Qué significa ese temor desconocido (El temor o miedo), ese temblor estremecido, el frío que me sobreviene en estos días después de la renuncia de Benedicto XVI? (Jaque al diablo II).
Nunca antes creí en espantajos; jugué con los fantasmas por jugar, traté de explorar la oscuridad convencida sin embargo de que no era oscuridad sino una interminable blancura llamada vacío (Esoterismo, ciencia y espiritualidad).
Me extasié, en la juventud, con la copa moviéndose empujada por la fuerte confianza de tres niñas adolescentes, y con nombres que la copa formaba en el tablero. Iba de una a otra letra y escribía, de golpe, b a u d e l a i r e, por ejemplo (La incertidumbre del poeta).
No le dábamos ninguna importancia a que las tres niñas estuviéramos leyendo juntas, precisamente, Las flores del mal. Eso era apenas una coincidencia, como lo era que Baudelaire nos hablara con citas de ese libro y con la traducción exacta de ese libro al español, en el ejemplar que teníamos (Reflexiones sobre la lectura. Diversidad de lectores y formas de leer).
¡Hipócrita lector! Sí, éramos hipócritas lectoras de los mensajes del poeta, porque queríamos estremecernos, morir de miedo en plena juventud, levitar. Pero no nos lo creíamos (Don Juan o el convidado de piedra).
Después, íbamos a nadar, volvíamos bronceadas y con olor a cloro, nos bañábamos y pintábamos y salíamos a bailar, frescas y relajadas.
Las terribles tempestades que la copa nos había anticipado se suspendían para otro momento. O se cancelaban ante, por ejemplo, el nacimiento del amor.
Un enamorado de 18 años nos miraba y ya éramos hermosas y dejábamos de hacer profecías. Olvidábamos la escoba, el cetro, las palabras y la poesía cambiándolo todo por la gran lírica del primer amor. Eso tal vez se llamaba felicidad.
Después de todo
Creo que fue Antonio Machado el que le dio esta letra a Serrat:
Moscas de todos los días
de infancia y adolescencia,
de la juventud dorada,
de esta segunda inocencia…
y hablaba de las moscas también sobre su “calva infantil”.
Y es quizá porque poco a poco retornamos, con los años, a esa “segunda inocencia”, que yo me prendo, apenas con la punta de los dedos, en las locas profecías de los últimos tiempos que formularon Nostradamus y San Malaquías.
Después de que fracasaron tantos mayas, mormones, cometas, asteroides que no dieron justo en el blanco del Fin del Mundo, yo me prendo a éstas.
Ahora parece -aunque pareció en muchos momentos de la historia, casi siempre- que la Iglesia Católica es la que nos conduce hacia el final.
Las profecías de Nostradamus y de San Malaquías cuentan con suficientes aciertos en lo referente a carácter y permanencia de los papas, a la cantidad de papas que existirán -bueno, eso está por probarse- y en lo que sucederá después del último.
Sólo estamos esperando que el Concilio resuelva.
Si nos guiamos por los mencionados oráculos, un monje y un médico antiguos -que, insisto, se equivocaron pocas veces-, el pronóstico nos asusta.
Quedan dos papas. Después sí, esta vez, el fin del mundo.
Vendrá Pedro el Romano a sentarse en el trono del primer Pedro, ahora.
Vendrá, siendo concretamente o simbólicamente negro, un representante de otra raza que la que predomina en el Vaticano.
Lo adorarán primero, por sus innovaciones sutiles y su serenidad.
Luchará contra masones y réprobos, contra los pecadores que están adentro mismo del corazón de la Iglesia.
Pero, dicen San Malaquías y Nostradamus que no nos dejemos engañar. No sé bien en cuáles cuestiones.
El papa que vendrá después del que sea elegido en estos días, será el último y traerá el Apocalipsis.
Algunos interpretan que no traerá más que el apocalipsis de la propia Iglesia, su destrucción pero no la destrucción mundial.
Que eso vendrá un poco después, cuando no tengamos agua para tomar ni pan para comer aunque tengamos los bolsillos llenos de oro.
Moriremos deshidratados y hambrientos pero vestidos de Chanel y de Dior, los menos. Otros, acostumbrados a morir todos los días, nos darán un ejemplo de valor.
Para ampliar mi versión, copio un aporte a la nota pasada, escrito por Tere Labastida:
KATEJON El que retrasa la manifestacion publica del Anticristo. ” Que nadie os engañe de ninguna manera porque antes tiene que darse la apostasia y manifestarse el impio (…) Tan solo con quitar de enmedio a aquel que lo retiene, entonces se manifestara el impio”…Sn. Pablo. El retenedor era el Papa que no comulgaba con los propositos de un grupo en especifico y que por lo tanto les estorbaba, aqui se trata de ser retirado, excluido, separado del cargo y del lugar donde ejerce la funcion que precisamente retrasa la aparicion publica del Anticristo. Esto es una presion sobre el Papa legitimo para renunciar; pero lo grave sera la oposicion entre la nueva iglesia y la iglesia de la tradicion, la iglesia adaptada al mundo y la iglesia fiel. Dicho circulo promovera en la sede de Sn.Pedro a un Papa que aceptara el matrimonio de los sacerdotes, la anticoncepcion, las uniones homosexuales, el sacerdocio de la mujer, la autoridad colegiada de los obispos, la espiritualidad New Age. etc., etc…La mayoria de los catolicos se alegrara de que finalmente haya llegado un Papa que entiende la modernidad y es capaz de adaptar la iglesia al mundo. Por el contrario, los fieles que mantengan la Tradicion predicada por Juan Pablo II y Benedicto XVI seran ridiculizados y perseguidos. ¿Habra sido este el Papa del Katejon? ¿El proximo Papa electo sera el anunciado Antipapa que le prepara el terreno al Anticristo? Solo el Dios que esta en los cielos lo sabe. No en valde alcanzo a proclamar este año de la FE.
Envío
Llueve, de pronto, acá, en Agua de Oro.
Me pongo a oír la lluvia y me pierdo, ¿qué canta? Cae sobre el río y el río hace un sonido, me parece, ominoso.
Todas estas cosas pequeñas dicen algo, pero no, no sé qué dicen todavía.
Abrazos a todos ustedes, mis amigos, y en especial a José, Joise y Celestino
Mora