Escribir equivale a olvidar. Fernando Pessoa — Los cuadernos de Vieco

Escribir equivale a olvidar. La literatura es la manera más agradable de ignorar la vida. La música arrulla, las artes visuales animan, las artes vivas (como la danza y las representaciones) entretienen. La primera, sin embargo, se aleja de la vida por hacer de ella sueño; las segundas, con todo, no se alejan de la […]

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La rosa seca

La rosa seca

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Veo en el jardín una rosa seca. Siento enseguida que agosto se acaba igual que una rosa seca. Un minuto después me da vueltas en la cabeza la idea de que la democracia española es una rosa seca. Tengo la costumbre de convertir en imágenes los sentimientos y las reflexiones. De esa manera puedo verlas con más objetividad, fuera de mí. Puedo también hacerle preguntas, porque ellas me ayudan a murmurar mis respuestas.

¿Por qué es la democracia una rosa seca? La verdad es que esta imagen conserva una carga grande de amor; no se trata de ningún desprecio. Después del largo invierno democrático vivido en Europa (racismo, injusticia social, impunidad, machismo, violación de derechos humanos, vergüenza en las fronteras, leyes mordazas, impunidad del dinero…), hay otras imágenes quizá más contundentes para hablar de democracia: el cadáver de un ahogado, la calavera en un desierto, el ataúd después de un bombardeo, los colmillos de un banquero, la reja oxidada de una cancillería.

Pero yo nací bajo una dictadura, envuelto con el papel de periódico de los años 50, y conservo por la democracia un amor melancólico que me impide usar estas imágenes degradantes. Prefiero la dignidad de la rosa seca. No está desde luego en un buen momento, pero arrebatarle toda la belleza no es una salida razonable. No lo ha sido nunca.

¿Entonces? ¿Qué hacer para mantener el respeto por las urnas? Pues no separar los resultados electorales de los problemas de la calle y tener muy en cuenta las medidas que puede adoptar un Gobierno. Yo no voto para que haya Gobierno, sino para que el Gobierno que haya represente y cumpla una política determinada. Las discusiones sobre votos, diputados y pactos son hojarasca de despacho si no nacen de una preocupación por las condiciones laborales de la gente, por la sanidad y la educación de la ciudadanía, por la igualdad y la libertad de las personas, por la transparencia de las instituciones… El voto es sólo un acto más de la convivencia democrática. Los resultados no pueden separarse de la reivindicación cotidiana y la movilización. Somos una ciudadanía, no un electorado o una ensalada de encuestas.

¿Y tú qué puedes hacer? Querida rosa seca, lo poco que yo puedo hacer es no dejar que me asusten con palabras. Te lo digo porque últimamente hay 3 palabras que me provocan muchos sobresaltos: intransigencia, responsabilidad y buenismo.

¿Eres intransigente? Si por intransigente te refieres a que niego a los demás su derecho a opinar, no, no soy intransigente. Y fíjate que digo opinar, no pensar, porque el pensamiento es un ejercicio que se practica poco en esta sociedad de telebasura. El pensamiento está más seco que tú, querida rosa democrática. Pero si intransigente significa defender mi derecho a opinar de acuerdo a mi conciencia, sin traicionarme, soy muy intransigente. Creo que la mayor amenaza para la España de hoy es un Gobierno del PP.

¿Es que no sabes ceder? No he hecho otra cosa en mi vida, pero cedo para construir con los demás un mundo más justo, no para facilitar que Rajoy siga liquidando el derecho laboral, el sistema público de pensiones, la educación y la igualdad. Que lo apoyen los que piensan y opinan como él. Si yo no lo apoyo, creo que, más que intransigente, soy coherente.

¿Y la responsabilidad? Todos somos responsables cuando decidimos, cuando nos callamos o cuando miramos hacia otro lado. Por eso me niego a que se identifique la condición de responsable con la persona que se somete a los intereses de una dinámica injusta. Yo me siento responsable ante los periodistas que no pueden ejercer su profesión con dignidad en RTVE o en Telemadrid, con las personas que soportan un trabajo indecente y un salario indigno, con las niñas segregadas en una educación machista, con los enfermos empujados a la sanidad privada por falta de inversiones, con… Para mí la verdadera irresponsabilidad es no buscar una alternativa al Gobierno de Rajoy.

¿Tú eres un buenista? No tengo por qué renunciar a la palabra bueno. Resulta significativo cómo se convierten en motivo de desprecio las buenas intenciones. Entre las élites hay muchos que no sólo opinan, sino que también piensan. Y el pensamiento reaccionario prefiere ridiculizar a sus adversarios en vez de enorgullecerse de sus canallerías. No afirman que la democracia y los parlamentos deben someterse a las exigencias salvajes de los especuladores. Prefieren llamarnos ingenuos o buenistas a los que buscamos alternativas políticas a las corrientes impuestas por los magnates del dinero. Me parece mucho más respetable el joven inexperto de buena voluntad que el viejo de los colmillos retorcidos que se ha acomodado en la mala sangre. Aunque no me olvido de que los viejos han sido jóvenes y de que son tan peligrosos los jóvenes sin memoria como los viejos cascarrabias. Hay también mucho joven retorcido. Y aquí me callo.

