La diáspora tlaxcalteca, 418 años después
JOSÉ CARLOS AVENDAÑO/ I DE II
La idea de trasladar a tlaxcaltecas hacia el norte de la Nueva España ya había sido propuesta desde 1560 por el virrey Luis de Velasco / Foto Alejandro Ancona
Después de varios estudios históricos sobre la salida de las 400 familias tlaxcaltecas para conquistar el norte de lo que hoy es la República mexicana, las autoridades estatales anunciaron el cambio de fecha de la conmemoración de la diáspora tlaxcalteca para el próximo 6 de junio en lugar del 6 de julio en las ruinas del ex convento de Santa María de las Nieves.
De acuerdo con datos del Colegio de Historia de Tlaxcala, hacia fines del siglo XVI, tras varias décadas de guerras de conquista y un muy accidentado proceso de colonización, el imperio español poco a poco asentaba sus reales en lo que se llamó virreinato de la Nueva España. Éste comprendía una considerable porción de territorio que en términos de la geografía contemporánea abarcaba: al norte de nuestro país, los estados de California, Texas, Nuevo México, Arizona, Nevada, Florida, Utah y parte de Colorado, Oklahoma, Wyoming y Kansas (en Estados Unidos), el suelo mexicano actual y al sur establecía frontera con el hoy territorio panameño. El lindero oriental lo señalaba el golfo de México y hacia el occidente, la Nueva España limitaba con el océano Pacífico, incluidas las islas Filipinas.
Sin embargo, una difícil y precaria paz establecida con los indios nómadas y seminómadas del norte del virreinato, genéricamente nombrados chichimecas, convirtió en impostergable para las autoridades españolas encontrar una solución al problema del poblamiento y colonización de la vasta geografía septentrional. Sobre el particular, el mismo monarca español Felipe II reconocía que la actitud hostil de los chichimecas hacía y causaba “grandes daños, muertes y robos, destruyendo los pueblos de paz y las estancias de ganado, robando y salteando por los caminos a los españoles y pasajeros.
Tras casi 50 años de guerra (a partir de 1541) entre los colonos españoles –asentados particularmente en la llamada Ruta de la Plata– y las numerosas etnias nativas, la Corona española y sus representantes decidieron invitar a los tlaxcaltecas para que en grupos de familias reforzaran las fundaciones españolas y, al mismo tiempo, con su ejemplo cristiano, difundieran sus virtudes cívicas, el apego al trabajo y animaran a los indios del norte del virreinato a “vivir en policía”, como se decía entonces.
Es oportuno mencionar que aquellas agrestes tierras y la ferocidad de sus pobladores no eran del todo desconocidas en la provincia de Tlaxcala pues, tras concluir la conquista de Tenochtitlán, el capitán Hernán Cortés continuó la tarea de explorar ese vasto territorio que se abría ante sus ojos y lo hizo acompañado de algunos guerreros tlaxcaltecas. Una década después, otros expedicionarios españoles como Nuño de Guzmán y Pedro de Alvarado, también recorrieron tierras de la Gran Chichimeca (o Chichimecatlalli, en náhuatl) flanqueados por tlaxcaltecas. La participación de estos guerreros en esa empresa de conquista quedó plasmada en el documento pictográfico conocido como Lienzo de Tlaxcala.
La idea de trasladar tlaxcaltecas hacia el norte de la Nueva España ya había sido propuesta desde 1560 por el entonces virrey Luis de Velasco El Viejo, nombrado así para distinguirlo de su hijo Luis de Velasco II, quien ocupara el mismo cargo entre 1590 y 1595. En aquella ocasión el cabildo tlaxcalteca se opuso tenazmente y la Corona no consiguió el apoyo de sus antiguos aliados, pero sí de otros indios, los otomíes.
