“Si se entera, me mata”

Por Carolina Vásquez Araya Cuando las relaciones están teñidas de miedo, cuando el “otro” es tu peor enemigo. ¡Cuántas veces escuché esa frase, pronunciada al pasar…! “Si él se entera, me mata”. Casual como si el hecho de una amenaza de ese calibre formara parte de la rutina cotidiana, millones de mujeres en el mundo […]

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CAROLINA VÁSQUEZ ARAYAOPINIÓN,  Date: febrero 26, 2018

“Si se entera, me mata”

Por Carolina Vásquez Araya

Cuando las relaciones están teñidas de miedo, cuando el “otro” es tu peor enemigo.

¡Cuántas veces escuché esa frase, pronunciada al pasar…! “Si él se entera, me mata”. Casual como si el hecho de una amenaza de ese calibre formara parte de la rutina cotidiana, millones de mujeres en el mundo viven bajo la sombra de una dictadura conyugal considerada por muchas personas –hombres y mujeres- como parte de una realidad inevitable, avalada por la costumbre. Expresiones similares aparecen cuando se platica con profesionales de la salud, acostumbrados a ver casos de mujeres impedidas de utilizar métodos de control para evitar embarazos no deseados porque sus parejas lo prohíben, o aquellas deseosas de continuar con su educación pero impedidas de hacerlo porque su potencial independencia económica significaría un desafío contra la autoridad del marido.

No me refiero al siglo diecinueve sino a estos tiempos, tan restrictivos para la mujer como aquellos. Por supuesto, hay avances y muchas compuertas han caído bajo la presión feminista, pero muchas también se resisten a caer. Como por ejemplo, el derecho de las mujeres a una educación plena y de calidad, no solo en temas de salud sexual y reproductiva sino en todos los campos del saber. Las restricciones impuestas para impedir la educación de niñas y adolescentes para condenarlas a una vida de servidumbre se mantienen idénticas a las reinantes durante la época de la Colonia. De hecho, Guatemala aún conserva esos lejanos modelos de vida en muchos aspectos, casi todos ellos en detrimento de la calidad de vida de quienes por ser menos privilegiados se ven obligados a servir a otros, en condiciones de explotación.

De este sistema injusto derivan prejuicios de una injusticia intolerable para la mayoría de mujeres, cuya vida depende de decisiones tomadas dentro de un pensamiento patriarcal que las relega a la categoría de objetos para reproducción, servicio doméstico (en todos los círculos sociales, sin excepción), decoración y entretenimiento. Los parámetros de la sexualidad femenina han sido marcados por hombres acostumbrados a mandar porque asumen que las mujeres están supuestas a obedecer. De hecho, esta “orden suprema” persiste en las ceremonias del matrimonio religioso.

En este marco en extremo conservador se inserta uno de los debates más intensos: el derecho al aborto. Un tema de enorme trascendencia para millones de mujeres alrededor del mundo, cuyos avances en términos de legislación han costado tiempo, vidas humanas, campañas intensas de uno y otro lado del espectro, pero también el ejercicio constante de analizar con visión humanitaria y perspectiva social el drama cotidiano de mujeres enfrentadas a un embarazo no deseado.

El aborto representa no solo una ruptura de los mandatos de las doctrinas religiosas más extendidas en el mundo, sino una especie de amenaza a la autoridad patriarcal, uno de cuyos pilares es su capacidad reproductiva. De ahí el comentario de una mujer ante la pregunta de un profesional de la salud sobre por qué no usaba anticonceptivos: “Si él se entera, me mata”. En esta especie de orden suprema, mezcla de mandato divino con potencia del instinto reproductivo, las mujeres constituyen el centro de la atención y de las prohibiciones desde todos los ámbitos.

Este poder restrictivo de enorme fuerza social ha representado un enorme obstáculo para que la mujer posea el control absoluto sobre su cuerpo y sus decisiones en términos de concepción y maternidad. En esta lucha y en un mundo que no cesa de agredirlas sexualmente, las niñas, adolescentes y mujeres adultas siguen estando en el último lugar de la lista del goce irrestricto de sus derechos humanos. Es hora de avanzar.

Un mundo restrictivo contra los derechos de las mujeres, un mundo anclado en el pasado.

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Una especie loca — Las crónicas del Otro Mundo

Siempre pensé que el desarrollo tecnológico debía ser entendido en el sentido del cambio, en el logro de diferentes estados que conlleven un cierto bienestar para la sociedad, no la de crear nuevas y más viscerales formas de dependencia que nos conduzcan sin remedio hacia una : el individuo de a pie siempre estará […]

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Una especie loca — Las crónicas del Otro Mundo

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Siempre pensé que el desarrollo tecnológico debía ser entendido en el sentido del cambio, en el logro de diferentes estados que conlleven un cierto bienestar para la sociedad, no la de crear nuevas y más viscerales formas de dependencia que nos conduzcan sin remedio hacia una <<libertad artificial>>: el individuo de a pie siempre estará indefenso ante aquello que no comprende, aquello que sin saber muy bien para qué sirve, ha terminado convirtiéndose en una necesidad.

Creo que el siguiente cuento puede ayudarnos a entender mejor esta difícil tesitura en la que nos encontramos:

<<Érase un caballo que, teniendo por enemigo a un poderoso y peligroso lobo, vivía en constante temor por su vida. Llegó a estar tan desesperado que se le ocurrió buscarse un aliado poderoso. Por tanto, se acercó a un hombre y le ofreció una alianza, indicando que el lobo era asimismo enemigo de los humanos. El hombre aceptó la asociación inmediatamente y se ofreció para matar al lobo si su nuevo socio cooperaba poniendo a disposición del hombre toda su velocidad. El caballo estaba dispuesto, y permitió que el hombre le colocara la silla y el bocado. El hombre montó, persiguió al lobo y lo mató.

>>El caballo, alegre y aliviado, dio las gracias al hombre y dijo: “Ahora que nuestro enemigo está muerto, quítame la silla y el bocado y devuélveme la libertad.”

>>Entonces el hombre se echó a reír a carcajadas y contestó: “Vete al infierno. ¡Al galope!”, y lo espoleó con todas sus fuerzas>>

Asimov, Isaac. Fundación.

Tal vez para poder verlo desde el punto de vista adecuado, nos toca renunciar al papel de humano por unos segundos y meternos en la piel del sometido equino. Ahora, viéndolo desde esta perspectiva, cada uno podrá identificar con facilidad a quién representa el humano en su particular relato (qué o quién supone esa pesada carga de la cual no podemos liberarnos y con la que tenemos que cargar sin saber muy bien por qué o para qué), pero eso nos llevaría a hacer un uso excesivo del relato de Asimov, y para esta entrada simplemente he querido utilizarla para representar esa dependencia que la mayoría de nosotros sufrimos con las nuevas tecnologías. El lobo, como espíritu salvaje, vendría a ser la expresión licantrópica de nuestros miedos más ancestrales, de nuestras necesidades primordiales: la necesidad de reconocimiento, de aceptación, de inclusión en el grupo, con las que las redes sociales parecen satisfacernos de manera holgada.

En el momento en el que las nuevas tecnologías —el hombre en la historia— entraron en nuestra vida, en el momento en el que aceptamos que nos pusieran el bocado y la silla de montar, en el momento en el que vimos cómo nuestro viejo enemigo el lobo era exterminado por el propio ser humano que sosteníamos en nuestro lomo, ya nunca más volvimos a ser los mismos, haciéndonos totalmente dependientes de nuestro nuevo y descarnado dueño. Hoy en día, nadie recuerda cómo era la vida antes de la llegada de los smartphones, ni cómo conseguíamos comunicarnos entre nosotros y hacer planes sin necesidad de aplicaciones como Whatsapp, Facebook, Instagram, Snapchat, etc.

En cierta manera, la aceleración tecnológica que estamos sufriendo en esta última década está haciendo que esa dualidad entre jinete y caballo, esa dependencia del uno con respecto al otro, puesto que no hemos de olvidar que la tecnología también nos necesita —al menos por ahora—, al igual que el jinete necesita de su caballo para cabalgar, está consiguiendo fusionar ambos actores en una especie de centauro biónico cuya cabeza pensante terminará siendo de silicio o de nanotubos de carbono: una nueva especie mucho más loca y disparatada que la anterior.

Manifiesto 8M

Benditas Mujeres; firme y decidido a luchar del brazo de todas ellas, por el empoderamiento de las Mujeres en todos los ámbitos de la sociedad. Me declaro Feminista.
Jesús Torres Navarro.

Manifiesto 8M

 ANDO Sataute

JUNTAS SOMOS MÁS. Cada 8 de Marzo celebramos la alianza entre mujeres para defender nuestros derechos conquistados. Fue la unión de muchas mujeres en el mundo, la que consiguió grandes victorias para todas nosotras y nos trajo derechos que poseemos hoy. Nos precede una larga genealogía de mujeres activistas, sufragistas  y sindicalistas. Las que trajeron la Segunda República, las que lucharon en la Guerra Civil, las que combatieron al colonialismo y las que fueron parte las luchas anti-imperialistas. Sin embargo, sabemos que aún no es suficiente: queda mucho por hacer y nosotras seguimos luchando.

La sororidad es nuestra arma; es la acción multitudinaria la que nos permite seguir avanzando. La fecha del 8 de marzo es nuestra, internacional y reivindicativa. 
Hoy, 8 de Marzo, las mujeres de todo el mundo estamos convocadas a la HUELGA FEMINISTA.

Nuestra identidad es múltiple, somos diversas. Vivimos en el entorno rural y en el entorno urbano, trabajamos en el ámbito laboral y en el de los cuidados. Somos payas, gitanas, migradas y racializadas. Nuestras edades son todas y nos sabemos lesbianas, trans, bisexuales, inter, queer, hetero… Somos las que no están: somos las asesinadas, somos las presas. Somos TODAS. Juntas hoy paramos el mundo y gritamos: ¡BASTA! ante todas las violencias que nos atraviesan.

¡BASTA! de agresiones, humillaciones, marginaciones o exclusiones. Exigimos que el Pacto de Estado contra las violencias machistas –por lo demás insuficiente– se dote de recursos y medios para el desarrollo de políticas reales y efectivas que ayuden a conseguir una sociedad libre de violencias contra las mujeres y niñas. Denunciamos la represión a quienes encabezan la lucha por los derechos sociales y reproductivos.¡BASTA! De violencias machistas, cotidianas e invisibilizadas, que vivimos las mujeres sea cual sea nuestra edad y condición. QUEREMOS poder movernos en libertad por todos los espacios y a todas horas. Señalamos y denunciamos la violencia sexual como expresión paradigmática de la apropiación patriarcal de nuestro cuerpo, que afecta de modo aún más marcado a mujeres en situación de vulnerabilidad como mujeres migradas y trabajadoras domésticas. Es urgente que nuestra reivindicación Ni una menos sea una realidad.

¡BASTA! De opresión por nuestras orientaciones e identidades sexuales! Denunciamos la LGTBIfobia social, institucional y laboral que sufrimos muchas de nosotras, como otra forma de violencia machista. Somos mujeres y somos diversas.

¡MUJERES LIBRES, EN TERRITORIOS LIBRES!

Somos las que reproducen la vida. El trabajo doméstico y de cuidados que hacemos las mujeres es imprescindible para el sostenimiento de la vida. Que mayoritariamente sea gratuito o esté devaluado es una trampa en el desarrollo del capitalismo. Hoy, con la huelga de cuidados en la familia y la sociedad, damos visibilidad a un trabajo que nadie quiere reconocer, ya sea en la casa, mal pagado o como economía sumergida. Reivindicamos que el trabajo de cuidados sea reconocido como un bien social de primer orden, y exigimos la redistribución de este tipo de tareas.