Ya está, querida rosa seca. No me hagas hablar más de la cuenta. Tengamos en paz tú y yo este final de agosto. Como soy buenista, siento que la democracia eres tú, una rosa seca. Si escribiese calavera, cadáver o ataúd, la cosa ya no tendría remedio. Pero una rosa es una rosa, nace de un rosal, y con un poco de abono y de riego hasta pueden surgir rosas nuevas de pétalos rojos, amarillos y morados. 

Toda la naturaleza es un embeleso decorativo de nuestra música interior, Emil M. Cioran — Los cuadernos de Vieco

Sin que nosotros podamos impedirlo, el velo que recubre ese espectáculo llamado vida se desgarra en miríadas de copos ilusorios y, de todo cuento se desarrollaba ante nuestros ojos, no quedan ya ni tan siquiera las sombras de una quimérica realidad. La función del hastío es desgarrar ese velo. ¿Será nuestro canto lo bastante fuerte […]

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Otras están muertas — Liberoamérica

Hay días en los que soy tremendamente pesimista: cuando leo que hay niñas obligadas a ser madres tras ser abusadas sexualmente, por ejemplo. Otros en los que al final del día me siento estúpida por creer que despenalizarán el aborto y que finalmente muchas mujeres no morirán en consultorios clandestinos e improvisados. En América Latina […]

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¡Ya hemos pasao! #26M — Comienzo de 0

Del: ”NO PASARÁN” de Dolores Ibárruri, la Pasionaria, quien pronunció dichas palabras durante un discurso radiofónico del 19 de julio de 1936: “Todo el país vibra de indignación ante esos desalmados que quieren hundir la España democrática y popular en un infierno de terror y de muerte. Pero ¡no pasarán!”. […] A: ”ya hemos pasao”, título […]

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Azaña, una pasión española

Azaña, una pasión española

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  Publicada el 19/05/2019 

Los historiadores de la literatura deben tener la precaución de no interpretar el pasado con los valores de su presente. Es poco objetivo identificar sin matices las inquietudes de hoy con la realidad de Cervantes, Jovellanos o Rosalía de Castro. Pero la literatura no es una crónica histórica, está hecha para ser habitada, para que los lectores hagan suyos los sentimientos y discutan las palabras como si fuesen un asunto propio. Así que la apropiación indebida del pasado es lo más natural, aquello que logra con su energía el buen artificio literario.

Diderot nos enseñó que la verosimilitud en el teatro no es fruto de la espontaneidad vital, sino de la vitalidad trabajada en las formas de la representación. De esa paradoja viven las emociones literarias. Y las emociones, los mestizajes entre el pasado y nuestro presente, son poderosas cuando las historias de ayer se rozan con el pan de hoy. Las inquietudes, por ejemplo, de Unamuno y Azaña nos abren los ojos de una manera significativa a la realidad que vemos pasar cada mañana por los medios de comunicación.

José Luis Gómez ha representado en el Teatro de la Abadía su Unamuno: venceréis, pero no convenceréis y su Azaña, una pasión española. Como espectador, no me sorprende ver a Unamuno y a Azaña sobre el escenario, con la verdad de su drama en carne y hueso. Uno sabe que la fuerza teatral de José Luis Gómez puede dar vida interior y exterior a cualquier personaje, viajar entre el hoy y el ayer con una capacidad de desdoblamiento y comprensión del otro. Sus desdoblamientos consiguen dibujar siempre la unidad de un marco común que imposibilita la indiferencia. El sentido de esa energía trabajada culmina cuando las palabras de Unamuno y Azaña nos interpelan sobre la hora presente.

Unamuno fue un intelectual honesto, valiente, capaz de ejercer la conciencia crítica. El problema es que su honestidad intelectual se quedó encerrada en sí misma, haciendo que la realidad del mundo fuese por un camino y sus pensamientos por otro. En los primeros meses de 1936 hablaba de golpe de Estado, hombres fuertes y soluciones a la degradación de la República, sin saber bien lo que decía, sin comprender que sus propuestas ayudaban al golpe de Estado de unos militares que no tenían nada que ver con su manera republicana de entender la verdad. Su ruidoso enfrentamiento con Millán-Astray, en el que se jugó lo poco que le quedaba de vida, no fue la consecuencia de una discusión política, sino la desesperación vanidosa de ver que el mundo no le daba la razón.