Treinta años después, la habilidad política de los funcionarios del cabildo indio, sumada a la valiosa y pertinente asesoría brindada por los franciscanos Jerónimo de Mendieta, por aquellos días guardián del convento franciscano, acompañado de Jerónimo de Zárate –en el sentido de acceder a la petición real pero obteniendo, por escrito, las mejores condiciones para los potenciales emigrantes–, dio por resultado una provisión del monarca Felipe II que establecía las modalidades de la colonización tlaxcalteca al norte, provisión conocida como “Capitulaciones” que, dicho sea de paso, era el contrato que de ordinario pactaban la Corona española y sus conquistadores o colonizadores, lo que daba al documento y a la empresa pactada un carácter legal.
Tales negociaciones iniciaron a fines de 1590 y culminaron el 14 de marzo del año siguiente, cuando fueron planteadas y dadas a conocer formalmente las “Capitulaciones” entre la Corona española, a través de sus funcionarios en Nueva España, y el cabildo tlaxcalteca.
Para el caso de la historia tlaxcalteca, la negociación y firma de las “Capitulaciones” da cuenta de la naturaleza jurídica y política del proceso de colonización emprendido a partir de 1591; asimismo, debe tenerse en consideración que la presencia tlaxcalteca en el norte novohispano no se limitó a la fundación de las colonias originales de 1591, sino que, como diversos investigadores han demostrado, fue un proceso de expansión que se prolongó a lo largo de los siglos XVI y XVIII y territorialmente abarcó los actuales estados de San Luis Potosí, Zacatecas, Durango, Jalisco, Nuevo León, Coahuila y en territorio estadunidense Texas y Nuevo México.
A través de los siglos, las “Capitulaciones” fueron el documento que legalizó y legitimó la expansión tlaxcalteca, además de servir como vínculo de identidad entre las fundaciones de la Nueva Tlaxcala y la provincia de origen.
Por una práctica tradicional esta celebración, basada en un acontecimiento histórico documental, se festejaba anualmente en julio en el sitio que ocupan los restos virreinales del que fuera el templo dedicado a Santa María de las Nieves y que la tradición ha señalado como punto de partida de las 400 familias tlaxcaltecas.
Sin embargo, para este año las autoridades estatales cambiaron la fecha de esta celebración para el próximo 6 de junio, pues de acuerdo con lo expresado por el director de Cultura, Recreación y Deporte, Jesús Ángel Treviño Rivera, investigaciones realizadas por historiadores en San Luis Potosí, Zacatecas y Querétaro, llegaron a la conclusión de que fue en junio cuando salieron las 400 familias a poblar el norte de lo que hoy es la República mexicana.
Para ello, se ha programado una serie de actividades en la que se espera la asistencia de 10 mil personas en lo que será la edición 28 de la también llamada diáspora tlaxcalteca.
¿SON TRAIDORES LOS TLAXCALTECAS?
Por: Ricardo Cano Bonilla
En muchas épocas y contextos es común que la mayoría de los pueblos reproduzca fabulas o leyendas, falsas ideas que siendo infundadas se vuelven supuestas verdades incuestionables. Es común también que los gobiernos de aquellos pueblos arraiguen dogmas sobre los cuales legitiman su versión de la historia y con ello su poder sobre los mismos. Por esto, es necesario que exijamos un proceso de revisión y de transparencia, un conocimiento más claro, de una historia vista e interpretada desde diversas perspectivas “contra la historia oficial”.
En razón de los sucesos acaecidos en la época de la llamada “Conquista de México”, en la que la república de Tlaxcala por acuerdo de los ancianos representantes de los cuatro señoríos decide establecer una alianza con el ejército de Hernándo Cortés en contra del imperio Azteca, naturalmente es necesario tomar en cuenta hechos y circunstancias que prevalecían en la época referida lejos de los hechos y circunstancias del S. XX. El tlaxcalteca Alfonso Romero en su libro “lo de Tlaxcala” expone que antes de emitir cualquier juicio sobre la mencionada alianza tendríamos que cumplir la respuesta de las siguientes preguntas:
1.- ¿La nación mexicana estaba constituida como tal en aquella época? Falso
2.- ¿El imperio azteca era la república mexicana? En modo alguno
3.- ¿La antigua república de Tlaxcala era integrante en alguna forma del imperio azteca? De ninguna manera, el imperio azteca había impuesto un cerco para estrangular la economía tlaxcalteca, el imperio expansionista y bélico representaba una amenaza para el futuro de la comunidad, imposible la paz perdurable entre tlaxcaltecas y aztecas.
