Big Bangs musicales

La historia de la música puede contarse en cinco momentos clave, conocidos como big bangs musicales. Conócelos en el siguiente artículo:

Big Bangs musicales

Alberto Muñoz Flores    

En el año 2000, Howard Goodall —notable compositor y presentador de tv británico— escribió y presentó una serie de cinco documentales llamada Big Bangs: Five Momentous Discoveries that Changed the Course of Western Music, en los que describe un número igual de momentos decisivos de la historia musical, que él compara con esa famosa gran explosión que, se dice, dio origen al Universo.

A partir de esta idea, el autor de este artículo nos explica esos cinco momentos estelares de la música, más un par de añadidos —cosa de no limitarse a lo dicho por alguien más.

Cuando descubrí los Big Bangs de Howard Goodall, me pareció que la serie era una verdadera revolución en la forma de pensar, enfocar, organizar y difundir los momentos clave de la historia de la música occidental. Goodall propone que:

  1. La notación musical
  2. La ópera
  3. La afinación bien temperada
  4. El piano
  5. La grabación

Representan las cinco grandes explosiones que detonaron avances insospechados en el desarrollo
 del arte musical. Yo, además, propongo que podríamos añadir dos Big Bangs: el Homo musicus —que tiene que ver con los orígenes de la música— y el violín. Veamos:

Big Bang #0: El Homo musicus

Según estudios recientes, la música no es privilegio exclusivo del ser humano, ya que algunas ballenas, ciertas especies de monos y algunos pájaros, producen estructuras sonoras que bien podrían ser consideradas como música.

Sin embargo, es un hecho que, hace miles de años, el cerebro del Homo sapienscreció, y el hombre adquirió conciencia y sensibilidad; entonces comenzó a danzar, cantar y producir sonidos que más tarde
 serían llamados música —los instrumentos musicales más antiguos que conocemos datan de hace unos 35 mil años—, lo cual le permitió acompañar el trabajo, socializar, cortejar y hacer la guerra de una manera más coordinada y eficaz, pero, sobre todo, expresar sus tristezas y alegrías por medio del arte: el Homo musicus había aparecido.

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Más tarde, cuando surgieron las primeras civilizaciones, se conformaron coros y orquestas primitivos,
 y parece que incluso algunas intentaron escribir música. Entonces sólo Dios y el compositor supieron lo que se registraba; hoy sólo lo sabe Dios.

Las primeras civilizaciones conformaron coros primitivos, y parece que incluso algunas intentaron escribir música.

Big Bang #1: La notación musical

A finales del siglo viii, Carlomagno —de la dinastía carolingia— fue coronado Imperator Romanorum —Emperador Romano— por el papa León iii. El Big Bangmusical sucedió cuando sus herederos vieron 
la necesidad de unificar la liturgia y, por lo tanto, imponer un solo tipo de textos con sus melodías: el canto gregoriano.

Hacia el año 1000 de nuestra era, dio inicio la notación o escritura de la música, que permite representar los sonidos de una manera precisa. Guido de Arezzo dio nombre a las notas —utremifasol,
 la— y creó un método de solfeo mucho más efectivo que la vaga e insegura imitación del canto no escrito y conservado por tradición oral.

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Esto sirvió para registrar las canciones más antiguas que conservamos de esos cantautores llamados trovadores. También, y en la medida que se crearon grafías cada vez más sofisticadas, sirvió para representar la duración de los sonidos —es decir, plasmar el ritmo—, y se impulsó el desarrollo de la polifonía —es decir, dos o más melodías simultáneas—, o lo que llamamos contrapunto. Con la escritura nació el concepto del compositor, aquél que plasma sus ideas musicales sobre una partitura, y gracias a la notación, la fuerza creativa de la composición musical explotó en todas direcciones.