Con mucha frecuencia la realidad se empeña en llevarnos la contraria. Más que procurar imponernos a ella, conviene comprenderla y tomar postura sin creernos los dueños del mundo. Las dinámicas nacionalistas son un buen ejemplo del modo en el que la gente llega a separarse de los conflictos reales. Al final muchos intelectuales se olvidan de los conflictos, de la necesidad de resolverlos de la mejor forma, empeñados en demostrar su razón. Muy buenas cabezas independentistas y no independentistas, por ejemplo, llevan meses despreocupados de tomar conciencia del conflicto catalán y de sus posibles soluciones. Se dedican sólo a caminar en el laberinto afirmativo de su mundo interior. Son vanidades que se alimentan entre sí.

La vocación política de Azaña, y su pasión española, propone el ejemplo contrario. Le interesaba menos la nación que el Estado, la mística que el sentido cívico, la identidad sentimental que la emoción de crear instituciones capaces de construir un marco de convivencia en libertad. Sus paradojas no saltaban de un extremo a otro para encender conflictos, sino de una conciencia a otra para solucionarlos. Pese a la maquinaria de desprestigio que el pensamiento reaccionario montó desde antes de la Guerra, Azaña sigue siendo el mayor ejemplo político de serenidad y firmeza democrática en nuestra historia. Y a su lado don Juan Negrín.

Azaña, una pasión española representa un deseo: que decir ciudadano español sea equivalente a decir un ser libre.  Por debajo late la idea de que la conciencia individual es inseparable del compromiso con el bien común. La libertad como bien común.

Esa alianza de conciencia individual, instituciones democráticas y sentido del Estado supone la mejor defensa de la dignidad política que podemos vivir ahora, frente a las nuevas alianzas del totalitarismo identitario y de la avaricia neoliberal.

La vocación y la conciencia como bien común. Decía Albert Camus que un país vale lo que vale su prensa. Decía Federico García Lorca que la salud de un país depende del estado de su teatro. Yo le agradezco a José Luis Gómez que me permita hablar del sentido profundo de la cultura y del teatro en un artículo de prensa.

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Hay que llenar España de banderas españolas

 

 

Sol Arri: «Creo que si hay miedos en la poesía, ésta no está cumpliendo su propósito» — Liberoamérica

Sol Arri es una joven escritora nacida el 14 de julio del año 2000 en Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Comenzó a escribir poesía a los quince años y a sus dieciocho, ya tiene cerca de ciento treinta poemas escritos. Su predilección por las letras la llevó a inscribirse en la carrera Artes de la

Escritura en la Universidad Nacional de las Artes, la cual está cursando actualmente. Estudia francés, inglés, da clases particulares; milita desde hace dos años en una agrupación política y desde hace cuatro dentro del feminismo.

En estos días, la entrevisté por su libro de poesía (rêve)rdecer (Niña Pez, 2019), recién sacado del horno. Allí hallamos versos ingeniosos y de una gran madurez.

  • ¿A qué edad empezaste a escribir poesía por tu cuenta y cómo se dio? ¿Quién te inspiró?

Descubrí la poesía cerca de mis catorce años y me animé a empezar a escribirla a los quince. Un hecho curioso es que todos mis primeros poemas son en inglés: creo que es por un tema de intentar hacer un poco más impersonal algo tan íntimo como la poesía. Siendo que el inglés no es mi lengua nativa, creo que intentaba no quedar tan expuesta al escribir en ese idioma. Cuando empecé a conectarme un poco más con mis sentimientos, pude hacer la transición al español.

Una gran influencia, y quien me introdujo en el mundo de la poesía, fue mi tía: ella también es quien escribió el prólogo de mi libro. En torno a qué situación concreta me llevó a escribir poesía, creo que puedo afirmar que fue mi primer enamoramiento: la primera vez que sentí cosas fuertes por alguien (y al principio, pensaba que no era recíproco; terminó siéndolo, a medias) y necesité descargar todos esos sentimientos en algún lado.

  • ¿Cómo fue que se te ocurrió publicar con la editorial Niña Pez?

Nuevamente, fue mi tía quien insistió en que lo hiciera. A fines del año pasado me había enviado la convocatoria y yo no le di mucha importancia y luego, en febrero de este año, me la envió de nuevo. Estaba atravesando un momento de muchos cambios en mi vida y decidí probar mandando mis poemas, algo que tal vez no hubiese hecho en otro momento de mi vida. Seleccioné veinticinco poemas, los ordené de una forma en la que para mí contaban una historia y separé en tres partes; lo envié y recibí una hermosa respuesta de parte de Jessica Boianover, quien creó Niña Pez, diciéndome que les gustaría editar mi primer libro. De ahí en adelante, todo fue un camino muy vertiginoso, pero increíblemente hermoso, que concluyó en la publicación de (rêve)rdecer.

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  • ¿Se tocan con mucha pasión los temas del empoderamiento y la libertad, ¿qué te empodera?