4.- ¿Cuáles eran las relaciones entre los tlaxcaltecas con los aztecas y con sus demás vecinos? Simplemente no eran subordinados
5.- Cuando en Cempoala se tomó la decisión de que Hernán Cortés con sus ejércitos y sus primeros aliados pasaran por Tlaxcala rumbo a Tenochtitlan en vez de hacerlo por Cholula, ¿Tuvieron los tlaxcaltecas en esto alguna intervención? Fue claro que los tlaxcaltecas no tenían mandos en esos ejércitos de don Hernándo.
6.- ¿Existía algún pacto legal o de hecho con los aztecas y que los tlaxcaltecas hayan violado? Las guerras y el cerco económico de los aztecas no representaban un pacto de lealtad.
7.- ¿El recibimiento que se le hizo a Cortés en Tlaxcala fue graciosamente amistoso al pisar tierra tlaxcalteca a semejanza del que le tributaron los aztecas a su arribo?Las batallas de los ejércitos tlaxcaltecas a cargo de Xicoténcatl Axayacátzin no son una ligera nota de los historiadores.
8.- La antigua república de Tlaxcala, en rigor de verdad ¿a quién cometió traición con su alianza? A nadie, no existió ni existe tal traición.
9.- Los demás pueblos y señoríos que se aliaron a Cortés antes y después del sitio y toma de Tenochtitlan, ¿qué papel desempeñaron? ¿No respondieron acaso a sus intereses particulares?
En conclusión, es insensato e injusto seguir cultivando un falso rencor contra los tlaxcaltecas actuales por la decisión de sus antepasados del S.XVI sin considerar si tuvieron o no motivos para tales decisiones.
PD. Sea en su gloria guerreros tlaxcaltecas nuestro esfuerzo, trabajo y nuestra fe…
By radiokao • COLUMNAS, Polaca, Ricardo Cano B. •
¿LOS TLAXCALTECAS TRAIDORES? ¿CÓMO ESTUVO LA COSA?
Iconografía de la conquista de México de principios del siglo XX
Reflexiones sobre crónicas de la conquista.
TURISTAMX, 5 febrero, 2013.- Muchas veces no ponemos atención en el hecho de que la huella del pasado también permanece vigorosa en el turismo. Baste decir que la actividad turística permite seguir en estos tiempos la huella de los que nos antecedieron, momentos que moldearon el rostro que ahora tenemos.
Un caso extraordinario para México, pero también cruento, desgarrador, inesperado, pero no modificable, fue la llegada de los españoles a tierras de Mesoamérica. Lo hicieron justamente por la costa al centro del Golfo de México, en lo que ahora son los estados de Veracruz y Tlaxcala, antes incluso de llegar al centro del territorio. Ahí están las huellas de este encuentro.
Es un hecho consumado decir que si no hubiera sido por el apoyo de los pueblos que habitaban el oriente del territorio simplemente no hubiera habido conquista. Un puñado de trescientos o cuatrocientos o seiscientos hombres barbados no hubiera podido acabar con miles de guerreros, personas que nacían, se preparaban y morían para el combate. La conquista se dio porque fue la oportunidad de los pueblos indígenas dominados por el imperio Azteca para liberarse del sometimiento. Entonces no sabían que comenzaría un nuevo tiempo en que seguirían siendo explotados.