Big Bang #2: La invención de la ópera

El siguiente Big Bang apareció sorpresivamente, cuando los grandes creadores de complejas partituras religiosas —motetes, misas, cantatas— y de canciones polifónicas —madrigales renacentistas— tuvieron que adaptarse a la moda impuesta por el nacimiento del «melodrama acompañado», o lo que nosotros llamamos ópera: una obra de teatro medio cantada y medio recitada, que se acompaña de una melodía continua tocada por los instrumentos más graves —el bajo continuo— y que a través del texto, del canto y de la puesta en escena, narra historias y trasmite emociones. Al principio, no existían las arias —piezas cantadas que detienen la acción para expresar algún sentimiento—, por lo que todo era diálogo teatral.

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La historia de la ópera inició con Dafne (1598), del italiano Jacopo Peri. Después, el tema de Orfeo y Eurídice —cuyo argumento habla del poder de la música— sería revisitado una y otra vez; el primer ejemplo es Eurídice (1600), con texto de Ottavio Rinuccini y música de Peri. Poco después, se estrenó Orfeo (1607), con texto de Alessandro Strigio y música de Claudio Monteverdi, el compositor más grande de su tiempo, quien aún vivía cuando en Venecia nació el primer espectáculo operístico en interiores al cual se podía acceder pagando la entrada: entonces apareció la ópera comercial.

Luis xiv de Francia, «el Rey Sol», impulsó el nacimiento de la ópera francesa, con una solemne introducción —obertura—, coros y mucha danza, preludio a la ópera-ballet.

A principios del siglo xviii, Antonio Vivaldi, en Venecia, y Georg Friedrich Händel, en Londres, llevaron este
 arte músico-teatral a niveles 
insospechados, y para la
 segunda mitad del siglo xviii apareció un «hoyo negro de la ópera», que devoró y opacó a todas las óperas de sus contemporáneos: Mozart.

La Revolución francesa —y otras tantas— parece haberse anunciado en el interior de un teatro; también, la independencia de Bélgica prácticamente dio inicio durante una función de ópera, y el Risorgimento italiano debe mucho a la afición exacerbada y nacionalista a los coros y arias de Verdi, cuyos vitoreos se confundían con los de «Vittorio Emanuele Re d’Italia» y culminaron con la Unificación de Italia.

En 1876, Richard Wagner desapareció los palcos, colocó unos democráticos asientos desde donde todo se oía y se veía, apagó por primera vez las luces en un teatro, escondió una poderosa orquesta, y presentó una subyugante y devastadora serie de cuatro óperas: la tetralogía El anillo del Nibelungo. Y aquí le paramos, porque ningún espacio es suficiente para hablar de ópera.

Si quieres conocer la segunda y tercera parte del texto Big Bangs musicales, consulta Algarabía 88 y 89.

Enlace al artículo original de Algarabía: 

http://algarabia.com/artes/big-bangs-musicales/#nota-1

 

 

Se requiere fortaleza para resistir con dignidad el aberrante sistema patriarcal.

Por Carolina Vásquez Araya

Se requiere fortaleza para resistir con dignidad el aberrante sistema patriarcal. Ya basta de utilizar la supuesta fragilidad de las mujeres como arma psicológica de dominación, para apoderarse no solo de su cuerpo sino también de sus decisiones, porque la historia no puede ser más ilustrativa de su enorme fortaleza ante […]

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Sólida como el diamante

Por Carolina Vásquez Araya   A 5 de marzo de 2018.

Se requiere fortaleza para resistir con dignidad el aberrante sistema patriarcal.

Ya basta de utilizar la supuesta fragilidad de las mujeres como arma psicológica de dominación, para apoderarse no solo de su cuerpo sino también de sus decisiones, porque la historia no puede ser más ilustrativa de su enorme fortaleza ante el ataque sistemático contra sus derechos. Las mujeres de todas latitudes han sido botín de guerra, objeto de abuso sexual, laboral y jurídico, han sido vasallas de un patriarcado impuesto a la fuerza para doblegar sus intentos de independencia. Como cualquier sistema dictatorial: solo que mucho más sutil, mucho más solapado.