El empoderamiento y la libertad son pilares fundacionales del feminismo que milito día a día. Creo que la militancia misma (en todas sus formas), tener ambiciones y proyectos son en sí cosas que me empoderan: hacer cosas por mí misma y no para complacer a un tercero, tomar las riendas de mi propia vida. Esos son hechos que me hacen sentir bien, que me ayudan a darme cuenta de que no necesito de nadie más (aunque sí sea hermoso compartir experiencias y vida con otra gente): eso es el empoderamiento para mí, el estado máximo de control sobre mis decisiones y acciones. Poder escribir sobre mis propios sentimientos e incluso sobre complacerme a mí misma, es algo que no hubiese creído posible algunos años atrás: mi crecimiento personal tanto como mujer y como poetisa es la mayor muestra de empoderamiento que se me ocurre.

  • Escribiste «Nado en el cielo, vuelo en el mar». ¿Alguna vez te sentiste como un pez fuera del agua?

Sobre todo en mi momento de transición entre la primaria y la secundaria, cuando me estaba construyendo como persona y entendiendo cómo me quería parar frente a la vida. Eso terminó cuando construí mi grupo de amigas y amigos (que por suerte sigo manteniendo) y logré reencontrarme desde otro lugar con quienes solían ser mis amigas. Por lo demás, siempre me quedé cerca de las personas y situaciones que me hicieran sentir cómoda y comprendida.

  • En tus poemas aparece bastante la luna, ¿qué representa para vos?

Creo que las/os poetas en general tenemos cierta fijación con la luna: es una cuestión, en mi caso, de que aparece a la noche al igual que todos mis poemas. Lo nocturno tiene un rol central no sólo en la temática de lo que escribo, sino también en el momento en que escribo. Me atrevería a decir que la mayor parte de mis poemas fueron escritos durante la noche: el cielo, la oscuridad o tal vez incluso la soledad son elementos que me hacen reflexionar muy seguido. Y por supuesto, el factor estético: la luna como vigilante eterna, ilumina todo sin siquiera tener luz propia. Siempre que necesité inspiración, miré para arriba de noche (de hecho, el poema “Vaivén” de mi libro lo escribí enteramente observando la luna desde mi balcón).

  • ¿Cómo es eso que figura en la contratapa de que cualquiera puede sentirse identificado con lo que se lee en este libro?

Es más una expresión de deseo: el querer que todas/os puedan sentirse identificadas/os, de cualquier forma, con algo de lo que yo haya escrito. También tiene mucho que ver con el “popularizar” la poesía: la historia de la literatura la ha relegado a un lugar en el que pareciera ser solamente accesible para gente erudita en extremo, con un entendimiento mayor del análisis literario. Eso es todo contra lo que quiero luchar cuando escribo: lograr que se la separe de esa estigmatización, que deje de ser algo inaccesible y que cualquier persona que lea pueda interpretarlo desde su propia subjetividad sin necesidad de ser un(a) crítico/a literario o de tener conocimientos literarios. Que interpele el día a día de todas/os, los sentimientos, las vivencias. Soy fiel creyente de que, si no escribimos poesía accesible, no deberíamos escribirla en lo absoluto.

  • ¿Cuál es tu mayor miedo a la hora de escribir poesía? ¿O no hay miedos?

El terreno de la poesía (y la literatura en general) es uno de los espacios más seguros que conozco. Es un espacio que te permite explorar, preguntar, acotar o contradecir lo que sea sin miedo a ser juzgada o estar equivocada: y si hay miedos en la vida, se pueden vencer escribiendo acerca de ellos. Creo que si hay miedos en la poesía, ésta no está cumpliendo su propósito: si hay algo que busca hacer la poesía es poner en palabras sentimientos tan abstractos y aparentemente inalcanzables como el amor, la lujuria, la tristeza o el miedo. Un poco como la física, que también busca explicar cosas que vivimos todos los días. Y una vez que los ponés en palabras, que escribís sobre ellos, lográs un nivel de extrañamiento tal que te permite dejar de verlos como algo que te persigue y más como algo natural que hay que atravesar en las diferentes etapas de nuestra vida. Ya no te atraviesan de forma agobiante, sino que (por lo menos en mi experiencia) lográs dejarlos en el papel y que allí queden: después está en cada una/o el querer releerlos y revivirlos o no.

♣ A continuación, un poema que integra el nuevo libro:

Epílogo

¿Qué son las flores?
¿son su olor, su color, su textura?
¿son quien las riega?
¿son el tiempo que perduran?
¿son la cantidad de abejas que alimentan?
¿son la fortaleza de su tallo, la longitud de sus raíces?
¿son la cantidad de ojos que atraen
y manos que quieren arrancarlas?
¿y qué es el viento?
¿es las palabras que arrastra, los olores?
¿es las cabelleras que despeina?
¿es los pulmones que lo reclaman?
¿es los árboles que derriba?
¿es las hamacas que mece?
¿y qué soy yo?
¿soy como me dejo tratar?
¿soy los cuerpos que abrazo?
¿soy las lágrimas que emito?
¿soy la cantidad de poemas que te escribo?
¿soy efímera como una flor, invisible como el viento?
¿soy?
¿me dejás ser?