Los mexicanos de ahora tenemos la posibilidad de seguir ese encuentro explosivo, mítico, recorriendo los sitios donde se encontraron españoles y mexicanos. Primero desde lo alto del cerro de Quiahuxtlan (frente a la playa de Villa Rica, Veracruz, a una hora de camino desde el puerto hacia el norte por la carretera costera); luego en la ciudad del Rey Gordo, Zempoala (“entre veinte aguas”, cerca de la costa del centro de Veracruz, a media hora de la conocida playa de Chachalacas); y luego en la meseta de Tlaxcala y Puebla.
Hernán Cortés arribó a costas mexicanas en la primavera de 1519, momento en que Tlaxcala era un estado militar, algo semejante a una federación, lo que le permitía a sus pueblos luchar frente a los principales opositores: los Mexicas. Los habitantes de Tlaxcala fueron el principal factor de apoyo en los hechos de la conquista europea. Miles de guerreros indígenas de la zona pelearon al lado de Cortés, incluso estuvieron en la llamada Noche Triste.
La ayuda que los tlaxcaltecas prestaron fue reconocida oficialmente por la Corona – más de manera formal que real-, y se le otorgó la cédula real del 11 de febrero de 1537. Esto implicaba que el rey Carlos V favorecía todas las condiciones y derechos para gobernarse por sí mismos, atender sus tierras y trabajarlas sin que nadie más interviniese en sus cabildos.
Lo que pasó después lo conocemos: la brecha entre indígenas y conquistadores se abrió profundamente, desgarradoramente, resultando los primeros esclavos de los recién llegados. Pero esa es otra historia.
Sigamos esta huella en nuestras crónicas de la conquista por el ahora territorio mexicano. www.turistamx.com
Los tlaxcaltecas no son traidores: Delfino
Delfino Carro recopiló información de 32 libros
de historia y de 16 revistas especializadas para
desmentir que los tlaxcaltecas fueron unos
traidores por aliarse con los españoles para
vencer a los aztecas hace 500 años
Por: José Carlos Avendaño
Delfino Carro recopiló información de 32 libros
de historia y de 16 revistas especializadas para
desmentir que los tlaxcaltecas fueron unos
traidores por aliarse con los españoles para
vencer a los aztecas hace 500 años
Una vez en los juegos nacionales que organiza el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam) escuchó que en una competencia anunciaban en el carril uno al representante de Morelos, en el carril dos al de Sonora, en el carril tres al de Tlaxcala y a lo lejos se escuchó el grito de traidor, lo cual reforzó su idea de escribir un libro para demostrar a los mexicanos que los tlaxcaltecas no son traidores por haberse aliado con los españoles en la conquista.
A partir de entonces, Delfino Carro Muñoz se dio a la tarea de recopilar información de 32 libros de historia y de 16 revistas especializadas para escribir el texto El estigma de los tlaxcaltecas (Instituto Tlaxcalteca de la Cultura, 2012), en el cual explica las razones por las que los tlaxcaltecas se aliaron con los españoles para vencer a los aztecas.
Delfino se llevó dos años para recopilar la información porque “conocí a muchas personas de fuera que siguen deshonrando a los tlaxcaltecas por la cuestión de la alianza entre los tlaxcaltecas y los españoles hace 500 años, pues todavía nos tildan de traidores y eso hay que aclararlo con investigaciones porque lastima a mis paisanos”.
Este hombre originario de Panotla ha escrito poesía y novela romántica, por lo que ahora se ha interesado por los temas históricos, sobre todo los que tienen que ver con Tlaxcala.
Estudió la Licenciatura en Legua y Literatura y una maestría en Pedagogía, por lo que las letras han sido parte de su vida desde los 15 años de edad cuando escribió su primera poesía, luego una novela biográfica e histórica… “a la mejor recibí la influencia de mis maestros de Literatura desde la secundaria”.
Considera que el libro de su autoría con mayor aceptación entre el público ha sido El estigma de los tlaxcaltecas.