Hoy reivindicamos una sociedad libre de opresiones, de explotación y violencias machistas. Llamamos a la rebeldía y a la lucha ante la alianza entre el patriarcado y el capitalismo que nos quiere dóciles, sumisas y calladas.

No aceptamos estar sometidas a peores condiciones laborales, ni cobrar menos que los hombres por el mismo trabajo. Por eso, hoy también hacemos huelga laboral.

Huelga contra los techos de cristal y la precariedad laboral, porque los trabajos a los que logramos acceder están marcados por la temporalidad, la incertidumbre, los bajos salarios y las jornadas parciales no deseadas. Nosotras engrosamos las listas del paro. Muchos de los trabajos que realizamos no poseen garantías o no están regulados. Y cuando algunas de nosotras tenemos mejores trabajos, nos encontramos con que los puestos de mayor salario y responsabilidad están copados por hombres. La empresa privada, la pública, las instituciones y la política son reproductoras de la brecha de género.

¡BASTA! de discriminación salarial por el hecho de ser mujeres, de menosprecio y de acoso sexual en el ámbito laboral.

Denunciamos que ser mujer sea la principal causa de pobreza y que se nos castigue por nuestra diversidad. La precariedad se agrava para muchas de nosotras por tener mayor edad, ser migrada y estar racializadas, por tener diversidad funcional o una imagen alejada de la normatividad. Reivindicamos que nuestra situación laboral nos permita desarrollar un proyecto vital con dignidad y autonomía; y que el empleo se adapte a las necesidades de la vida:  el embarazo o los cuidados no pueden ser objeto de despido ni de marginación laboral, ni deben menoscabar nuestras expectativas personales ni profesionales.

Exigimos también las pensiones que nos hemos ganado. No más pensiones de miseria, que nos obligan a sufrir pobreza en la vejez. Pedimos la cotitularidad de las pensiones y que el tiempo dedicado a tareas de cuidado, o que hemos desarrollado en el campo, sea reconocido en el cálculo de las pensiones al igual que el trabajo laboral y luchamos  por  la ratificación del convenio 189 de la OIT que regula el trabajo doméstico.

Gritamos bien fuerte contra el neoliberalismo salvaje que se impone como pensamiento único a nivel mundial y que destroza nuestro planeta y nuestras vidas. Las mujeres tenemos un papel primordial en la lucha contra del cambio climático y en la preservación de la biodiversidad. Por eso, apostamos decididamente por la soberanía alimentaria de los pueblos. Apoyamos el trabajo de muchas compañeras que ponen en riesgo su vida por defender el territorio y sus cultivos. Exigimos que la defensa de la vida se sitúe en el centro de la economía y de la política.

Exigimos ser protagonistas de nuestras vidas, de nuestra salud y de nuestros cuerpos, sin ningún tipo de presión estética. Nuestros cuerpos no son mercadería ni objeto, y por eso, también hacemos huelga de consumo. ¡Basta ya de ser utilizadas como reclamo!

Exigimos también la despatologización de nuestras vidas, nuestras emociones, nuestras circunstancias: la medicalización responde a intereses de grandes empresas, no a nuestra salud. ¡Basta de considerar nuestros procesos de vida como enfermedades!

La educación es la etapa principal en la que construimos nuestras identidades sexuales y de género y por ello las estudiantes, las maestras, la comunidad educativa y todo el movimiento feminista exigimos nuestro derecho a una educación pública, laica y feminista. Libre de valores heteropatriarcales desde los primeros tramos educativos, en los que las profesoras somos mayoría, hasta la universidad. Reivindicamos también nuestro derecho a una formación afectivo-sexual que nos enseñe en la diversidad, sin miedos, sin complejos, sin reducirnos a meros objetos y que no permita una sola agresión machista ni LGTBIfóbica en las aulas.

Exigimos un avance en la coeducación en todos los ámbitos y espacios de formación y una educación que no relegue nuestra historia a los márgenes de los libros de texto; y en la que  la perspectiva de género se transversal a todas las disciplinas. ¡No somos una excepción, somos una constante que ha sido callada!

¡VIVAN LA HUELGA DE CUIDADOS, DE CONSUMO, LABORAL Y EDUCATIVA!
¡VIVA LA HUELGA FEMINISTA!

Ninguna mujer es ilegal. Decimos ¡BASTA! al racismo y la exclusión. Gritamos bien alto: ¡No a las guerras y a la fabricación de material bélico! Las guerras son producto y extensión del patriarcado y del capitalismo para el control de los territorios y de las personas. La consecuencia directa de las guerras son millares de mujeres refugiadas por todo el mundo, mujeres que estamos siendo victimizadas, olvidadas y violentadas. Exigimos la acogida de todas las personas migradas, sea por el motivo que sea. ¡Somos mujeres libres en territorios libres!

Denunciamos los recortes presupuestarios en los sectores que más afectan a las mujeres: el sistema de salud, los servicios sociales y la educación.

Denunciamos la corrupción como un factor agravante de la crisis.

Denunciamos la justicia patriarcal que no nos considera sujetas de pleno derecho.

Denunciamos la grave represión y recortes de derechos que estamos sufriendo.

Exigimos plena igualdad de derechos y condiciones de vida, y la total aceptación de nuestra diversidad.

¡NOS QUEREMOS LIBRES, NOS QUEREMOS VIVAS, FEMINISTAS, COMBATIVAS Y REBELDES!
Hoy, la huelga feminista no se acaba:

¡SEGUIREMOS HASTA CONSEGUIR EL MUNDO QUE QUEREMOS!

FUENTE: 

www.hacialahuelgafeminista.org

*sororidad:  definida como la relación de hermandad y solidaridad entre las mujeres para crear redes de apoyo que empujen cambios sociales, para lograr la igualdad.

Enlace a la publicación original: 

https://wordpress.com/read/blogs/71551685/posts/7068

 

 

 

 

 

Prostitución: abolición versus regularización.

Benditas Mujeres; firme y decidido a luchar del brazo de todas ellas, por el empoderamiento de las Mujeres en todos los ámbitos de la sociedad. Me declaro Feminista.

Jesús Torres Navarro.

 LoliLopesino

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Prostitución: abolición versus regularización.

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“Si el punto de partida, tras estudiar la prostitución y las causas que la originan, es que esta práctica social es una forma deseable de vida y no puede ser definida como una forma de explotación sexual, entonces la conclusión lógica es legalizar y reglamentar la prostitución. Si, por el contrario, se considera la prostitución una forma inaceptable de vida, resultado del sistema de hegemonía masculina, vinculada a la dominación patriarcal y que vulnera los derechos humanos de las mujeres al convertir su cuerpo en una mercancía y en un objeto para el placer sexual de otros, entonces se concluye la imposibilidad de su legalización”. Mané SanMar

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Artículo completo: Prostitución: abolición versus regularización.

Pero, antes de dar por finalizada la transcripción del magnífico artículo de Mané, quiero traer la última parte. ¿Por qué mi énfasis en este punto? Porque, significa mucho para mí -además de estar plenamente de acuerdo con él-, porque le sobran argumentos probados que comparto al mil por mil; porque estuve en Amnistía Internacional varios años y conozco de primera mano su política/clase de ambigüedad, sencillamente. Porque, como acertadamente apunta Mané:

—Choca de pleno contra el informe de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género del Parlamento Europeo

El error garrafal de Amnistía Internacional

Amnisitía Internacional ha mordido el anzuelo del capitalismo. Este movimiento internacional, que lleva luchando por los derechos humanos en todo el mundo desde que el abogado Peter Benenson lo fundara en 1961 para liberar a los presos políticos, se posiciona frontalmente en contra de lo que representan, de lo que siempre han defendido. Suena increíble, pero así es. Sus intenciones, como casi en todas sus causas, parecen las mejores, pero es difícil precisar si ante este asunto lo que demuestran es ingenuidad debida a una ignorancia brutal sobre el tema, o por el contrario saben muy bien lo que se hacen. 

Lo que queda claro al leer el manifiesto que define su política de actuación es que incurren en demasiadas contradicciones y ambigüedades que no dejan un tufo precisamente agradable:

–  “Amnistía Internacional ni apoya ni condena el comercio sexual”. Esta declaración reza en la política de AI. Se advierte una paradoja evidente, y retumba de tal forma que desplaza a la organización internacional de derechos humanos hacia la ambigüedad más oscura.

Una ONG tan importante e influyente como AI no puede permitirse adoptar una posición semejante. La prostitución es un tema demasiado crucial como para no mojarse, y menos para ellos. O estás a favor o estás en contra, se trata de un debate enfrentado donde solo hay dos posiciones contrapuestas.

– Por otro lado, y con respecto a sobre si se muestran a favor de la legalización, contestan que “legalización y despenalización son cosas distintas, y la legalización no es el modelo que estamos proponiendo… Más que la eliminación de las leyes que penalizan a las trabajadoras y los trabajadores sexuales, la legalización supone la introducción de leyes y políticas relativas específicamente al trabajo sexual con el fin de regularlo formalmente… Amnistía Internacional no se opone a la legalización per se, pero los gobiernos deben asegurarse de que el sistema respeta los derechos humanos de las trabajadoras y los trabajadores sexuales”. Es decir, AI no propone el modelo de legalización, pero tampoco se oponen.

La ONG apuesta por una política de despenalización de la prostitución, tanto de las mujeres que la ejercen como de los proxenetas, por considerar que con este principio de reducción de daño se va a favorecer su seguridad ante los abusos y la explotación, así como a su visibilidad, “empoderamiento” e independencia.

Resulta surrealista que la organización internacional se acoja a ese principio de reducción de daño y obvie las dos máximas sustanciales que vienen recogidas en la carta de derechos humanos y que deslegitima a la prostitución como forma deseable de vida, pues por un lado; se trata de una  forma de «violación remunerada», pues las prostitutas necesitan y desean el dinero de la prostitución, pero no desean la sexualidad prostitucional; y por otro, regular la prostitución legitima implícitamente las relaciones patriarcales: equivale a aceptar un modelo de relaciones asimétricas entre hombres y mujeres, establecer y organizar un sistema de subordinación y dominación de las mujeres, anulando la labor de varios decenios para mejorar la lucha por la igualdad de las mujeres.

Estos son los principios que atentan contra los derechos humanos y desde los que Amnistía Internacional debería partir para defender sin reservas lo que no se puede consentir. También resulta altamente extraño que aluda al manido discurso neoliberal y pro capitalista de la libre elección. En su política recalcan que hay que distinguir lo que es “prostitución voluntaria”, la que se decide ejercer libremente, de la trata de seres humanos. Es alarmante que AI ignore la realidad del mito creado por el capitalismo para perpetuar el negocio.

Otro aspecto llamativo de su manifiesto donde demuestran una vez más una irresponsabilidad vergonzante es en el uso de un lenguaje erróneo, que ya han criticado cientos de organizaciones feministas. Por un lado, incluyen a los hombres al hablar continuamente de “trabajadoras y trabajadores sexuales” cuando es absurdo utilizarlo, ya que el porcentaje de varones que ejercen la prostitución no solo es tan ínfimo que roza el ridículo, sino que además los hombres prostitutos no se encuentran en la situación de desventaja de las mujeres, no sufren la opresión. Por otra parte, usan la palabra “empoderamiento” para referirse a lo que requieren las mujeres prostitutas siendo esto irregular desde una visión en igualdad de género. Se trata de un vocabulario del todo malinterpretado, pues se considera que una mujer está empoderada cuando representa un status en equidad de derechos con el hombre, y en el caso de la prostitución, una mujer siempre estará en inferioridad con respecto al varón.

