Pablo Neruda Dijo.
Me gusta un poco el desorden y el caos; las camas ligeramente desordenadas, el cabello revuelto por el viento, las carcajadas disonantes que rompen el silencio.
#PabloNeruda
En ese minuto te habrás ido tan lejos que yo cruzaré toda la tierra preguntando si volverás o si me dejarás muriendo.
#PabloNeruda
¿Por qué se suicidan las hojas cuando se sienten amarillas?
#PabloNeruda
Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso, ¡qué soledad errante hasta tu compañía!
#PabloNeruda
Si cada día cae dentro de cada noche,
existe un pozo donde la claridad está aprisionada.
Necesitamos sentarnos en el borde del pozo de la oscuridad
y pescar la luz caída con paciencia.
#PabloNeruda
Las lágrimas que no se lloran, ¿esperan en pequeños lagos?, ¿o serán ríos invisibles que corren hacia la tristeza?
#PabloNeruda
Y si no das más, tan solo encuentra lo que hay en tus manos, piensa que dar amor nunca es en vano. Sigue adelante sin mirar atrás.
#PabloNeruda
La timidez es una condición ajena al corazón, una categoría, una dimensión que desemboca en la soledad.
#PabloNeruda
Conocer el amor de los que amamos es el fuego que alimenta la vida.
#PabloNeruda
Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.
#PabloNeruda
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido.
#PabloNeruda
Inclinado en las tardes tiro mis tristes redes a tus ojos oceánicos.
En ti los ríos cantan y mi alma en ellos huye como tú lo desees y hacia donde tú quieras.
Queda prohibido no sonreír a los problemas, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo, no convertir en realidad tus sueños.
El vino mueve la primavera, crece como una planta de alegría. Caen muros, rocas, se cierran los despeñaderos, nace el canto.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca.
#PabloNeruda
¿Quién escribe tu nombre en cartas de humo entre las estrellas del sur? Oh, déjame recordarte cómo eras antes de que existieras.
#PabloNeruda
Te amo de esta manera porque no conozco otra forma de amar sino esto, en el que no hay yo ni tú, tan íntimo que tu mano sobre mi pecho sea mi mano, tan íntimo que cuando me quedo dormido tus ojos se cierran.
#PabloNeruda
Si nada nos salva de la muerte, al menos el amor debería salvarnos de la vida.
#PabloNeruda
Pablo Neruda : Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
La canción desesperada: Otras letras acerca del querer
Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.
Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!
Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, ¡feroz cueva de náufragos!
En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.
Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. ¡Todo en ti fue naufragio!
Era la alegre hora del asalto y el beso.
La hora del estupor que ardía como un faro.
Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,
turbia embriaguez de amor, ¡todo en ti fue naufragio!
En la infancia de niebla mi alma alada y herida.
Descubridor perdido, ¡todo en ti fue naufragio!
Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, ¡todo en ti fue naufragio!
Hice retroceder la muralla de sombra,
anduve más allá del deseo y del acto.
Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.
Como un vaso albergaste la infinita ternura,
y el infinito olvido te trizó como a un vaso.
Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.
Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.
Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme
en la tierra de tu alma, ¡y en la cruz de tus brazos!
Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.
Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.
Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.
Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos.
Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.
Ése fue mi destino y en él viajó mi anhelo,
y en él cayó mi anhelo, ¡todo en ti fue naufragio!
Oh sentina de escombros, en ti todo caía,
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron.
De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste
de pie como un marino en la proa de un barco.
Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.
Pálido buzo ciego, desventurado hondero,
descubridor perdido, ¡todo en ti fue naufragio!
Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.
El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.
Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.
Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.
Es la hora de partir. ¡Oh abandonado!