En tanto que para él, los escritos que más le gustan son los de Miguel León Portilla porque fue un hombre muy sabio e inteligente, lo mismo que los libros del tlaxcalteca Alfredo Chavero, Diego Muños Camargo, “he leído a varios autores nacionales y tlaxcaltecas que abordan temas históricos”.
Delfino Carro recuerda que como parte de su labor como escritor representó a Tlaxcala en los Juegos Florales Rafael Ramírez Castañeda realizados en Guanajuato –donde ganó la Flor Natural– y en Tabasco que fueron organizados por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
En el Palacio de Bellas Artes de la ciudad de México presentó poemas de su libro Cien sonetos en flor para Tlaxcala y ha impartido conferencias y presentación de su material literario que a la fecha suman 22 títulos de narrativa y poesía.
En su más reciente obra, aclara que la traición que se le atribuye a los tlaxcaltecas en tiempos de la conquista solamente es un mito.
El escritor afirma categórico sobre esta clasificación que es “una gran mentira” que los tlaxcaltecas hayan traicionado a la patria y por ello exhorta a quienes piensan eso a que se adentren a la historia para conocer realmente a este pueblo.
Cita a Diego Muñoz Camargo, quien escribió que los tlaxcaltecas estuvieron sitiados por los aztecas de 1455 – fecha en que iniciaron las guerras floridas– a 1515 (60 años). Además, les prohibieron a los tributarios que les vendieran productos de primera necesidad. También ordenaron a otros pueblos que acabaran con ellos, sin que tuvieran éxito.
También menciona que mientras los aztecas mandaban regalos a los españoles al desembarcar en tierras americanas, con la finalidad de persuadirlos y no avanzaran a Culúa, los tlaxcaltecas les negaron el paso y tuvieron que librar sangrientos combates con ellos. Después decidieron recibirlos amistosamente.
Aclara en su obra que en la época que gobernó Moctezuma II al pueblo azteca no existía división política en México, sino que había señoríos, provincias y territorios, pero los mexicas nunca pudieron someter a los tlaxcaltecas.
Así que concluye: debe aclararse que la república de Tlaxcala no cometió traición a nadie… no era sólo Tlaxcala la que preparaba la venganza contra los mexicas, eran todos los pueblos que habían dado todo su contingente para las aras del dios de la guerra, Huitzilopochtli”.
Manifiesto de la era Tlaxcalteca
Desde Tlaxcala se Declara el fin de la era Maya
El devenir de la humanidad manifiesto en los últimos cálculos, de quienes anunciaron el fin de un ciclo el 21 de diciembre de este 2012, sin duda intriga y mueve al pensamiento contemporáneo de los descendientes de diversas culturas en todo el orbe.
Hoy me refiero a unos en particular: Los tlaxcaltecas.
Para quienes la vida cambió con la llegada de Hernán Cortés de la mano de una enigmática dama que pasó a la historia como “La Malinche”.
Muchas increíbles vicisitudes hemos tenido que pasar desde entonces.
Desde reconocer el sabor de la victoria en la lucha contra todo adversario, hasta sufrir el estigma que recae en el vencedor por parte de muchos derrotados.
Los más primeros llegaron a fundar Cacaxtla y Xochitécatl. Después el cuarteto de los Señoríos dio vida al primer gobierno republicano de toda la América. Mostraron inteligencia superior en esos tiempos pretéritos, aún y a pesar de los malandros, agresivos e imperialistas mexicas.
Resplandor Perenne
Hoy, en el ingreso a una nueva era trascendente, algunos dirigentes dignos del pueblo tlaxcalteca recibieron la estafeta en este fin del mundo maya, recibiendo las enseñanzas no sólo de los mayas, incluso de otras culturas que desde diversas latitudes observan extrañadas y aún sin comprender del todo a pesar de la ciencia, estos ceremoniales que siempre incluyeron un misticismo cargado de energías; incluso celestiales.