Durante dos años, Amnistía Internacional llevó a cabo unos estudios para analizar a fondo la problemática de la prostitución y, tras este período convinieron en defender una política de despenalización, no solo de las mujeres prostitutas, sino también del proxenetismo. En lo que se refiere a las prostitutas, argumentan que la despenalización supone un principio de reducción de daño, a través del cual estas mujeres pueden ser visibles y no condenadas por la sociedad. Al estar protegidas por el Estado podrían acceder a la atención de la salud, denunciar los delitos ante las autoridades, o pueden trabajar juntas para mayor seguridad.

Ante esta postura es inevitable preguntarse por qué proteger también al los proxeneta. Sobre este particular, la organización alega que las denominadas “leyes contra el proxenetismo” a menudo perjudican a las trabajadoras sexuales en vez de a quien cometen los abusos, porque son demasiado generales y no los suficientemente específicas para contemplar casos concretos. AI afirma que su política no trata de proteger a los proxenetas: “A toda persona que someta a abusos o explotación a las trabajadoras y los trabajadores sexuales se le debe aplicar todo el peso de la ley”.

Por mucho que argumenten en su estudio que han consultado a diferentes organismos de la ONU y otras organizaciones de derechos, lo que resulta incuestionable es que choca de pleno contra el informe de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género del Parlamento Europeo, que considera la prostitución como una “violación evidente y absolutamente atroz de la dignidad humana que supone un obstáculo a la igualdad entre mujeres y hombres… La explotación en la industria del sexo es causa y consecuencia de la desigualdad de género y perpetúa la idea de que el cuerpo de las mujeres y las niñas está en venta”.

abolicionismo

En este informe del Parlamento Europeo, se estipula asimismo que prácticamente todos los usuarios de servicios sexuales son hombres, en contraposición a lo que Amnistía Internacional expone en su manifiesto incluyendo en su declaración a los hombres como “trabajadores sexuales”.

Desde que Amnistía Internacional anunciara oficialmente su postura, ha recibido cartas de queja con firma de hasta 400 organizaciones de todo el mundo, y de célebres artistas que han instado a la ONG a rectificar su política en materia de prostitución para que vire hacia la abolición, que es lo que le corresponde si quiere actuar con responsabilidad y estar a la vanguardia de los derechos humanos.

Mané SanMar

Artículo completo: Prostitución: abolición versus regularización.

Prostitución: abolición versus regularización

Por Mané SanMar en Jue, 22/02/2018.

“Si el punto de partida, tras estudiar la prostitución y las causas que la originan, es que esta práctica social es una forma deseable de vida y no puede ser definida como una forma de explotación sexual, entonces la conclusión lógica es legalizar y reglamentar la prostitución. Si, por el contrario, se considera la prostitución una forma inaceptable de vida, resultado del sistema de hegemonía masculina, vinculada a la dominación patriarcal y que vulnera los derechos humanos de las mujeres al convertir su cuerpo en una mercancía y en un objeto para el placer sexual de otros, entonces se concluye la imposibilidad de su legalización”.

La académica y teórica feminista Rosa Cobo en su libro La prostitución en el corazón del capitalismo, sostiene que la legalización de la prostitución en algunos países y la casi absoluta libertad de mercado están ampliando los límites de la industria del sexo, “hecho que coloca a niñas, adolescentes y mujeres de regiones del mundo con elevadas tasas de pobreza, con una cultura de desprecio a las mujeres y con el deseo de aumentar el consumo familiar, en una situación de ‘entrega y venta’ a las redes de tráfico”. A este respecto añade que “la globalización neoliberal y la ausencia de controles al mercado por parte de los estados ha hecho posible el crecimiento de la industria del sexo y ha facilitado el desarrollo de la economía criminal. La suma de estos factores hace que millones de niñas y mujeres se conviertan en mercancías para esta industria y para el uso sexual de varones de todo el mundo”.

Cobo mantiene que «la legalización de la prostitución debe verse como un test para medir en qué medida la sociedad está mercantilizada”. Se pregunta hacia dónde debe dirigirse la sociedad y habla de casos como el de Alemania, donde se legalizó la prostitución hace años y se han hecho menos de 100 contratos a las trabajadoras del sexo, que son miles. A lo que aduce una astuta reflexión: «Si hoy en día las empresas procuran no hacer contratos a sus empleados, ¿crees que se lo harían a estas mujeres?». También recuerda que «un 90% de las personas que ejercen la prostitución no tienen papeles, así que no se les puede hacer un contrato».

Para la filósofa, la solución ideal sería «que se hiciesen políticas públicas para que estas mujeres puedan acceder a espacios laborales que no las erosionen. Se tiene que penalizar al cliente, nunca a las mujeres, pero siempre después de elaborar estas políticas».

Este es el modelo que inspiró a Suecia, del que fue pionero y que ha conseguido aplicar con notable éxito, pues con sus frutos ya sanos y maduros ha podido demostrar al mundo entero que es efectivo. Se trata del paradigma de la abolición a a ojos del mundo, modelo al que ya se han sumado Islandia, Canadá, Singapur, Sudáfrica, Corea del Sur, Irlanda del Norte, Francia y Noruega. En contraposición a este, Alemania representa uno de los referentes en cuanto a regularización de la prostitución, puesto que ha llevado este modelo a su extremo más salvaje.

Alemania: paraíso de los puteros e infierno de las mujeres

Alemania aprobó una ley en 2002 para regularizar la prostitución con el objeto de convertirla en un trabajo reglamentado y que las mujeres prostitutas pudieran acceder a los mismos derechos sociales que atesora cualquier otro trabajador.

Quince años después de aprobar la ley, el país se ha convertido en un parque temático sexual para compradores de sexo de todo el mundo. Nos encontramos con una industrialización de la prostitución a gran escala dentro del territorio teutón que, lejos de ahuyentar el comercio ilegal y prevenir el tráfico de mujeres como pretendían, se ha visto multiplicado gracias a este modelo. Las condiciones de trabajo de las mujeres prostitutas en lugar de mejorar se han ido degradando hasta límites insospechados.

El plan alemán ha conseguido justo lo contrario de lo que se proponía. Al legalizar el comercio sexual y no sancionar al putero, la demanda ha crecido exponencialmente. Hace quince años se estimaba que había 400.000 mujeres en la prostitución. Hoy, muchos oficiales de policía afirman que el número se ha incrementado en al menos un 30%.

Tras quince años de actividad legalizada, la prostitución ha dejado su poso en la sociedad y ya forma parte de la cultura alemana, pues está insertada de tal forma que a una mujer se la identifica como una cacho de carne a disposición de los hombres. Y esto es lo que pasa si se permite tratar a la mujer como un objeto de consumo más, de la misma forma que a una lata de cerveza o una goma de borrar. En el barrio rojo de Frankfurt te puedes encontrar anuncios como este: “por 70€ se ofrece a los clientes una cerveza, una salchicha y mujeres ilimitadas”.

red light district Frankfurt Red light district, Frankfurt

La prostitución se ha banalizado hasta tal punto que ha incurrido en una peligrosa y estremecedora realidad: la violencia contra las mujeres se está institucionalizando y ahora todas las mujeres, putas o no, están en una situación de vulnerabilidad máxima, pues la misoginia está haciendo de las suyas y la cultura de desprecio a la mujer cabalga a sus anchas. Se está normalizando que la mujer es un objeto que cualquier hombre puede manipular a su antojo.

Esta información está respaldada por unos estudios oficiales de la Doctora alemana Igeborg Kraus, que arroja unos datos tan espeluznantes como repugnantes. Esta investigación viene a confirmar el estrepitoso fracaso del proyecto alemán sobre prostitución y deja en evidencia al modelo regulacionista, como ejemplo que no hay que seguir si se pretende alcanzar la igualdad efectiva entre hombres y mujeres. 

El paradigma sueco: si se quiere, se puede

El modelo sueco ha demostrado que se puede abolir la prostitución, pues sus eficientes resultados ya reposan sobre la mesa para que el resto del mundo los coteje y se convenza de que, aún dejando al margen los derechos humanos y la moral de cada uno, ya no solo es posible erradicar esta práctica, sino que además es el sistema que más favorece a las prostitutas a corto y largo plazo.

En contra de lo que piensan y mal difunden sobre el modelo nórdico organizaciones como Amnistía Internacional – debido su ignorancia y notoria desinformación – en ningún caso se penaliza a la mujer prostituta, porque en Suecia la prostitución es considerada como un aspecto de la violencia masculina contra mujeres, niñas y niños. Es al demandante de servicios sexuales a quien se sanciona con cárcel de hasta 6 meses o multa, porque se tipifica este delito como «violencia remunerada», una medida notablemente disuasoria para ahuyentar a cualquiera que tenga intención de comprar a una mujer. 

La ley de Prostitución en Suecia consiste en penalizar al comprador de estos servicios, que es estipulado como un explotador de mujeres. Esta es una de las premisas del proyecto sueco que, además de coincidir con la realidad, se contempla así con la intención de crear una conciencia efectiva en la población, de que el prostituidor es sinónimo de violador. Suecia ha conseguido que un putero sea despreciado por la sociedad, y lo más difícil todavía, que se considere un apestado en lugar de un ‘machote’ por los propios hombres. Justamente lo contrario que ha fomentado Alemania con su enfoque.

Donde antes se culpabilizaba a la víctima, que era la prostituta – así sigue ocurriendo en el resto del mundo – ahora esta es inocente y el prostituidor, quien compraba sus servicios, hoy es tan culpable de la esclavitud de mujeres en el mundo como cualquier proxeneta, no solo al tratar a una mujer como mercancía para su uso y disfrute, sino por contribuir al enardecimiento de las mafias y sus consiguientes violaciones de los derechos humanos de millones de mujeres.

¿Cómo han logrado darle la vuelta a la tortilla y que la sociedad acepte esta inversión de papeles? La respuesta es compleja, pero hay varias claves. Hay que partir de la premisa de que Suecia ha sido líder en promover la igualdad de las mujeres durante mucho tiempo. En 1965, penalizó la violación dentro del matrimonio. En los Estados Unidos, en contraste, en la década de 1980 había estados que aún no habían hecho ese reconocimiento fundamental del derecho de las mujeres a controlar su propio cuerpo.

Hay que recordar que Suecia también destaca por tener la más elevada proporción de mujeres en todos los niveles del gobierno. En 1999, cuando aprobó la trascendental ley sobre prostitución, el Parlamento sueco estaba conformado casi en un 50% por mujeres.

La política sobre prostitución de Suecia fue originalmente diseñada por las organizaciones de albergues para mujeres. Después la promovieron y lucharon por ella, en un esfuerzo bilateral, las singularmente poderosas y numerosas parlamentarias suecas. Y el país no se detuvo ahí. En el 2002 aprobó legislación adicional que complementaba la ley original sobre prostitución. Ese año, la Ley de Prohibición del Tráfico Humano para el Propósito de Explotación Sexual llenó algunos de los vacíos que había en la legislación previa y fortaleció aún más las facultades del gobierno para perseguir a la red que rodea y apoya la prostitución, como reclutadores, transportadores y anfitriones.

