Un cuento cada día
Cuentos No. 16, 17 y 18.
Cuento No. 16.

EL SENDERO DEL MAGO
Deepak Chopra
El más puro de los caballeros que sirvió a Arturo fue Galahad, a pesar de tener en común con el rey el hecho de haber sido concebido fuera del matrimonio.
Aunque el hecho de que Galahad fuese hijo natural de Lancelot, no conllevaba estigma alguno, cuando llego el día en que debía convertirse en paladín de una dama de la corte, el rey Arturo se opuso y manifestó su descontento.
– «No permitiré que seas el paladín de ninguna dama noble», declaró Arturo.
Galahad se ruborizó y tartamudeó:- «Pero mi señor, todo caballero debe servir a una dama para demostrarle la pureza de su amor».
«¿Qué sabes tu del amor?» Preguntó Arturo de una manera tan incisiva que Galahad se ruborizó todavía más intensamente. «Si estás tan ansioso de luchar por una dama, te presentaré a tres para que escojas».
El rey mandó llamar inmediatamente a Margaret, una vieja lavandera de cabello cano y con verrugas en la nariz. «¿Le servirás a ella por amor, gentil caballero?, -le preguntó Arturo. La confusión de Galahad fue enorme. «No comprendo mi señor» murmuró.
Arturo lo miró fijamente he hizo salir a la mujer. «Traigan a otra», ordenó. Esta vez trajeron a una niña recién nacida. «Si Margaret te pareció demasiado vieja y fea, entonces ¿Qué piensas de esta dama? Es de noble cuna y no puedes negar su hermosura». Aunque no había duda de que la niña era muy hermosa, la confusión de Galahad, iba en aumento. Sacudió la cabeza.
«Este amor del que hablas es un amor difícil de complacer» dijo Arturo. Mandó llamar a una tercera dama, y esta vez entró Arabela, una preciosa niña de doce años. Galahad la miró y trato de reprimir la ira. «Mi señor, es apenas una jovencita y mi media hermana», dijo.
«Pediste una dama a la cual servir» dijo Arturo, «y he sido lo bastante generoso como para presentarte a tres. Ahora debes decidir».
Galahad, estaba aturdido. «¿Por qué te burlas de mí, de ese modo?», preguntó.
Arturo hizo un gesto con la mano, y en pocos minutos, salió todo el mundo del gran salón y ellos dos quedaron solos. «No me burlo de ti», le dijo. «Trato de mostrarte algo que aprendí de mi maestro Merlín».
Galahad alzó los ojos y vio que el ceño de Arturo se había suavizado. «Mis caballeros dicen servir a sus damas por amor», prosiguió el rey, «y, a pesar de sus votos de amar castamente, la mayoría de las veces sienten pasión por aquellas a quienes sirven, ¿no es verdad?, Galahad asintió. «Y cuanto más grande es su pasión por las damas, mayor es su celo de servirles, ¿verdad?, preguntó Arturo. El joven caballero asintió de nuevo. «Merlín me enseñó otra forma de amar», dijo Arturo. «Piensa en la anciana, en la niña recién nacida y en la jovencita que es tu hermana. Todas ellas son manifestaciones de lo femenino, y en la medida en que esas formas cambian, lo que llamas amor, cambia con ellas. Cuando dices que estás enamorado, lo que realmente estás diciendo es que has satisfecho una imagen que llevas dentro.
«Así es como comienza el apego, con la inclinación por una imagen. Podrías afirmar que amas a una mujer, pero si ella llegara a traicionarte con otro hombre, tu amor se trocaría en odio. ¿Por qué? Porque tu imagen interior ha sido mancillada y, puesto que ésa era la imagen que amabas, el hecho de que haya sido traicionada, te provoca ira».
«¿Qué puedo hacer al respecto?», preguntó Galahad. «Mira más allá de tus emociones, las cuales cambiarán constantemente y pregúntate que hay detrás de la imagen. Las imágenes son fantasías que existen para protegernos de algo que no deseamos enfrentar. En este caso se trata del vacío. A falta de amor por ti mismo, creas una imagen para tapar el vacío. De allí, el intenso dolor que causa un rechazo o una traición en el amor, porque deja expuesta la herida abierta de tu propia necesidad».
«El amor, es considerado como algo muy hermoso y elevado», se lamentó
Galahad, «no obstante, tú lo haces sonar como algo horrible».
Arturo sonrió. «Lo que suele considerarse amor, puede tener consecuencias terribles, pero ese no es el final de la historia. El amor tiene un secreto. Merlín me lo contó hace muchos años, como yo te lo confío ahora: Cuando puedas amar a una anciana, a una niña y a una jovencita de la misma manera, serás libre para amar más allá de la forma. Entonces se desatará dentro de ti la esencia del amor, que es una fuerza universal. Y dejarás de sentir apego -el llamado silencioso, al cual obedece el amor».
http://www.rincondelpoeta.com.ar/cuento_elsenderodelmago.htm

Cuento No. 17.
El Elefante Encadenado.

Recuentos para Demián
Jorge Bucay
Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante.
Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado.
Hice entonces la pregunta obvia:
-Si está amaestrado, por qué lo encadenan?
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.
Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca…y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca desde que era muy, muy pequeño.
Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.
Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo.
La estaca era ciertamente muy fuerte para él.
Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía…
Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.
Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree, pobre, que NO PUEDE.
Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer.
Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.
Jamás…jamás…intentó poner a prueba su fuerza otra vez…
http://www.rincondelpoeta.com.ar/cuento_elefantencadenado.htm
Cuento No. 18.
Para la cátedra de Literatura
Eduardo Galeano
Enrique Buenaventura estaba bebiendo ron en una taberna de Cali, cuando un desconocido se
acercó a la mesa. El hombre se presentó, era de oficio albañil, a sus órdenes, para servirlo:
-Necesito que me escriba una carta. Una carta de amor.
¿Yo?
Me han dicho que usted puede.
Enrique no era especialista, pero hinchó el pecho. El albañil aclaró que él no era analfabeto:
Yo puedo escribir. Pero una carta así, no puedo.
Enrique no era especialista, pero hinchó el pecho. El albañil aclaró que él no era analfabeto:
Yo puedo escribir. Pero una carta así, no puedo.
¿Y para quién es la carta?
Para… ella.
¿Y usted qué quiere decirle?
Si lo sé, no le pido.
Enrique se rascó la cabeza.
Esa noche, puso manos a la obra.
Al día siguiente, el albañil leyó la carta:
Eso dijo, y le brillaron los ojos. Eso era. Pero yo no sabía que era eso lo que yo quería decir.
http://www.rincondelpoeta.com.ar/cuento_catedradeliteratura.htm
Tomados del blog “Rincón del Poeta” conwhttp://ww.rindelpoeta.com.ar.
Una biblioteca de Cuentos: https://jestoryas.wordpress.com/2017/09/12/una-biblioteca-de-cuentos/
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