Hoy de cara al tercer milenio y con casi 600 años de de transitar otro tramo en la línea del tiempo, es menester reconocer que a pesar de vivir en la victoria permanente; el conservar el título de guerreros invencibles, hoy día tendrá que costar mucho más sangre, sudor y lágrimas.
El maltrato regional, nacional e internacional que sufre la raza tlaxcalteca por razones históricas que ya han tratado de explicar voces más doctas o prudentes, ha llegado a un punto de quiebre, en el que el ninguneo a nuestro pueblo culto, inteligente, valeroso, astuto, audaz y trabajador ha agotado nuestra paciencia.
Por todo ello, hoy declaramos que el pueblo de Tlaxcala encabezado por sus dignos líderes velará y defenderá los derechos de todos sus hijos que se sientan orgullosos de serlo y que vean trastocadas sus garantías que como ciudadanos pobladores de la región, el país y el mundo, se han ganado.
Y aún hay más: declaramos que no descansaremos hasta que se dignifique el papel de los tlaxcaltecas en la historia más reciente, que hoy afrenta ofende y divide a un pueblo orgulloso de sus raíces, de su filosofía y su visión cosmogónica de cara a un mundo convulsionado por la destructora acción de las demás razas del mundo.
Hoy declaramos que el fin de este ciclo no nos tomará desprevenidos para comenzar las tareas pendientes a favor de quienes descendiendo de la estirpe tlaxcalteca, viven fuera de esta Invencible República.
Declaramos también que la conciencia que buscamos sacudir, en este tramo que nos toca vivir, resultará en un nuevo amanecer, un despertar de la alegría por vivir verdaderamente, mejor aún que hasta este 21 de diciembre.
A pesar de ser una raza invencible por los hombres, pero a merced del sol y del planeta, tenemos la conciencia tranquila por haber transitado en la historia de la humanidad con paso firme y gallardo. Sin prisa, pero sin pausa. Una conciencia verdadera que nos permite seguir andando los caminos que nos quedan por recorrer. Fundando nuevas ciudades, transmitiendo cultura, regando la esperanza de nuestros más primeros; esperanza más renovada que nos acompaña desde que Camaxtli vive un especial idilio sincrético con nuestra vírgenes de Ocotlán y la Defensa, quienes bendicen a todos los descendientes guerreros de estas nobles tierras que nunca han sido de mujeres y hombres mansos.
Parte de Guerra del fin de la era Maya
Es por ello que hoy nos complace participar que el 21 de diciembre con toda la solemnidad del caso, en el corazón de esta siempre Heroica Ciudad, en todo lo alto del Portal CHico, se llevó a cabo la Ceremonia de la Entrega del Fuego Resplandeciente de los Mayas a los Tlaxcaltecas.
Bienvenidos todos a la Nueva Era Tlaxcalteca.
Historia prehispánica de Tlaxcala
Los tlaxcaltecas son un pueblo indígena que habita el estado de Tlaxcala, México.
En 1290 comienza su historia. Estructurados como federación, los tlaxcaltecas elegían a su líder supremo y emprendían las campañas de común acuerdo. El hecho de que jamás fueron sometidos por los mexicas les llevó a estar rodeado de pueblos vasallos de los aztecas, lo que les impedía comerciar con libertad.
Gracias a concertaciones políticas y tratos con los aztecas, lograron preservar su autonomía y llevar a buen término el florecimiento de las artes.
A la llegada de los españoles en 1519, los tlaxcaltecas, al frente de Xicohtencatl, enfrentaron a los conquistadores de Hernán Cortés.
Orígenes
Los primeros moradores
En el centro de México destacaron los grandes valles del altiplano: el de México y el poblano-tlaxcalteca. En el valle poblano-tlaxcalteca aproximadamente en 1800 a. C. había grupos agricultores que trabajaban en forma familiar, cultivando maíz, fríjol, chile y calabaza, tomate que completaban su dieta con los productos de caza y recolección. Habitaban aldeas permanentes formadas por chozas. Tenían comunicación con la gente del valle de Tehuacán y el golfo de México, con la que llegaron a mezclarse.