Aunque parece que les ha resultado fácil, no ha sido así pese a que la sociedad sueca está a años luz en desarrollo de los demás países del planeta. Durante los primeros dos años de vigencia de este novedoso proyecto casi no ocurrió nada. La policía efectuó muy pocos arrestos de clientes y la prostitución, continuó casi como si nada. Los más pesimistas reaccionaron con un estridente recordatorio: «¿Ven? La prostitución siempre ha existido y siempre existirá». Pero los suecos, muy seguros de la idea forjada tras sus estudios y que daba sentido al plan que habían elaborado, no prestaron atención a las críticas. Rápidamente identificaron el problema y luego lo resolvieron. Para que el sistema funcionara de forma integral, todos los agentes que formaban parte del engranaje tenían que cumplir, pero había un eslabón estancado que no permitía que el proyecto prosperase: las fuerzas de seguridad no estaban haciendo su trabajo.

Se determinó entonces que los agentes de policía necesitaban una profunda capacitación, así como orientación en lo que el público y la legislatura del país ya comprendía a la perfección: la prostitución es una forma de violencia masculina contra las mujeres. Los explotadores/compradores deben ser castigados y las víctimas/prostitutas necesitan recibir ayuda. El gobierno sueco invirtió cuantiosos fondos, de modo que policías y fiscales, desde los más altos niveles hasta los agentes que trabajaban en las calles, recibieron una intensa formación y el mensaje de que el país iba a por todas con este tema. Ya no había marcha atrás. Fue entonces cuando Suecia empezó a ver resultados sin precedentes.

Hoy día no sólo el pueblo sueco continúa apoyando firmemente el enfoque del país a la prostitución (el 80% de la gente lo respalda, según los sondeos de opinión), sino también policía y fiscales se encuentran ahora entre sus más fuertes apoyos. Las fuerzas de seguridad de Suecia han descubierto que la ley sobre prostitución les beneficia en el manejo de todos los crímenes sexuales, en particular porque les habilita para virtualmente erradicar el elemento del crimen organizado, que es una plaga en otros países donde la prostitución ha sido legalizada o regulada.

En el 2003, el gobierno de Escocia, con ánimo de reformar su propio enfoque sobre la prostitución, le encargó a la Universidad de Londres la elaboración de un análisis integral de resultados de políticas sobre prostitución en otros países. Además de revisar el programa sueco, el equipo de investigación seleccionó a Australia, Irlanda y los Países Bajos a fin de representar varias estrategias orientadas a legalizar y/o regular la prostitución. No revisó la situación en aquellos países donde la prostitución está totalmente penalizada, como es el caso en los Estados Unidos, pues el resultado de dicho enfoque es muy conocido. El mundo ya está bien familiarizado con el ineficaz e infructuoso mecanismo de arrestar prostitutas y dejarlas en libertad para luego volver a detenerlas.

Tal como lo reveló el estudio encargado a la Universidad de Londres, los resultados en los estados bajo revisión que habían legalizado o regulado la prostitución fueron tan desalentadores como la penalización tradicional, o tal vez aún más. En cada caso los resultados eran drásticamente negativos.

Según el estudio, la legalización y/o regulación de la prostitución condujeron a:

  • Un drástico aumento en todas las facetas de la industria del sexo.

  • Un marcado incremento en el involucramiento del crimen organizado en la industria del sexo.

  • Un dramático aumento en la prostitución infantil

  • Una explosión en la cantidad de mujeres y niñas extranjeras traficadas hacia la región.

  • Un incremento en la violencia contra las mujeres.

Australia, donde fue creado un sistema de prostíbulos legalizados y regulados, hubo tal explosión en la cantidad de éstos que la capacidad del sistema para regularlos fue de inmediato abrumada, y con igual rapidez esos establecimientos se convirtieron en un nido de crimen organizado y corrupción. Además, las encuestas de las prostitutas que trabajan bajo sistemas de legalización y regulación revelan que ellas mismas continúan sintiéndose coaccionadas, forzadas e inseguras en este negocio.

Una encuesta de prostitutas legales bajo la política de regularización en los Países Bajos muestra que el 79% de ellas afirma querer salir de la industria del sexo. Y aunque cada uno de los programas de legalización prometieron ayuda para aquellas que deseaban abandonar la prostitución, esa ayuda jamás se concretó en ningún grado significativo. En contraste, el gobierno sueco sí cumplió con proveer amplios fondos para servicios sociales destinados a ayudar a prostitutas que querían salir de la actividad. El 60% de las trabajadoras sexualesen Suecia aprovechó la buena financiación de los programas y tuvo éxito al abandonar el comercio sexual.

Ahora bien, hay que plantearse por qué solo 8 países han adoptado el plan de Suecia si tan buenos resultados está cosechando: considerar a las prostitutas como víctimas de coerción y violencia por parte de hombres requiere que un gobierno primero pase de ver la prostitución desde la óptica masculina a verla desde los ojos de las mujeres. Y los países, en su mayoría si no es que prácticamente todos, continúan viendo la prostitución y cualquier otro asunto desde una óptica predominantemente masculina.

Manifestación a favor de la abolición en Francia Manifestación a favor de la abolición 

Aunque quizás sea cierto que los Estados Unidos y otros países aún están mucho más inmersos que Suecia en la oscuridad patriarcal, no hay razón por la que no puedan impulsar cambios de políticas como los que esa nación ha realizado. La belleza del asunto es que una vez que se ha abierto el terreno y la prueba del éxito se ha refrendado, tendría que ser mucho más fácil convencer a otros de ir por ese mismo camino.

De hecho, el Gobierno Sueco, a través de sus embajadas, está promoviendo un acercamiento de su proyecto a otros países para que lo conozcan a fondo y estudien las posibilidades de implementarlo. España ha sido uno de los países receptores y, aunque la propuesta fue recibida con muy buenos ojos, el posicionamiento de la cámara es a la vez diverso y difuso, tal vez un espejo que refleja la controversia de la población española sobre este particular.

El posicionamiento de los partidos políticos en España

El mapa ideológico en España está bien dividido respecto a este tema y no hay una posición clara ni unánime para abordar un tema que todos los partidos políticos siempre tratan de relegar y que parecen no tomarse en serio, cuando es incuestionable que existe un grave problema de fondo y estructural en nuestro país con la prostitución, pues, para empezar, hay que recordar de nuevo que la actividad es declarada alegal en nuestro ordenamiento jurídico.

El PP, partido que gobierna en la actualidad, quiere prohibirla, pero con matices. Alaba el modelo sueco, pero manifiesta una actitud contradictoria al esgrimir que la sociedad española no está madura para afrontarlo y argumentan para ello que si Suecia tardó 20 años, España aún no está preparada para un debate semejante. Lo que sí incluyen en su programa es castigar más duramente al proxenetismo.

Ante esta postura meridianamente turbia, no hay que ser Sherlock Holmes para advertir que el PP se muestra proclive a la abolición más por una cuestión de moralina que por una intención de legislar a favor de la igualdad y de los derechos humanos. Tampoco hay que ser Hércules Poirot para deducir que al PP no le interesa censurar una demanda que repercute al menos el 0,35% al PIB español y que da soporte a buena parte del sector del ocio y el turismo. De todos ya es sabido que las mafias en España campan como quieren y que gracias a su permeabilización por parte de las autoridades, pueden contribuir crucialmente a la industria turística, que no es sino el motor económico del país.

PSOE y Ciudadanos mantienen las posturas más claras sobre este asunto, y ambas son antagónicas de facto.

El partido socialista se mantiene firme en cuanto a sus convicciones en materia de prostitución y tienen claro que hay que perseguir y sancionar a clientes, proxenetas y traficantes, pues son quienes comercian y se lucran con los cuerpos y vidas de las mujeres. Por tanto, pretenden desarrollar políticas encaminadas a la abolición de la actividad y discriminalización de las mujeres en situación de prostitución. Para ello, quieren ejecutar políticas activas desde los municipios para erradicar todas aquellas licencias de actividad que tenga relación con la explotación sexual, asimismo con la difusión en los medios de comunicación local o de regulación por ordenanzas municipales. Tienen claro que la prostitución es una forma extrema de violencia de género y como tal no puede ser objeto de reglamentación.

Pastel ideológico sobre la prostitución en España  Pastel ideológico sobre la prostitución en España

Ciudadanos, por su parte, es el único partido estatal que incluye en su programa la legalización de la prostitución. Albert Rivera llegó a manifestar en su momento: “estas personas parece que no existen. Hay una especie de doble moral colectiva, pero están ahí y tienen su sufrimiento».

Su intención es desarrollar la legislación pertinente para que la prostitución se ejerza en el marco de derechos y deberes de nuestro entorno social, sanitario, laboral y económico: “Incrementaremos las campañas de prevención de la prostitución, en especial en colectivos vulnerables y desarrollaremos medidas especiales de vigilancia por la Policía Local para erradicar su ejercicio. Incidiremos en el apoyo a las personas que, habiendo sido objeto de explotación, necesiten recuperar su autoestima e integrarse social y económicamente en ámbitos alternativos”.

Dejar este asunto en manos del partido naranja implicaría el hundimiento directo de España en un estercolero social, donde la prostitución terminaría de instaurarse en todos los estratos de la sociedad española, lo que supondría un retroceso sin igual en materia de derechos humanos e igualdad de la mujer.

La coalición Unidos Podemos se enfrenta a una clara disyuntiva dentro de sus filas, pues no hay una posición compacta que una a ambas organizaciones en materia de prostitución.

Mientras que para IU –  al igual que PSOE – la abolición de la prostitución es una línea roja básica innegociable en su programa, pues la considera como una forma extrema de violencia de género que debe ser erradicada, el partido de Iglesias aún no manifiesta una actitud diáfana sobre este tema en su federación estatal. Y aunque Ada Colau con EN COMÚ PODEM aboga por la regularización dentro de su programa para Cataluña, desde la secretaría nacional aún no hay una postura firme. Se ha sostenido en reiteradas ocasiones que es un tema a estudiar en profundidad y que no pueden decantarse a la ligera, pues han de escuchar a todos los colectivos implicados.

No obstante, algunos de sus miembros como Clara Serra, ya se han pronunciado a favor de la legalización. Y no sorprenden estas actitudes, dada la política a la que PODEMOS nos tiene acostumbrados últimamente, pues muchos de sus integrantes defienden un discurso curiosamente neoliberal no solo en este aspecto, sino en otras cuestiones tales como la industria pornográfica.

El error garrafal de Amnistía Internacional

Amnisitía Internacional ha mordido el anzuelo del capitalismo. Este movimiento internacional, que lleva luchando por los derechos humanos en todo el mundo desde que el abogado Peter Benenson lo fundara en 1961 para liberar a los presos políticos, se posiciona frontalmente en contra de lo que representan, de lo que siempre han defendido. Suena increíble, pero así es. Sus intenciones, como casi en todas sus causas, parecen las mejores, pero es difícil precisar si ante este asunto lo que demuestran es ingenuidad debida a una ignorancia brutal sobre el tema, o por el contrario saben muy bien lo que se hacen. 

Lo que queda claro al leer el manifiesto que define su política de actuación es que incurren en demasiadas contradicciones y ambigüedades que no dejan un tufo precisamente agradable:

–  “Amnistía Internacional ni apoya ni condena el comercio sexual”. Esta declaración reza en la política de AI. Se advierte una paradoja evidente, y retumba de tal forma que desplaza a la organización internacional de derechos humanos hacia la ambigüedad más oscura.