Ya basta de “enseñarle” cuáles son las fronteras de su libertad. Desde la más tierna infancia se le marcan los límites y construyen los muros de un encierro virtual en donde el comportamiento se ha de ajustar a las exigencias del patriarcado. La niña ha de ser modesta, obediente, sumisa hasta el extremo de la esclavitud y esos supuestos dones se le presentan como los atributos ideales de su sexo. Luego vendrán -por añadidura- el silencio y la resignación, disfrazadas de virtudes santificadas por textos ancestrales escritos por hombres convencidos de la inferioridad de su sexo.

Ya basta de humillarla al invadir su espacio personal como si el cuerpo de una mujer fuera un objeto diseñado para el placer de los hombres. Ya basta de abusar de su paciencia ante la discriminación en el trabajo, en la escuela, en los círculos académicos, en donde se le niega el derecho de expresión y un lugar entre los mejores, aún siendo la mejor. Ya basta de propagar estereotipos para rebajar sus virtudes espirituales para etiquetarla como un frágil y débil ser ávido de protección masculina. La historia de millones de mujeres es evidencia de cuán fuerte y cuán sólido es su espíritu de lucha ante las adversidades creadas para someterla.

Ya basta de asesinarlas como mecanismo de intimidación y control. La mujer no pertenece a un hombre, no es parte de su patrimonio ni debe ser considerada un ser dependiente en un sistema jurídico creado para dominarla. Toda ley, todo reglamento, toda norma cuya naturaleza atente contra la libertad y la igualdad entre los sexos, debe ser eliminada por ser injusta y perversa. Garantizar el derecho de la mujer sobre las decisiones que afectan su vida es un acto de justicia largamente postergado, así como las reparaciones por violar su integridad desde posiciones de poder, una antigua costumbre tolerada por un sistema de valores arcaico cuya vigencia es un atentado contra la moral y la ética.

Ya basta de imponerle desde el poder político el marco restrictivo de una doctrina religiosa. Es una violación flagrante de la ley vigente en la abrumadora mayoría de países democráticos, signatarios de tratados y convenciones sobre el respeto a las libertades ciudadanas. Ya basta de recitarle versículos para convertirla en un ente sumiso ante la voluntad patriarcal, porque el patriarcado no es más que un sistema destinado a extinguirse por injusto, violatorio de los derechos de las mayorías en todos los campos: sexual, económico y social.

Ya basta de negarle acceso a la educación con la excusa de haber sido creada para servir desde el ámbito doméstico. Las evidencias de su capacidad creadora, de sus dones intelectuales y artísticos, de su naturaleza sólida ante los desafíos de la vida, constituyen la prueba más contundente de que la mujer, en espacios de decisión, constituye un factor determinante para garantizar el desarrollo correcto y equilibrado de cualquier sociedad. Toda política en contra de sus derechos impone un absurdo freno al avance de un país. ¡Ya basta!

La fortaleza de la mujer no necesita más demostración que un repaso por la Historia.

 

 

 

Reseña: La voz dormida

La voz dormida es una novela de Dulce Chacón escrita con base en entrevistas que la autora hizo a mujeres víctimas de la represión franquista y publicada en 2002. La actualidad del texto, su punto de vista y sus inclinaciones políticas son características que se notan desde el primer momento. La novela narra las historias […]

a través de Reseña: La voz dormida — Palabrerías

MARZO 2018RESEÑAS

Reseña: La voz dormida

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La voz dormida es una novela de Dulce Chacón escrita con base en entrevistas que la autora hizo a mujeres víctimas de la represión franquista y publicada en 2002. La actualidad del texto, su punto de vista y sus inclinaciones políticas son características que se notan desde el primer momento.