Sol Arri

[…]a través de Sol Arri: «Creo que si hay miedos en la poesía, ésta no está cumpliendo su propósito» — Liberoamérica

 

Whitman es una galaxia entera

Whitman es una galaxia entera

A los 200 años de su nacimiento, el autor de ‘Hojas de hierba’ sigue siendo el gran poeta de la democracia, uno de los autores más influyentes de la literatura universal

Walt Whitman Walt Whitman ULLSTEIN BILD / GETTY IMAGES

Walt Whitman nació el 31 de mayo De 1819 en Nueva York, en West Hills, a unos 40 kilómetros del actual Empire State Building, por dar un dato preciso, extraído de Google Maps. Calcula Google 10 horas andando desde West Hills hasta Manhattan. Más de una vez haría ese camino este poeta del que ahora se cumplen 200 años de su nacimiento. De Whitman no se ha dejado de hablar jamás, ha estado presente en todo momento de la historia literaria. Su fama no conoce altibajos. En eso ha acabado siendo como DanteCervantesShakespeare o Tolstói. Whitman es un fundamento de la literatura y el poeta más misterioso y a la vez popular de la modernidad. Haríamos bien en preguntarnos, aprovechando este bicentenario del autor de Hojas de hierba, por qué de vez en cuando la literatura produce esas obras casi sobrenaturales que se inscriben en la historia de una forma ineludible. Puede que Whitman, como Dante o como Tolstói, supiera que la literatura funda la ilusión de la espiritualidad, de las emociones vivas, sin la cual los seres humanos nos sentimos desamparados.

Exaltó su vida para que nosotros nos atreviéramos a hacer lo mismo con la nuestra. Nos liberó de la moral

No celebramos en Whitman ni en Cervantes ninguna inteligencia más allá de la que emana de la simplicidad e incluso de la vulgaridad de la vida. No nos enloquece ninguna pericia literaria, ninguna invocación de la literatura por la literatura, no nos quema la sangre ningún arte autorreferencial, ningún logro del estilo. Celebramos una expansión, un ensanchamiento, un crecimiento de la vida. Eso fue Whitman: la vida en expansión, una quemadura llena de belleza. Por eso, uno no puede entrar en la poesía de Whitman sin que lo que allí lee repercuta directamente en su concepción de la vida. De Whitman uno sale habiendo aprendido una lección que no ha sido rebatida hasta hoy. La lección se llama libertad interior. No ha habido después de Whitman ningún escritor que haya añadido ni una coma en esa expansión frenética del don de estar vivo.

Por eso, este bicentenario es importante, porque seguimos sin movernos ni una coma de lo que alumbró Walt Whitman. Y yo me pregunto por qué no ha habido ni un paso adelante en ese hermoso matrimonio entre literatura y autobiografía dionisiaca que fraguó el poeta americano. De la lectura de Walt Whitman un ser humano sale tocado por algo que va más allá de la literatura. Nadie sabe muy bien qué es ese más allá. El crítico George Steiner encontró ese más allá en Kafka, y lo definió como la energía propia de los fundadores de religiones. Imagino que no se le ocurrió otra comparación. En todos los grandes de la literatura se encuentra ese enigmático paso hacia el abismo, que acaba siendo un abismo lleno de inesperada alegría.

Pensar en Whitman y que aparezca Kafka parece una premeditación irónica de la vida misma. El éxito de Whitman sigue siendo el de siempre: descubrió los espacios desnudos, los espacios de la libertad absoluta que anida en el corazón de los seres humanos. Y al encontrarlos, los manifestó con una escritura que nunca había sido vista sobre la tierra. Kafka hizo lo mismo a través de unas tramas novelescas que jamás habían sido urdidas ni imaginadas.

Whitman es una galaxia entera

Hay pozos interminables en los corazones de los seres humanos, esos pozos siguen siendo patrimonio efectivo y real de la literatura. Este bicentenario whitmaniano puede tener esa utilidad: recordarnos el patrimonio moral de la literatura, y específicamente de la poesía. Cuando hablamos de Whitman creo que hablamos de algo que va mucho más allá de un poeta. Hablamos de un profundo sentido de la insubordinación a la sociedad y de la subordinación amorosa al orden de la naturaleza. El centro de gravedad de Whitman sigue estando allí: la vida es superior a la civilización y la historia, al arte y la ciencia, al tiempo y la muerte, a cualquier orden que exceda el asombro indeterminado ante todo cuanto nos es dado contemplar. Hizo coincidir su visión de la vida con todo un país, al que él llamó América. Pensó que la fraternidad era la única forma de gobierno, y a eso lo llamó democracia. Contempló el nacimiento de una nación y fue consciente de ello. Esa consciencia hoy nos sigue maravillando.