Una ONG tan importante e influyente como AI no puede permitirse adoptar una posición semejante. La prostitución es un tema demasiado crucial como para no mojarse, y menos para ellos. O estás a favor o estás en contra, se trata de un debate enfrentado donde solo hay dos posiciones contrapuestas.

– Por otro lado, y con respecto a sobre si se muestran a favor de la legalización, contestan que “legalización y despenalización son cosas distintas, y la legalización no es el modelo que estamos proponiendo… Más que la eliminación de las leyes que penalizan a las trabajadoras y los trabajadores sexuales, la legalización supone la introducción de leyes y políticas relativas específicamente al trabajo sexual con el fin de regularlo formalmente… Amnistía Internacional no se opone a la legalización per se, pero los gobiernos deben asegurarse de que el sistema respeta los derechos humanos de las trabajadoras y los trabajadores sexuales”. Es decir, AI no propone el modelo de legalización, pero tampoco se oponen.

La ONG apuesta por una política de despenalización de la prostitución, tanto de las mujeres que la ejercen como de los proxenetas, por considerar que con este principio de reducción de daño se va a favorecer su seguridad ante los abusos y la explotación, así como a su visibilidad, «empoderamiento» e independencia.

Resulta surrealista que la organización internacional se acoja a ese principio de reducción de daño y obvie las dos máximas sustanciales que vienen recogidas en la carta de derechos humanos y que deslegitima a la prostitución como forma deseable de vida, pues por un lado; se trata de una  forma de «violación remunerada», pues las prostitutas necesitan y desean el dinero de la prostitución, pero no desean la sexualidad prostitucional; y por otro, regular la prostitución legitima implícitamente las relaciones patriarcales: equivale a aceptar un modelo de relaciones asimétricas entre hombres y mujeres, establecer y organizar un sistema de subordinación y dominación de las mujeres, anulando la labor de varios decenios para mejorar la lucha por la igualdad de las mujeres.

Estos son los principios que atentan contra los derechos humanos y desde los que Amnistía Internacional debería partir para defender sin reservas lo que no se puede consentir. También resulta altamente extraño que aluda al manido discurso neoliberal y pro capitalista de la libre elección. En su política recalcan que hay que distinguir lo que es «prostitución voluntaria», la que se decide ejercer libremente, de la trata de seres humanos. Es alarmante que AI ignore la realidad del mito creado por el capitalismo para perpetuar el negocio.

Otro aspecto llamativo de su manifiesto donde demuestran una vez más una irresponsabilidad vergonzante es en el uso de un lenguaje erróneo, que ya han criticado cientos de organizaciones feministas. Por un lado, incluyen a los hombres al hablar continuamente de “trabajadoras y trabajadores sexuales” cuando es absurdo utilizarlo, ya que el porcentaje de varones que ejercen la prostitución no solo es tan ínfimo que roza el ridículo, sino que además los hombres prostitutos no se encuentran en la situación de desventaja de las mujeres, no sufren la opresión. Por otra parte, usan la palabra «empoderamiento» para referirse a lo que requieren las mujeres prostitutas siendo esto irregular desde una visión en igualdad de género. Se trata de un vocabulario del todo malinterpretado, pues se considera que una mujer está empoderada cuando representa un status en equidad de derechos con el hombre, y en el caso de la prostitución, una mujer siempre estará en inferioridad con respecto al varón.

Peter Benenson, fundador de Amnistía Internacional Peter Benenson, fundador de Amnistía Internacional

Durante dos años, Amnistía Internacional llevó a cabo unos estudios para analizar a fondo la problemática de la prostitución y, tras este período convinieron en defender una política de despenalización, no solo de las mujeres prostitutas, sino también del proxenetismo. En lo que se refiere a las prostitutas, argumentan que la despenalización supone un principio de reducción de daño, a través del cual estas mujeres pueden ser visibles y no condenadas por la sociedad. Al estar protegidas por el Estado podrían acceder a la atención de la salud, denunciar los delitos ante las autoridades, o pueden trabajar juntas para mayor seguridad.

Ante esta postura es inevitable preguntarse por qué proteger también al los proxeneta. Sobre este particular, la organización alega que las denominadas “leyes contra el proxenetismo” a menudo perjudican a las trabajadoras sexuales en vez de a quien cometen los abusos, porque son demasiado generales y no los suficientemente específicas para contemplar casos concretos. AI afirma que su política no trata de proteger a los proxenetas: “A toda persona que someta a abusos o explotación a las trabajadoras y los trabajadores sexuales se le debe aplicar todo el peso de la ley”.

Por mucho que argumenten en su estudio que han consultado a diferentes organismos de la ONU y otras organizaciones de derechos, lo que resulta incuestionable es que choca de pleno contra el informe de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género del Parlamento Europeo, que considera la prostitución como una “violación evidente y absolutamente atroz de la dignidad humana que supone un obstáculo a la igualdad entre mujeres y hombres… La explotación en la industria del sexo es causa y consecuencia de la desigualdad de género y perpetúa la idea de que el cuerpo de las mujeres y las niñas está en venta”.

En este informe del Parlamento Europeo, se estipula asimismo que prácticamente todos los usuarios de servicios sexuales son hombres, en contraposición a lo que Amnistía Internacional expone en su manifiesto incluyendo en su declaración a los hombres como «trabajadores sexuales».

Desde que Amnistía Internacional anunciara oficialmente su postura, ha recibido cartas de queja con firma de hasta 400 organizaciones de todo el mundo, y de célebres artistas que han instado a la ONG a rectificar su política en materia de prostitución para que vire hacia la abolición, que es lo que le corresponde si quiere actuar con responsabilidad y estar a la vanguardia de los derechos humanos.

Benditas Mujeres; firme y decidido a luchar del brazo de todas ellas, por el empoderamiento de las Mujeres en todos los ámbitos de la sociedad. Me declaro Feminista.

Jesús Torres Navarro.

 

 

Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Para el concepto de derechos fundamentales a todo ser humano, véase Derechos humanos.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) es un documento declarativo adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 217 A (III), el 10 de diciembre de 1948 en París; en esta se recogen en sus 30 artículos los derechos humanos considerados básicos, a partir de la carta de San Francisco (26 de junio de 1945).

La unión de esta declaración y los Pactos Internacionales de Derechos Humanos y sus Protocolos comprende lo que se ha denominado la Carta Internacional de Derechos Humanos. Mientras que la Declaración constituye, generalmente, un documento orientativo, los Pactos son tratados internacionales que obligan a los Estados firmantes a cumplirlos.

En numerosas convenciones, declaraciones y resoluciones internacionales de derechos humanos se han reiterado los principios básicos de derechos humanos enunciados por primera vez en la Declaración Universal de Derechos Humanos, como su universalidad, interdependencia e indivisibilidad, la igualdad y la no discriminación, y el hecho de que los derechos humanos vienen acompañados de derechos y obligaciones por parte de los responsables y los titulares de estos. En la actualidad, todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas han ratificado al menos uno de los nueve tratados internacionales básicos de derechos humanos, y el 80 % de ellos ha ratificado al menos cuatro de ellos, lo que constituye una expresión concreta de la universalidad de la DUDH y del conjunto de los derechos humanos internacionales.

ONUFundamento de las normas internacionales de derechos humanos.1

Declaración Universal de los Derechos Humanos

EleanorRooseveltHumanRights.png Eleanor Roosevelt sosteniendo una copia en español de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Historia

En la lenta evolución de los Derechos Humanos en la historia, es a partir del siglo XVII cuando empiezan a contemplarse declaraciones explícitas con base en la idea contemporánea del “derecho natural”. Inglaterra incorpora en 1679 a su constitución la Habeas Corpus Act (Ley de hábeas corpus) y la Bill of Rights (Declaración de Derechos) en 1689. En Francia como consecuencia de la Revolución francesa, se hace pública, en 1789, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.

En 1927, entra en vigor la Convención sobre la Esclavitud de 1926, que prohíbe la esclavitud en todas sus formas. Los llamados “Códigos de Malinas” que abarcan la Moral Internacional (1937), Relaciones Sociales (1927), Relaciones Familiares (1951) y el Código de Moral Política (1957), son intentos parciales de la conciencia pública por regular una seguridad mínima de respeto al individuo, habitualmente ignorado por los Estados. Como consecuencia de la Primera Guerra Mundial la Sociedad de Naciones impulsó los Convenios de Ginebra sobre seguridad, respeto y derechos mínimos de los prisioneros de guerra, y en 1948 tras la Segunda Guerra Mundial, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el documento titulado “Declaración Universal de los Derechos Humanos”, conjunto de normas y principios, garantía de la persona frente a los poderes públicos.

Proceso de elaboración

En virtud del artículo 68 de la Carta de las Naciones Unidas, el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas creó la Comisión de Derechos Humanos. A este organismo, formado por 18 representantes de Estados miembros de la ONU, se le encomendó la elaboración de una serie de instrumentos para la defensa de los derechos humanos. Dentro de la Comisión se creó un Comité formado por ocho miembros, que serían Eleanor Roosevelt (nacional de Estados Unidos), René Cassin (Francia), Charles Malik (Líbano), Peng Chun Chang (China), Hernán Santa Cruz (Chile), Alexandre Bogomolov/Alexei Pavlov (Unión Soviética), Lord Dukeston/Geoffrey Wilson (Reino Unido) y William Hodgson (Australia). Fue también de especial relevancia la intervención de John Peters Humphrey, de Canadá, director de la División de Derechos Humanos de la ONU.

El proyecto de Declaración se sometió a votación el 10 de diciembre de 1948 en París, y fue aprobado, por los que entonces eran los 58 Estados miembros de la Asamblea General de la ONU, con 48 votos a favor y las 8 abstenciones de la Unión Soviética, de los países de Europa del Este, de Arabia Saudí y de Sudáfrica. Además, otros dos países miembros no estuvieron presentes en la votación.

La abstención sudafricana puede ser vista como un intento de proteger su sistema de apartheid, el cual violaba claramente varios principios de la declaración.2​ La abstención de la delegación saudí se debió principalmente a su inconformidad con 2 artículos: el 16 (matrimonio sin discriminación y con consentimiento de los cónyuges) y el 18 (derecho a cambiar de religión).2​ Las abstenciones de las naciones comunistas se centraban en el hecho de que la declaración no condenaba específicamente el fascismo y el nazismo.2​ Sin embargo, Eleanor Roosevelt atribuyó dicha abstención a la inconformidad con el artículo 13 (derecho a salir del país libremente).

Así fue la votación:

  • Votos en contra: ninguno

Estructura y contenidos

La DUDH (Declaración Universal de los Derechos Humanos) se compone de un preámbulo y treinta artículos, que recogen derechos de carácter civil, político, social, económico y cultural.

Preámbulo

El preámbulo como parte expositiva que precede un documento legal, también llamado exposición de motivos o considerandos, no forma parte de la norma, ni es obligatoria, según se acepta habitualmente, pero se emplea para el análisis e interpretación de las intenciones de la misma. Constituye, por lo tanto, una importante fuente interpretativa y síntesis de la Declaración. Particularmente el Preámbulo de la DUDH fue redactado al final, cuando ya eran conocidos todos los derechos que serían incluidos en el texto definitivo.