Años posteriores la población tlaxcalteca aumentó y en consecuencia el número de aldeas, muchas de las cuales al extenderse se convirtieron en villas. Los tlaxcaltecas producían con la cooperación de toda la familia; regaban sus cultivos utilizando canales, tenían hornos para cocer cerámica, pequeñas plataformas para celebrar sus ceremonias religiosas y rendían culto al dios del fuego Huehueteotl.
A medida que el tiempo transcurría la población aumentó hasta que se formaron pueblos. Surgieron construcciones residenciales, se elevaron estelas y sarcófagos de piedra, y cada vez se rendía culto a un mayor número de deidades. Allí los sacerdotes fueron adquiriendo más y más importancia y llegaron a dominar a la población, empezando así a construirse centros ceremoniales.
Se cree que entre los años 200 a. C. y 700, la civilización mesoamericana alcanzo su máximo esplendor, y si antes la gente vivía en comunidades agrícolas y en pueblos sin ninguna planeación, ahora se construían grandes ciudades planificadas. Aumento más la población y se incrementaron el comercio y la actividad agrícola.
Los sacerdotes gobernaban y se encargaban de impulsar la cultura. Fueron ellos quienes lograron que la agricultura, la escultura y la pintura alcanzaran su apogeo y que realizaran notables progresos en escritura figurativa, matemáticas y astronomía, por lo que se ha llamado a esta etapa periodo teocrático.
Vista sobre el Gran Basamento de Cacaxtla.
Teotihuacan estuvo a la cabeza de las ciudades teocráticas mesoamericanas y su caída marco el fin de este periodo. EnTlaxcala son dos las fases que corresponden al periodo teocrático. En la primera, se experimentó un auge cultural. Desaparecieron las aldeas dispersas y la población se concentró en centro urbanos que contaban con plazas, calles, centros ceremoniales, tumbas. No obstante ser una gran cultura local, poco a poco comenzó a decaer por que la mayoría de sus artesanos y muchas personas importantes se fueron a vivir a Teotihuacan, atraídos por la prosperidad y el trabajo que había en esa gran ciudad religiosa y cultural. Hubo entonces, en la siguiente fase, un mayor auge en la agricultura y reinó una relativa paz en el centro de Tlaxcala. En otros puntos de la región no ocurría igual, y sobre todo en la región de Nativitas, donde la invasión de los olmecas-xicalancas ocasionó intranquilidad y luchas por el poder y la tierra. Los olmeca-xicalancas, provenientes de la costa, eran mercaderes que controlaban las mercancías procedentes del Golfo de México y del sureste. Se establecieron en Tlaxcala sin encontrar ninguna resistencia porque la zona que eligieron se hallaba despoblada. Su capital se situó en la fortificación de Cacaxtla, en lo alto de un cerro, donde se han descubierto pirámides muy importantes y pinturas que testimonian sobre las luchas que libraron con otros grupos. También fueron dueños de pequeñas ciudades-fortalezas alrededor de su capital, como Xochitécatl y otras en el área de Calpulalpan, situadas al norte del estado.
Véase también: Cacaxtla
En esa época los olmeca-xicolancas tomaron Cholula y dominaron la altiplanicie poblano-tlaxcalteca. A partir de entonces, sucedieron en la Tlaxcala prehispánica diversos cambios políticos.
Entre los años 700 y 1100, algunos grupos de toltecas integrantes de otra gran cultura de Mesoamérica, cuyo auge fue posterior a la teotihuocana se establecieron en Cholula, en Tlaxcala y en sus alrededores.