La libertad del hombre no puede ser ni ofendida ni avasallada ni puede ser denigrada ni derrotada. Por eso, uno no lee a Whitman exactamente; uno se deja conmocionar por Whitman. De la libertad política al erotismo universal había también un paso, que Whitman dio. Otros vieron también el nacimiento de los Estados Unidos de América, pero no supieron darse cuenta. Que solo él supiera darse cuenta es inquietante. Imagino que eso era lo que subyugaba a Jorge Luis Borges, otro whitmaniano confeso: el don de la visión, el don de saber mirar el presente, el don del misterio.

En Hojas de hierba hay un adanismo que ya no hemos vuelto a ver en las creaciones culturales occidentales. Ese adanismo, en mi opinión, fundó la autobiografía moderna. Hay una pregunta sencilla: ¿quién habla en Hojas de hierba? No, no es una voz poética, no es una ilustre retórica, no es una convencional tercera persona, no habla ningún recurso literario conocido. Habla un “yo mismo”, un myself que no habíamos caído en la cuenta de su existencia. Estaba con nosotros, pero nadie lo había nombrado. El myself de Whitman somos toda la humanidad convertida en anhelo de belleza y verdad.

Quien nos habla es un hombre llamado Walt Whitman y nos dice que el mundo fue creado para la humanidad entera, para su felicidad inconmensurable. Entendemos entonces que nosotros, que cualquier hombre, cualquier ser humano, puede hablarle al mundo. Whitman no hizo autoficción, porque la autoficción no es carnal, hizo autobiografía porque ésta sí es carnal. No necesitaba inventarse nada, porque inventarse su vida hubiera sido una triste ingratitud. Exaltó su vida para que nosotros nos atreviéramos a hacer lo mismo con la nuestra. Se dio cuenta de que en la vida de cualquier ser humano no había nada que esconder sino todo lo contrario. Así nos liberó de la religión, de la moral, de la política, de la hipocresía, e incluso de la propia literatura, de esa literatura que escondía al hombre.

Si Cervantes fundó la novela moderna, Whitman fundó la autobiografía contemporánea. Y nos sigue emocionando porque después de leer a Walt Whitman uno comprende la infinitud y la belleza no de la vida de Whitman, sino de la vida propia. La vida personal del que lee a Whitman se convierte en un acontecimiento sobrenatural. Imposible no amar esta poesía, esta poesía que, para colmo, fue escrita en prosa.

Manuel Vilas es autor de libros como Ordesa (Alfaguara) y de América (Círculo de Tiza).

DEL FOLLETÍN NOIR AL CUIDADO DE LA BARBA

LAURA FERNÁNDEZ

Se sabe que en 1852 Walt Whitman ya trabajaba en Hojas de hierba. Encadenaba todo tipo de empleos, siempre ligados al mundo de la imprenta y a publicaciones. En una de ellas, el New York Sunday Dispatch, hizo el último de sus infructuosos intentos por convertirse en novelista.

Entre el 14 de marzo y el 18 de abril publicó, por entregas y de forma anónima, Vida y aventuras de Jack Engle: una autobiografía, suerte denoir urbano (del XIX), de misterio dickensiano con maltratado huérfano como protagonista, que se recuperó y se editó por primera vez como libro en 2017 y llegó a España ese mismo año por partida doble: Funambulista y Libros del viento.

En la misma línea, y también en 2017, gracias al estudioso Zachary Turpin, se descubrió que el volumen de irónicos y bizarros consejos tituladoGuía para la salud y el entrenamiento masculinos que había publicado en 1858 un tal Mose Velsor era, en realidad, obra del propio Whitman —Velsor era el apellido de soltera de su madre—. La obra, un desopilante manual para aprender a cuidar barbas, elegir zapatos cómodos y cosas por el estilo, aterrizó primero en Estados Unidos y luego lo hizo aquí, en esta ocasión a través de Nórdica, también el año pasado.

También puedes ver, Walt Whitman el poeta de la libertad. 5poema y frases célebres en:

Walt Whitman. El poeta de la libertad; 5 poemas y frases célebres.