La novela narra las historias de varias mujeres después de la Guerra Civil Española, hay quienes señalan a Pepita como el personaje principal o el hilo conductor, sin embargo, se habla ampliamente al menos de otras cinco: Hortensia, Elvira, Mercedes, Reme y Tomasa. En las seis se aprecian características muy particulares, sobre todo si pensamos que en aquella época (1939) bajo el régimen franquista la mujer era vista como un ser frágil, inepto y destinado únicamente a parir y cuidar.

De una forma u otra, todas ellas conviven en la prisión de Ventas[1], son fuertes, valientes, políticas y rebeldes en la medida en la que se salen del modelo prototípico de mujer al que todas en España estaban sometidas. Algo muy notorio, también revolucionario, en ellas es que, si bien sí se enamoran, ninguna está a la espera de un hombre para comenzar a vivir. De hecho, aunque suele decirse que el hilo conductor es la historia de amor de Pepita, puede leerse fácilmente de otro modo, poniendo el foco en ella y no en su relación «romántica».

La voz dormida es, en muchos sentidos, una historia que reinvindica a todas esas mujeres maltratadas y olvidadas por el franquismo, nos conecta de una forma fresca con una parte de la historia que algunos ya han olvidado o nunca conocieron, invita a la reflexión y es capaz de atrapar a diversos públicos, aunque es muy probable que encuentre a sus más fervientes lectores entre las personas interesadas en el feminismo.

[1] Prisión ideada por Victoria Kent con la intención de crear una cárcel modelo para mujeres y que durante la posguerra fue convertida en una especie de almacén de reclusas, sobrepasando su capacidad y, como resultado, ofreciendo pésimas condiciones de vida.

 

¡Benditas Mujeres; hagamos que sus gritos suenen!

Marzo mes internacional de la Mujer

JesToryAs Blog en pie de lucha con las benditas Mujeres por su empoderamiento en la toma de decisiones en todos los ámbitos de las sociedad, por la erradicación de la violencia contra las Niñas y las Mujeres, contra toda forma, por cualesquier motivo, de discriminación y exclusión social y por la verdadera democracia participativa global.

Les comparto, para su difusión por favor, por separado, del <callejón de los cuchillos> las 25 poemas contra la violencia de género publicados en en artículo anterior. Por favor hagamos que sus gritos suenen.

Jesús Torres Navarro.

¡Benditas Mujeres; hagamos que sus gritos suenen! 

Ángela Figuera Aymerich 
(Bilbao, 1902 – Madrid, 1984)

No quiero

No quiero
que los besos se paguen
ni la sangre se venda
ni se compre la brisa
ni se alquile el aliento.
No quiero
que el trigo se queme y el pan se escatime.

No quiero
que haya frío en las casas,
que haya miedo en las calles,
que haya rabia en los ojos.

No quiero
que en los labios se encierren mentiras,
que en las arcas se encierren millones,
que en la cárcel se encierre a los buenos.

No quiero
que el labriego trabaje sin agua
que el marino navegue sin brújula,
que en la fábrica no haya azucenas,
que en la mina no vean la aurora,
que en la escuela no ría el maestro.

No quiero
que las madres no tengan perfumes,
que las mozas no tengan amores,
que los padres no tengan tabaco,
que a los niños les pongan los Reyes
camisetas de punto y cuadernos.

No quiero
que la tierra se parta en porciones,
que en el mar se establezcan dominios,
que en el aire se agiten banderas
que en los trajes se pongan señales.

No quiero
que mi hijo desfile,
que los hijos de madre desfilen
con fusil y con muerte en el hombro;
que jamás se disparen fusiles
que jamás se fabriquen fusiles.

No quiero
que me manden Fulano y Mengano,
que me fisgue el vecino de enfrente,
que me pongan carteles y sellos
que decreten lo que es poesía.

No quiero amar en secreto,
llorar en secreto
cantar en secreto.

No quiero
que me tapen la boca
cuando digo NO QUIERO…

Aporte de Miriam Tessore
Publicado en Emma Gunst