Esos grupos toltecas vivieron esclavizados por los olmeca-xicalancas hasta que, con ayuda de los otomíes, no sólo se emanciparon, sino que los vencieron. Como pago o sus servicios, los otomíes recibieron tierras en el sur de la actual ciudad de Puebla, donde fundaron los señoríos de Cuauhtinchan y Totonihuacan a principios del siglo XIV. Parte de estos otomíes llegaron a territorio tlaxcalteca y se establecieron principalmente en Atlangatepec, Hueyotlipan, Tecoac, Huamantla, Atlihuetzía y Xaltocan. Uno de sus grupos, muy influidos por los huastecos, ocupó el centro-norte del estado, dando origen a la cultura Tlaxco.
Origen de los señoríos de Tlaxcala
De 1290 a 1519 tuvo lugar la invasión del grupo teochichimeca-tlaxcalteca o texcalteca, una de las siete tribus nahuatlacas que había salido de Chicomoztoc, o lugar de las siete cuevas, hacia el valle de México donde, según narran las crónicas, fundaron Poyauhtlán en el año 2 pedernal (1290), a orillas del lago de Texcoco. Llevaban una existencia primitiva y vivieron en cuevas hasta que otros grupos los obligaron a emigrar. Peregrinaron entonces por el Popocatépetl y Huexotzinco y llegaron finalmente a lo región ahora llamada Tlaxcala. Allí se apoderaron de la sierra de Tepeticpac, y con el tiempo la llamaron Tlaxcallan, A esa ciudad en especial se le tomó mucho significado por su importantes avances en la astronomía. Ya que si eran, nomadas en busca de un territorio fértil, con grandes planicies para su asentamiento, rendían culto a las estrellas por considerarlos «entes» divinos. Un asentamiento muy importante fue el de la ciudad de Cacaxtla, que es relevante por sus pinturas rupestres, aun conservadas y muy visitadas.fueron hechas por cazadores que registraban sus hazañas dentro de su actividad, los llamados «Tlachis» o «Tlachiqueros».
Jeroglífico de Tlaxcallan
En el año 5 pedernal (1348), los teochichimecas, guiados por su dios Camaxtli, y conducidos por su caudillo Culhuatecuhtli (quien expulsó de la región a los últimos olmeca-xicalancas y toltecas), se convirtieron en señores poderosos, hicieron la paz con sus vecinos y se dedicaron tranquilamente a poblar esas tierras. Comenzó entonces la vida social y política de la nación tlaxcalteca y se fundó el primer señorío deTepeticpac, con un solo señor como jefe; el mismo Culhuatecuhtli. Este le cedió a su hermano menor, Teyohualminqui o Teyohuaymiqui, buena parte de la provincia de Tlaxcallan, con lo cual se fundó después de 1384 el segundo señorío de Ocotelulco, mayor y más importante que el primero.
La creación del tercer señorío ocurrió de la siguiente manera: los de Cholula dieron muerte al señor de Ocotelulco y se apoderaron de sus tierras. Algunos de los vencidos huyeron y fundaron Tizatlán, que con el tiempo, llegó a competir en grandeza y prosperidad con los otros dos señoríos.
El cuarto señorío, Quiahuiztlán, se fundó con otro grupo de teochichimecas que llegó al valle de México en el Siglo XIV, pues Culhuatecuhtli les había prometido tierras para que se establecieran en Tlaxcallan.
Cada uno de los cuatro señoríos tenía su propio territorio y su propio gobierno. Aliados, formaron la confederación de Tlaxcala por medio de sus jefes, que los representaban y decidían los asuntos comunes a toda la provincia, en una especie de consejo. Esta confederación presentaba una organización parecida a la “República de Tlaxcallan” porque, aunque no existieran entonces instituciones republicanas, cada señorío era autónomo.
Índice
- 1 Orígenes
- 2 Organización económica de la época colonial
- 3 Política
- 4 Cultura
- 5 Véase también
- 6 Enlaces externos
Enlaces:
http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/estados/libros/tlaxcala/html/sec_35.html