La salud de los enfermos

♥ ¡Muy buenas noches queridas y bellas Amigas, estimados Amigos, que tengan un feliz Viernes¡ ♥

♥ ¡¡En el fondo de la bolsa de la historia están las cenizas de quienes, además de locos, fueron genios, y de los cuales nunca sabremos nada.!! ♥

♥ ¡¡Éste es el tema de hoy, y en primer lugar hemos seleccionado un trabajo que nos llamó la atención antes de leerlo por su enfático comentario al pie, firmado por “Rodoloza” y que afirma: “Sin desperdicios. Amplitud en la justa medida, precisión en los conceptos, claridad para el entendimiento de cualquiera, ordenamiento adecuado”.!! ♥

♥ ¡La salud de los enfermos:

Publicado el 21 de Mayo de 2015 por Mora Torres

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Hace un tiempo largo escribí la siguiente nota para ustedes:
Como le hemos tomado prestado el título de nuestra nota a una narración de Julio Cortázar, lo primero que recomendamos –para resarcirnos y porque nos resultó interesante- es el trabajo “Cuentos de Bestiario”, de la argentina Vanesa Belotti, quien nos presenta a los personajes de este autor, ciertamente con su inefable dosis de locura. Y la locura es el tema que pretendemos presentar hoy.
La enfermedad que llamamos locura ha impresionado a eminentes ciudadanos y aldeanos humildes. Los ha impresionado bien o mal: hay “locos” que han devenido en dioses del Olimpo y “locos” que han sido condenados a terribles tormentos sólo por ver el mundo de otro modo.
En el fondo de la bolsa de la historia están las cenizas de quienes, además de locos, fueron genios, y de los cuales nunca sabremos nada.
Por supuesto que fueron rescatados algunos de ellos: Van Gogh; Holderlin; Caravaggio; “el divino castrato” Farinelli, cuya voz alcanzaba el oído de los ángeles, y hasta Juana la Loca y algunos otros de épocas más actuales, como el escritor y artista plástico español Santiago Rusiñol, “el pintor de los jardines de España”. Pero no muchos más.
Sin embargo, la cultura y el arte han sido construidas, o al menos modificadas, por la visión de estos “enfermos ejemplares”.
Éste es el tema de hoy, y en primer lugar hemos seleccionado un trabajo que nos llamó la atención antes de leerlo por su enfático comentario al pie, firmado por “Rodoloza” y que afirma: “Sin desperdicios. Amplitud en la justa medida, precisión en los conceptos, claridad para el entendimiento de cualquiera, ordenamiento adecuado”.
El ensayo al cual pertenece el sobrio elogio es “Los trastornos del estado de ánimo”, que nos envía el Dr. Jean-Claude Dijon Vasseur desde México. Está más bien dirigido a profesionales de la psiquiatría y la psicología que puedan diagnosticar y/o diseñar un tratamiento, más que rescatar de la historia a una personalidad que parece sombría y es extraordinaria.
Pero, como creemos que sugiere nuestro lector-comentarista (“claridad para el entendimiento de cualquiera”), es quizá conveniente que la leamos también nosotros, legos en la materia, ya que en algo ayudará a nuestro entendimiento.
Luego, ya situados en lo que conocemos un poco más, recomendamos el análisis literario del libro Elogio de la locura, de Erasmo de Rótterdam, llamado “Moriae Encomium. La burla al dogma de poder”, de María del Carmen Saldarriaga Muñoz, de Colombia. Y el capítulo 4, llamado “Biografía de Desiderio Erasmo de Rótterdam”, del trabajo “Humanismo”, de Eduardo L. Haiek.
Para terminar queremos recordar unas palabras del escritor italiano Giovanni Papini en Espía del mundo, en el apartado “Cordura de la demencia”:
“En ciertos casos –raros, aunque no mucho- la mayor cordura consiste en seguir la inspiración y el impulso de lo que corrientemente se llama locura. Si tomamos en cuenta las diferentes acepciones de esta mal afamada y calumniada palabra, podría avanzar un poco más todavía y afirmar que las cosas más admiradas del esplendor vital no son sino chispazos de demencia. La pasión amorosa es pura insensatez para los frígidos y para los eunucos. La osadía, tanto física como espiritual, es para los mediocres, que son mayoría, nada más que desvarío. El entusiasmo, y muy especialmente el entusiasmo poético, parece acceso de furor o delirio a quienes viven según ordinaria administración. (…) Cuando un hombre recobra la salud hasta el punto de no caer nunca en ninguna de tales crisis de demencia, puede renunciar a la vida, porque la vida humana sin el amor, la osadía, el arte… no es más que una partida contable y fisiológica que no vale la pena registrar y mucho menos prolongar”.! ♥

EL 1º DE MAYO

EL 1º DE MAYO

Loli Lopesino

·  · en CapitalismoDerechos HumanosPena de muerte.

D5eQ-DhW4AERbi8 El 1º de mayo es el día internacional de la clase obrera. Evitar hacer como con el »día internacional de la mujer» obviando: ¡trabajadora!