El tercer considerando destaca un régimen de Derecho como esencial para la protección de los derechos humanos. Es tan importante la construcción de una sociedad donde los ciudadanos puedan disfrutar sus derechos, sin que sea necesario recurrir al supremo recurso de la rebelión si hay una situación extrema de tiranía u opresión que exige esta respuesta por parte de los ciudadanos:

Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión;

Preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

El cuarto considerando afirma la importancia de promover la amistad entre las naciones, sorprende su brevedad y falta de concreción, debido a que en el momento histórico de la redacción de la Declaración ya había comenzado la Guerra Fría, quedando esa cuestión relegada:

Considerando también esencial promover el desarrollo de relaciones amistosas entre las naciones;

Preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

El quinto considerando toma nota del compromiso que los pueblos asumieron al fundar las Naciones Unidas en San Francisco (Estados Unidos), en 1942 la Carta de las Naciones Unidas menciona los derechos humanos en siete lugares de su texto expresamente. Este considerando reconoce que el compromiso surge de los pueblos como tales:

Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres, y se han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad.

Preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

El sexto considerando va dirigido a los Estados miembros de Naciones Unidas, a los gobiernos y su decisión de trabajar para lograr el respeto universal y efectivo de los derechos humanos.

Considerando que los Estados Miembros se han comprometido a asegurar, en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas, el respeto universal y efectivo a los derechos y libertades fundamentales del hombre.

Preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Artículos 1 y 2

Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.

Artículo 2 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Artículos 3 al 27

Los derechos quedan enunciados en los artículos del 3 al 27, y pueden clasificarse, según René Cassin, como sigue:

Los artículos del 3 al 11 recogen derechos de carácter personal;

Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas.
Nadie será sometido a torturas
 ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad[…]

Artículos 4, 5 y 11.1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Los artículos 12 a 17 recogen derechos del individuo en relación con la comunidad;

Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.
Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente.

Artículos 13.2 y 17.1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Los artículos 18 a 21 recogen derechos de pensamiento, de conciencia, de religión y libertades políticas.

Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de Creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Artículos 18 y 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

los artículos 22 a 27 recogen derechos económicos, sociales y culturales.

Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud, el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica […]

Artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria […]

Artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Artículos del 28 al 30

Recogen las condiciones y límites con que estos derechos deben ejercerse.

Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta declaración se hagan plenamente efectivos.

Artículo 28 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

 Sello conmemorativo de los 5 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Importancia de la declaración

Aunque no es un documento obligatorio o vinculante para los Estados, sirvió como base para la creación de las dos convenciones internacionales de la ONU, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, pactos que fueron adoptados por la Asamblea General de Naciones Unidas en su resolución 2200 A (XXI), de 16 de diciembre de 1966.4​ Sigue siendo citada ampliamente por profesores universitarios, abogados defensores y por tribunales constitucionales. Así mismo el texto adquiere rango constitucional en algunos países, como es el caso de Argentina:

Aprobar o desechar tratados concluidos con las demás naciones y con las organizaciones internacionales y los concordatos con la Santa Sede. Los tratados y concordatos tienen jerarquía superior a las leyes.

La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la Declaración Universal de Derechos Humanos; (…); en las condiciones de su vigencia, tienen jerarquía constitucional, no derogan artículo alguno de la primera parte de esta Constitución y deben entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos. Sólo podrán ser denunciados, en su caso, por el Poder Ejecutivo Nacional, previa aprobación de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara.

Los demás tratados y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser aprobados por el Congreso, requerirán el voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara para gozar de la jerarquía constitucional.

Artículo 75, inciso 22 de la Constitución de la Nación Argentina (1994).

También la Constitución Española de 1978 reconoce la Declaración:

Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las materias ratificados por España.

Artículo 10, apartado 2, de la Constitución Española (1978).

Abogados internacionalistas continuamente debaten cuáles de sus estipulaciones se pueden decir que constituyen derecho internacional consuetudinario. Las opiniones varían mucho en cuanto a esto y se cuestionan desde algunas estipulaciones hasta todo el documento.

Según el Libro Guinness de los récords, la DUDH es el documento traducido a más idiomas en el mundo (en el 2004 había sido traducido a más de 330 idiomas).

Derechos Humanos del siglo XXI: la Declaración Universal de Derechos Humanos Emergentes.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos Emergentes (DUDHE) surge de un proceso de diálogo de diversos componentes de la sociedad civil, organizado por el Instituto de Derechos Humanos de Cataluña en el marco del Foro Universal de las Culturas Barcelona 2004, titulado Derechos Humanos, Necesidades Emergentes y Nuevos Compromisos.5​ El 2 de noviembre de 2007, en el marco del Forum de Monterrey (México) es aprobada la DUDHE.

Los derechos humanos emergentes suponen una nueva concepción de la participación de la sociedad civil, dando voz a organizaciones y agrupaciones nacionales e internacionales que tradicionalmente han tenido poco o ningún peso en la configuración de las normas jurídicas, como las ONG, los movimientos sociales y las ciudades, frente a los retos sociales, políticos y tecnológicos que plantea la globalización y la sociedad global. La DUDHE no pretende sustituir ni quitar vigencia a la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, ni a los instrumentos nacionales o internacionales de protección de los derechos humanos, más bien pretende actualizar, complementar, responder a los retos de la sociedad global y actuar como complemento desde el punto de vista de la ciudadanía participativa.

Nosotros, ciudadanas y ciudadanos del mundo, miembros de la sociedad civil comprometidos con los derechos humanos, formando parte de la comunidad política universal, reunidos en ocasión del Foro Universal de las Culturas en Barcelona 2004 y Monterrey 2007, e inspirados por los valores de respeto a la dignidad del ser humano, libertadjusticiaigualdad y solidaridad, y el derecho a una existencia que permita desarrollar estándares uniformes de bienestar y de calidad de vida para todos […]

Preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos Emergentes.

Sexagésimo aniversario de la Declaración

El 10 de diciembre de 2008 se cumplieron sesenta años desde la aprobación de la Declaración Universal de Derechos Humanos. En esa jornada, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró al año siguiente, 2009, Año Internacional del Aprendizaje sobre los Derechos Humanos, debido a que, tras un análisis de la situación real en el mundo, se tomó conciencia de que la realización de la Declaración tenía defectos que podrían reducirse a través del aprendizaje y la educación.

Por este aniversario, la Declaración fue el diseño de la moneda conmemorativa de 2 euros de los siguientes países: BélgicaItaliaFinlandia y Portugal.

Véase también

Referencias

  1.  Web oficial de la ONU
  2. ↑ Saltar a:a b c Danchin, Peter. «Drafting history» (en inglés). Nueva York: Universidad de Columbia. Consultado el 28 de marzo de 2015.
  3. Volver arriba «A/RES/217(III)[A]». Sistema de información bibliográfica de las Naciones Unidas (UNBISNET). Consultado el 28 de marzo de 2015.
  4. Volver arriba La Declaración Universal de Derechos Humanos
  5. Volver arriba Derechos Humanos, Necesidades Emergentes y Nuevos Compromisos

Enlaces externos

Enlace al artículo origina:

https://es.wikipedia.org/wiki/Declaraci%C3%B3n_Universal_de_los_Derechos_Humanos

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«PROHIBIDO HABLAR».

COMIENZO DE 0

Artículo 19.

Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Declaración Universal de Derechos Humanos.

“La televisión –ahora las redes sociales- es (son) el espejo donde se refleja la derrota de todo nuestro sistema cultural”

Federico Fellini.

La libertad intelectual es darse el tiempo para disfrutar el placer de la relectura; tener tiempo para recordar el presente, nada más y nada menos.

Releyendo un publicación de junio del 2015 de mi muy querida y linda Amiga, luchadra social incansable, activista y culta Loli, me sentí como levado de la mano hacia un momento de libertad intelectual que me llevó a recordar el presente releyendo el pasado…

Las formas más efectivas de represión social y autoritarismo intolerante son aquellas que pasan desapercibidas; aquellas a las que nos sometemos voluntariamente.

Entre la insertidumbre, la inseguridad y la violencia cotidiana vivimos imersos en un torbellino de calamidades, miedos, odios y frustaciones que nos inmovilizan, mortifican e impiden que seamos felices, es la tiranía de lo urgente que nos impone quienes controlan las corrientes de opinión que han invadido y saturado los espacios públicos reales y virtuales con sus mensajes de odio, encono y beligerancia entre hermanos en una feroz y pragmática competencia (guerra) por el poder a toda costa…

Jesús Torres Navarro.

la foto del perfil de Loli Lopesino, La imagen puede contener: una o varias personas y primer plano  · 

Prohibido hablar «De entre 2000 millones de personas en la tierra solo una no puede hablar en Alemania». Autor: Philipp Rupprecht, ”Fips” – Alemania, cerca 1920.

«PROHIBIDO HABLAR».

La intolerancia/tolerancia puede resultar fácil de reflexionar —a la par que complejo de exponer. Podría limitarme a llenar este espacio simplemente con parámetros ascéticos homogeneizados, cargados de «buenos propósitos», –extenderme de manera imprudente y/o en la clásica formación de «frases hechas»; por otro lado características de la mayor parte de los países, y monótono leitmotiv intervencionista por parte de los Estados en la jerga ‘neolengua’ (…) No lo haré. Por lo que no hace falta esperar en un espectáculo de estilo políticamente correcto. Cualquiera que me conoce, sabe que no es en absoluto el estilo cultural que prefiero. Comencemos por definir: 

La palabra «tolerancia»

(Del lat. tolerantĭa).

1. f. Acción y efecto de tolerar.

2. f. Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias.

3. f. Reconocimiento de inmunidad política para quienes profesan religiones distintas de la admitida oficialmente.

4. f. Diferencia consentida entre la ley o peso teórico y el que tienen las monedas.

5. f. Margen o diferencia que se consiente en la calidad o cantidad de las cosas o de las obras contratadas.

6. f. Máxima diferencia que se tolera o admite entre el valor nominal y el valor real o efectivo en las características físicas y químicas de un material, pieza o producto.

~ de cultos.

1. f. Derecho reconocido por la ley para celebrar privadamente actos de culto.

Prohibido

Durante un cierto tiempo, alrededor de los años 20, al Führer le estuvo prohibido celebrar discursos públicos. Este fue sin duda un duro golpe para la propaganda del Partido Nacional Socialista, ya –que en él– se alojaba uno de los más brillantes talentos oradores; una de sus puntas diamante. 

No obstante, y como muchas bien sabemos –la prohibición o prohibiciones– pueden volverse en contra de aquellas que precisamente lo demandan, ejercen, otorgan (…) y terminar así aumentando el arsenal de propaganda. Pocas cosas aumentan más la cohesión de un grupo como sentirse no aceptada, en minoría. 

Por ejemplo, Horst Ludwig Wessel -joven militante en el NSDAP de Berlín- fue asesinado de un disparo propiciado por opositores políticos en 1930, y –visitado por el mismo Goebbels en el hospital– tras su muerte por septicemia, se convirtió en símbolo del nacionalsocialismo y una de sus composiciones elegida como el himno del partido.

Del victimismo, afirman que es un útil mecanismo para a su vez escapar de la represión ‘sumisa’. Gracias a este los arrestos, las distintas reivindicaciones y protestas trascienden de nivel, clase, para transformarse en violaciones de derechos humanos; una militante ‘muerta’ durante un enfrentamiento con la policía se convierte en mártir. Cada ataque recibido de inmediato, por tanto, aparece como prueba refutable de que estamos en lo cierto: quieren que callemos porque proclamamos la verdad. —Ojo, precisamente aquí es donde me gustaría hacer hincapié: para cada uno de los bandos implicados, para las personas en general (!)

Cuando la Alemania de Hitler fue derrotada, los Aliados impusieron diversas prohibiciones que tenían que ver con el imaginario nazi, incluyendo la prohibición de sonar Horst Wessel Lied públicamente. Tal censura todavía existe en nuestros días; hoy como entonces, prohibiciones similares, obtienen grandes resultados en detener expresiones nostálgicas y neo-nazis. Sin embargo, para —el contrario— se limitan a elevarlas a la categoría de «verdades prohibidas.»

[42La tarea suprema del Jefe es encarnar la doble función que caracteriza a todas las capas del movimiento contra el mundo exterior; y al mismo tiempo, estar en el puente que vincula el movimiento a éste. El Jefe (…) reivindica personalmente la responsabilidad de todos los actos, hechos o mal hechos, cometidos por cualquier miembro o funcionario en el ejercicio de sus funciones. Esta responsabilidad total constituye, en el plano de la organización, el aspecto más importante de lo que se llama el principio del Jefe [Führerprinzip], según el cual cada uno de los ejecutivos, contentos de ser nominados por el Jefe, vuelven a convertirse en su viva encarnación, suponiéndose que cada orden emana de una misma y única fuente siempre presente. Esta identificación completa del Jefe con todos los sub-jefes que ha nombrado, y este monopolio de la responsabilidad sobre todo lo que se hace, son también los signos evidentes de la diferencia decisiva entre un dirigente totalitario y un dictador o un déspota ordinario. Un tirano no se identificaría con sus subordinados, y aun menos con sus actos (…). Esta responsabilidad total por todo lo que se cumple y esta identificación total con cada uno de sus responsables tienen una consecuencia muy práctica: nunca nadie tiene la experiencia de una situación donde es responsable de sus propios actos o puede dar cuenta de ellos (…). El verdadero misterio del Jefe totalitario está en una organización que le permite asumir la responsabilidad total de todos los crímenes cometidos por las formaciones de élites del movimiento y reivindicar simultáneamente la respetabilidad honesta e inocente del más ingenuo de sus compañeros de ruta.

venda Imagen: Nazi and East German Propaganda Archive; pintura: Diego Dayer.

Lo que por una parte –referida a la obediencia aparece como «banal», «sentido del deber», ejecutada hasta el final ante la otra se muestra como «mal radical». De igual forma la ‘servidumbre voluntaria’ y –en la que la «buena voluntad» de la persona se vuelve contra su capacidad de juzgar por sí misma– aparece como el otro lado del proceso totalitario de destrucción institucionalizada de lo humano, a favor de la eliminación del «ser humano». –La desgracia y drama del pensamiento único; el llamado “pensamiento único”, – en el sentido de visión única de las cosas, permitidos o autorizados, en público y en privado, desde el sistema dominante.

Políticamente correcto

A principios de esta larga ‘conversación’ – si recuerda – dije que no se podía esperar de mí… cualquier tipo de intervención “políticamente correcta”; espero haber sido fiel a mi palabra (!) En conclusión, tampoco emitiré ningún juicio de valor; me disculpo, pero no lo puedo exprimir por dos razones principales:

  1. Como los antiguos griegos y latinos -de hecho- creo en la libertad de juicio y en la elección de cada una, ya que creo que en la mía. Y en el respeto, (no la “tolerancia”…) que siento hacia las diferentes y variadas personalidades que caracterizan el género humano, esto me impide dar una “respuesta única” o “unívoca” a los problemas que, como sabemos, en la mayor parte del tiempo son “demasiados” “diferenciados”y extremamente “complejos”;
  2. Si sugiriese postura acerca de la palabra “tolerancia” e “intolerancia”, no solo traiciono mi pensamiento o/y creencia que es —proporcionar todas las “interpretaciones” posibles para que usted elija y establezca cualquier particular, opinión sobre el tema–, además, me encontraría en el lugar de aquellas que hasta el momento expuse en el curso de mis observaciones y reflexiones.

Como he tratado de señalar en las diferentes fases de esta entrada, las palabras que usamos o pronunciamos, nunca son «inocentes». En palabras de Ortega y Gasset: “dejar que los hombres sean libres de condenarse o salvarse”.

–Loli Lopesino

Enlace al artículo original: 

https://comienzodecero.wordpress.com/2015/06/03/prohibido-hablar/

 

 

«Identidad» Gente del borde. Reseña.

«Identidad»

Gente del borde

Tony Judt

 Straus Park, Nueva York, 1997; fotografía de Dominique Nabokov.

Sin preámbulos les comparto ésta magistral reseña que conduce pian pianito a reflexionar, a detenernos un momento y replantearnos el momento actual en función de nuestra individual existencia, nuestra verdadera «identidad».

Jesús Torres Navarro.

«La globalización en sí misma -la tierra «plana» de tantas fantasías irónicas- será una fuente de temor e incertidumbre para miles de millones de personas que acudirán a sus líderes en busca de protección. Las «identidades» crecerán mezquinas y tensas, a medida que los indigentes y los desarraigados golpeen los muros en constante aumento de las comunidades cerradas desde Delhi hasta Dallas»

Reseña:

«Identidad» es una palabra peligrosa. No tiene usos contemporáneos respetables. En Gran Bretaña, los mandarines del Nuevo Laborismo -no satisfechos con la instalación de más cámaras de vigilancia de circuito cerrado que cualquier otra democracia- han intentado (hasta ahora sin éxito) invocar la «guerra contra el terror» como una ocasión para introducir tarjetas de identidad obligatorias. En Francia y los Países Bajos, los «debates nacionales» sobre la identidad estimulados artificialmente son una cubierta endeble para la explotación política del sentimiento antiinmigrante, y una táctica descarada para desviar la ansiedad económica hacia los objetivos minoritarios. En Italia, la política de identidad se redujo en diciembre de 2009 a los registros casa por casa en la región de Brescia para rostros oscuros no deseados, ya que el municipio prometió desvergonzadamente una «Navidad blanca».

En la vida académica, la palabra tiene usos relativamente maliciosos. Los estudiantes universitarios de hoy en día pueden seleccionar entre una amplia gama de estudios de identidad: «estudios de género», «estudios de mujeres», «estudios de Asia-Pacífico-Estados Unidos» y docenas de otros. El inconveniente de todos estos programas para-académicos no es que se concentren en una minoría étnica o geográfica determinada; es que alientan a los miembros de esa minoría a estudiarse a  mismos, negando simultáneamente los objetivos de una educación liberal y reforzando las mentalidades sectarias y del gueto que pretenden socavar. Con demasiada frecuencia, tales programas son esquemas de creación de empleo para sus titulares, y el interés externo se desalienta activamente. Los negros estudian a los negros, los homosexuales estudian a los homosexuales, y así sucesivamente.

Como suele suceder, el gusto académico sigue a la moda. Estos programas son subproductos del solipsismo comunitario: hoy todos tenemos guiones: irlandeses americanos, nativos americanos, afroamericanos y demás. La mayoría de las personas ya no hablan el idioma de sus antepasados ​​ni saben mucho sobre su país de origen, especialmente si su familia comenzó en Europa. Pero a raíz de una generación de victimización jactanciosa, usan lo poco que conocen como una orgullosa insignia de identidad: usted es lo que sufrieron sus abuelos. En esta competencia, los judíos se destacan. Muchos judíos estadounidenses son tristemente ignorantes de su religión, cultura, idiomas tradicionales o historia. Pero sí saben sobre Auschwitz, y eso es suficiente.

Este cálido baño de identidad siempre fue extraño para mí. Crecí en Inglaterra y el inglés es el idioma en el que pienso y escribo. Londres, mi lugar de nacimiento, sigue siendo familiar para mí por todos los muchos cambios que ha visto a lo largo de las décadas. Conozco bien el país; Incluso comparto algunos de sus prejuicios y predilecciones. Pero cuando pienso o hablo del inglés, instintivamente uso la tercera persona: no me identifico con ellos.

En parte, esto puede deberse a que soy judío: cuando era pequeño, los judíos eran la única minoría significativa en la Gran Bretaña cristiana y el objeto de un prejuicio cultural leve pero inconfundible. Por otro lado, mis padres estaban bastante separados de la comunidad judía organizada. No celebramos festividades judías (siempre tuve un árbol de Navidad y huevos de Pascua), no seguí mandatos rabínicos y solo me identifiqué con el judaísmo durante las comidas de los viernes con los abuelos. Gracias a una escuela inglesa, estoy más familiarizado con la liturgia anglicana que con muchos de los ritos y prácticas del judaísmo. Entonces, si crecí siendo judío, era como un judío decididamente no judío.

¿Esta relación tangencial con la inglesa se deriva del lugar de nacimiento de mi padre (Amberes)? Posiblemente, pero también él carecía de una «identidad» convencional: no era ciudadano belga, sino hijo de migrantes apátridas que habían venido a Amberes desde el imperio zarista. Hoy diríamos que sus padres nacieron en lo que aún no se había convertido en Polonia y Lituania. Sin embargo, ninguno de estos países recién formados habría dado la hora del día -mucho menos ciudadanía- a un par de judíos belgas. Y aunque mi madre (como yo) nació en el East End de Londres, y por lo tanto era una auténtica Cockney, sus padres vinieron de Rusia y Rumania: países de los que no sabía nada y en cuyos idiomas no podía hablar. Al igual que cientos de miles de inmigrantes judíos, se comunicaron en yiddish, un idioma que no tenía un servicio discernible para sus hijos.

Yo no era ni inglés ni judío. Y, sin embargo, creo firmemente que estoy, de diferentes maneras y en momentos diferentes, ambos. ¿Tal vez tales identificaciones genéticas son menos consecuentes de lo que suponemos? ¿Qué pasa con las afinidades electivas que adquirí a lo largo de los años? ¿Soy un historiador francés? Ciertamente estudié la historia de Francia y hablo bien el idioma; pero a diferencia de la mayoría de mis compañeros estudiantes anglosajones de Francia, nunca me enamoré de París y siempre me sentí ambivalente al respecto. He sido acusado de pensar e incluso escribir como un intelectual francés, un cumplido de púas. Pero los intelectuales franceses, con excepcionales excepciones, me dejan frío: el suyo es un club del que felizmente me excluirían.

 L’exil, Berlín Occidental, 1977; fotografía de Dominique Nabokov.

¿Qué hay de la identidad política ? Como hijo de judíos autodidactas criados a la sombra de la Revolución Rusa, adquirí desde muy temprana edad una familiaridad superficial con los textos marxistas y la historia socialista, suficiente para inocularme contra las cepas más salvajes del neoizquierdismo de la década de 1960 cuando salía estoy firmemente en el campo socialdemócrata. Hoy, como un «intelectual público» (en sí mismo una etiqueta inútil), estoy asociado con lo que quede de la izquierda.

Pero dentro de la universidad, muchos colegas me consideran un dinosaurio reaccionario. Es comprensible: enseño el legado textual de los europeos muertos hace mucho tiempo; tiene poca tolerancia a la «autoexpresión» como sustituto de la claridad; considerar el esfuerzo como un pobre sustituto del logro; tratar mi disciplina como dependiente en primera instancia de los hechos, no de la «teoría»; y ve con escepticismo mucho de lo que hoy se considera una beca histórica. Por las costumbres académicas prevalecientes, soy incorregiblemente conservador. Entonces, ¿cuál es?

Como un estudiante nacido en Inglaterra de la enseñanza de la historia europea en los Estados Unidos; como un judío algo incómodo con muchas cosas que pasan por «judaísmo» en la América contemporánea; como un socialdemócrata frecuentemente en desacuerdo con mis autodescritos colegas radicales, supongo que debería buscar consuelo en el familiar insulto de «un cosmopolita desarraigado». Pero eso me parece demasiado impreciso, deliberadamente universal en sus ambiciones. Lejos de ser desarraigado, estoy muy bien enraizado en una variedad de herencias contrastantes.

En cualquier caso, todas esas etiquetas me inquietan. Conocemos suficientes movimientos ideológicos y políticos para desconfiar de la solidaridad exclusiva en todas sus formas. Uno debe mantener la distancia no solo de los obviamente «poco atractivos» -fascismos, jingoísmo, chovinismo- sino también de la variedad más seductora: el comunismo, sin duda, pero el nacionalismo y el sionismo también. Y luego está el orgullo nacional: más de dos siglos después de que Samuel Johnson lo señalara por primera vez, el patriotismo -como cualquiera que haya pasado la última década en Estados Unidos puede testificar- sigue siendo el último refugio del sinvergüenza.

Prefiero el borde: el lugar donde países, comunidades, lealtades, afinidades y raíces chocan incómodamente entre sí, donde el cosmopolitismo no es tanto una identidad como la condición normal de la vida. Tales lugares alguna vez abundaron. Hasta bien entrado el siglo XX, había muchas ciudades que abarcaban múltiples comunidades e idiomas, a menudo mutuamente antagónicas, ocasionalmente enfrentadas, pero que de alguna manera coexistían. Sarajevo fue uno, Alexandria otro. Tánger, Salónica, Odessa, Beirut y Estambul calificaron, al igual que ciudades más pequeñas como Chernovitz y Uzhhorod. Para los estándares del conformismo estadounidense, Nueva York se asemeja a aspectos de estas ciudades cosmopolitas perdidas: es por eso que vivo aquí.

Sin duda, hay algo autoindulgente en la afirmación de que uno siempre está en el borde, en el margen. Tal reclamo solo está disponible para cierto tipo de persona que ejerce privilegios muy particulares. La mayoría de las personas, la mayoría de las veces, prefieren no destacarse: no es seguro. Si todos los demás son chiíes, es mejor ser chiítas. Si todos en Dinamarca son altos y blancos, ¿quién -debido a una elección- optaría por ser bajo y moreno? E incluso en una democracia abierta, se requiere una cierta obstinación de carácter para trabajar deliberadamente contra la propia comunidad, especialmente si es pequeña.

Pero si naces en márgenes que se cruzan y -gracias a la peculiar institución de la tenencia académica- tienes la libertad de permanecer allí, me parece una percha decididamente ventajosa: ¿qué deberían saber de Inglaterra, que solo Inglaterra conoce? Si la identificación con una comunidad de origen fue fundamental para mi sentido del yo, tal vez dudaría antes de criticar a Israel, el «Estado judío», «mi pueblo», tan rotundamente. Los intelectuales con un sentido más desarrollado de afiliación orgánica instintivamente autocensuran: piensan dos veces antes de lavar la ropa sucia en público.

A diferencia del difunto Edward Said, creo que puedo entender e incluso empatizar con aquellos que saben lo que significa amar a un país. No considero tales sentimientos como incomprensibles; Simplemente no los comparto. Pero a lo largo de los años, estas feroces lealtades incondicionales-a un país, un Dios, una idea o un hombre-han llegado a aterrorizarme. La delgada capa de la civilización descansa sobre lo que puede ser una fe ilusoria en nuestra humanidad común. Pero ilusorio o no, haríamos bien en aferrarnos a él. Ciertamente, es esa fe -y las limitaciones que impone a la mala conducta humana- la primera en ir en tiempos de guerra o disturbios civiles.

Estamos entrando, sospecho, en un momento de problemas. No solo los terroristas, los banqueros y el clima van a causar estragos en nuestra sensación de seguridad y estabilidad. La globalización en sí misma -la tierra «plana» de tantas fantasías irónicas- será una fuente de temor e incertidumbre para miles de millones de personas que acudirán a sus líderes en busca de protección. Las «identidades» crecerán mezquinas y tensas, a medida que los indigentes y los desarraigados golpeen los muros en constante aumento de las comunidades cerradas desde Delhi hasta Dallas.

Ser «danés» o «italiano», «estadounidense» o «europeo» no será solo una identidad; será un rechazo y una reprensión para aquellos a quienes excluye. El estado, lejos de desaparecer, puede estar a punto de hacerse suyo: los privilegios de la ciudadanía, las protecciones de los derechos de residencia con tarjeta, se ejercerán como triunfos políticos. Los demagogos intolerantes en las democracias establecidas exigirán «pruebas» -de conocimiento, de lenguaje, de actitud- para determinar si los recién llegados desesperados merecen una «identidad» británica, holandesa o francesa. Ya lo están haciendo. En este valiente siglo nuevo, echaremos de menos a los tolerantes, a los marginales: a las personas del borde. Mi gente.

– «Edge People» es parte de una serie continua de memorias de Tony Judt.

Enlace a la publicación original del New York Times: 

 

Breve resumen: ideas políticas heterodoxas con visión global. Una atenta invitación a la reflexión existencial.

Alfonso Reyes: «La relectura es uno de los placeres de tener tiempo».

Manuel Azaña: «Para mí significa tener tiempo para recordar el presente, nada más y nada menos”.

Breve resumen: ideas políticas heterodoxas con visión global. Una atenta invitación a la reflexión existencial.

A través de la lectura de fragmentos seleccionados de una publicación mía de hace un año en JesToryAs blog. La revolución de la inteligencia.

https://jestoryas.wordpress.com/2017/02/03/the-word-revolution-la-revolucion-de-la-inteligencia-jesus-torres-navarro/

Resumen breve con la historia de algunas de las más relevantes ideas políticas heterodoxas con visión global.  

13 de febrero 2018.

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Jesús Cristo predicó “amor y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”, “amaos los unos a los otros”, “ama a tu prójimo como a ti mismo”, en una época similar en muchos aspectos a la actual hace 2000 años. Buda Gautama en la India y Mahoma en el Oriente Medio también hicieron lo propio.

En el siglo XVII Lutero y Calvino sembraron en Alemania la semilla que germinó en las primeras revoluciones campesinas de emancipación de la historia y en la reforma religiosa de Europa, al mismo tiempo que revolucionaron la prosa alemana, una de las más bellas del mundo.

Los llamados socialistas utópicos del siglo XVIII Saint Simon, Fourier y Owen en Europa señalaron que la esencia de un mundo futuro de paz y armonía se centraba en los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad, ideas que hicieron suyas los grandes revolucionarios independentistas de América Latina a principios del siglo XIX.

Hegel desarrolló la idea dialécticamente destacando el hecho innegable de que el desarrollo del universo se rige por la ley de las concatenaciones totales, sus escritos fueron y son lectura obligada para los estudiosos del derecho y las ciencias sociales y sentaron las bases para una mejor comprensión del mundo.

Marx y Engels sólo tuvieron que poner de pie las teorías de Hegel que estaban de cabeza para llevarlas a la práctica revolucionaria, en 1847 con la publicación del Manifiesto Comunista se acuñó la consigna “proletarios de todos los países uníos”. El 23 de junio de 1848 fue el fundamento teórico de los protagonistas del primer levantamiento obrero del mundo en Paris, Francia, así como lo fue de la guerra civil de 1871 en Francia donde surgió la memorable “Comuna de París” primer ensayo de un gobierno con democracia participativa ciudadana en la historia; el heroico pueblo de París armado garantizó la seguridad de la población y repelió las agresiones del exterior, los funcionarios de la Comuna tenían de sueldo el salario mínimo y no tomaban decisiones, estás eran potestad exclusiva de la Asamblea Popular. Marx dijo en aquel entonces: gloria por siempre a los valientes obreros de Paris, que tuvieron “la osadía de tomar el cielo por asalto.”

Lennin en Rusia fue un ideólogo con visión global que encabezó en octubre de 1917 la revolución para derrocar al gobierno monárquico del país más grande y poderoso del mundo e instaurar el primer estado socialista, en la guerra revolucionaria más corta y con el menor costo de vidas de la historia.

Bertrand Russell en Inglaterra en los años que estaba por estallar la primera guerra mundial, contra la opinión generalizada a favor de la guerra con Alemania alzó su voz y se declaró activista por la paz y contrario a la guerra, por ello fue repudiado por la mayoría de sus compatriotas, lo dejaron solo y aun así no renunció a la lucha por sus ideales pacifistas y contra las absurdas guerras comerciales entre países.

Los hermanos Ricardo y Jesús Flores Magón, en México, fueron de los principales ideólogos y activistas que moldearon la ideología de los precursores de los movimientos revolucionarios populares más importantes e impactantes de principios del siglo XX en México; fundaron La Casa del Obrero Mundial.

Nuestro regiomontano universal, el gran maestro Don Alfonso Reyes Ochoa en su obra titulada Atenea Política de 1932 dejo a la humanidad futura, además de su profunda visión global (cosmopolita como él la llamaba), las herramientas, la estrategia y la ideología para la construcción de un mundo nuevo de paz, solidaridad y armonía destacando la importancia de la lejana cercanía que hermana a la humanidad más allá de las fronteras y de los países. Dijo:

 

“Todos los viajeros lo saben: la manera más segura de marearse es fijar los ojos en el costado del barco, allí donde baten las olas. Y el mejor remedio contra esta atracción del torbellino es levantar siempre la vista y buscar la línea del horizonte. Las lejanías nos curan de las cercanías. La contemplación del rumbo da seguridad a nuestros pasos. Cuando yo hacía mi práctica militar, el sargento instructor solía gritarnos: Para marchar en línea recta no hay que mirarse los pies; hay que mirar de frente.” (Subrayado mío).

 

Siendo presidente del gobierno de la república española, hubo un momento en el que Manuel Azaña sintió la necesidad de escribir: “Me lo recuerda Alfonso Reyes, el gran escritor mexicano, en un ensayo de 1932 que se titula Atenea Política. La relectura es uno de los placeres de tener tiempo. Para mí significa tener tiempo para recordar el presente, nada más y nada menos.”

En el poema “1936”, publicado en Desolación de la Quimera, Luis Cernuda contó el encuentro que tuvo, ya en los años 60, con un brigadista norteamericano que se había jugado la vida en su juventud para defender la libertad política de la república española. Aunque Cernuda estaba desilusionado por los acontecimientos y asqueado por la actitud del gobierno franquista, volvió a creer en el sentido de la lucha. Afirmó, incluso, que la dignidad de una sola persona asegura la nobleza de una causa y justifica a todo el género humano.

 

Luis García Montero acertadamente dijo hace poco tiempo:

“Andamos de cabeza y pensamos con los pies”.

La razón poética reivindica la conciencia individual, salva la libertad ética del individualismo, pero no la lleva a las aguas de la competición agresiva, ni al egoísmo del consumo, sino a un pacto de lectura, al lugar del otro, al texto, que es un espacio público dignificado por la responsabilidad individual.

Vivimos un tiempo de necesaria poesía. O, lo que es lo mismo, la lírica ofrece una buena oportunidad para estos tiempos.”

Hagamos un alto en el camino, releamos y repensemos las sabias ideas políticas del pasado, dejemos de lado las expectativas basadas en promesas políticas, hagámonos dueños de nuestras opiniones, carguemos en un morral a nuestro clásicos favoritos y nada más, levantemos la vista al horizonte, allá donde el sol resplandece, hacia el futuro… y andemos juntos haciendo camino al andar.

Jesús Torres Navarro.