El 1º de mayo

El 1 de mayo de 1867, el Estado de Illinois introdujo una ley que estableció, por primera vez, el turno de trabajo regulado de 8 horas. Un gigantesco logro, dado el contexto de ese periodo. El mismo día, casi veinte años después, en 1886, obreros de las fábricas de Chicago se declararon en huelga a pesar de que era sábado y un día de mucho trabajo. — ¿Resultado? — Encontronazos con la policía, bombas, disparos a la multitud, una ciudad presa por la neurastenia. Durante la Segunda Internacional, que tuvo lugar en París, en medio de la Belle Époque, se decidió formalizar entre los trabajadores el 1 de mayo como fecha representativa del movimiento para pedir a los gobiernos del mundo la concesión trasversal de 8 horas de trabajo, como sucediera en Illinois. Durante la Segunda Internacional, que tuvo lugar en París, en medio de la Belle Époque, se decidió formalizar entre los trabajadores el 1 de mayo como fecha representativa del movimiento y así pedir a los gobiernos del mundo la concesión trasversal de 8 horas de trabajo, como sucediera en Illinois.

Los mártires de Chicago

Los Mártires de Chicago – (De izquierda a derecha) George Engel, Samuel Fielden, Adolph Fischer, Louis Lingg, Michael Schwab, Albert Parsons, Oscar Neebey August Spies.

August Spies, Samuel Fielden, Oscar Neebe, Michael Schwab, George Engel, Adolf Fischer, Albert Parsons y Louis Lingg, obreros de filiación anarquista fueron detenidos y juzgados bajo el cargo de asesinato y conspiración para cometer asesinato. Fueron condenados a la horca, aunque solo Fischer, Parsons, Engel y Spies fueron ejecutados el 11 de noviembre de 1886. Lingg apareció muerto en su celda y el resto fueron perdonados en 1893 al no encontrar pruebas contra ellos. 
Durante el juicio Lingg exclamó: “repito que soy enemigo del orden de hoy y repito que con todas mis fuerzas, mientras tenga aliento para respirar, lo combatiré. Los desprecio. Desprecio su orden, sus leyes, su autoridad apuntalada por la fuerza. Ahórquenme por ello”. 
Justo antes de morir, Albert Parsons – el más conocido de los mártires de Chicago antes de que se produjeran las revueltas – pronunció su famosa frase “let the voice of the people be heard!” (¡dejad que se escuche la voz del pueblo¡).

George Engel ante el tribunal que lo condenó a muerte:

Es la primera vez que comparezco ante un tribunal norteamericano, y en él se me acusa de asesino. ¿Y por qué razón estoy aquí? ¿Por qué razón se me acusa de asesino? Por la misma que me hizo abandonar Alemania; por la pobreza, por la miseria de la clase trabajadora. Aquí también, en esta «República Libre», en el país más rico de la tierra, hay muchos obreros que no tienen lugar en el banquete de la vida y que como parias sociales arrastran una vida miserable. Aquí he visto a seres humanos buscando algo con que alimentarse en los montones de basura de las calles.

[…] Cuando en 1878 vine desde Philadelphia a esta ciudad creí iba a hallar mas fácilmente medios de vida aquí, en Chicago, que en aquella ciudad, donde me resultaba imposible vivir por más tiempo. Pero mi desilusión fue completa. Entonces comprendía que para el obrero no hay diferencia entre Nueva York, Philadelphia y Chicago, así como no la hay entre Alemania y esta tan ponderada República. Un compañero de taller me hizo comprender, científicamente, la causa de que en este país rico no puede vivir decentemente el proletario. Compré libros para ilustrarme más y yo, que había sido político de buena fe, abominé de la política y de las elecciones y comprendí que todos los partidos estaban degradados y que los mismos socialistas demócratas caían en la corrupción más completa.

Entonces entré en la Asociación Internacional de los Trabajadores. Los miembros de esta Asociación estamos convencidos de que sólo por la fuerza podrán emanciparse los trabajadores, de acuerdo con lo que la historia enseña. En ella podemos aprender que la fuerza libertó a los primeros colonizadores de este país, que sólo por la fuerza fue abolida la esclavitud y que, así como fue ahorcado el primero que en este país agitó a la opinión contra la esclavitud, vamos a ser ahorcados nosotros.

[…] ¿En qué consiste mi crimen? En que he trabajado por el establecimiento de un sistema social donde sea imposible que mientras unos amontonen millones […], otros caen en la degradación y la miseria. Así como el agua y el aire son libres para todos, así la tierra y las invenciones de los hombres de ciencia deben ser utilizadas en beneficios de todos. Vuestras leyes están en oposición con las de la naturaleza y mediante ellas robáis a las masas el derecho a la vida, a la libertad y al bienestar […] La noche en que fue arrojada la primera bomba en este país, yo estaba en mi casa y no sabía una palabra de la ‘conspiración’ que pretende haber descubierto el ministerio público. Es cierto que tengo relación con mis compañeros de proceso, pero a algunos sólo los conozco por haberlos visto en las reuniones de trabajadores. No niego tampoco que he hablado en varios mítines ni niego haber afirmado que, si cada trabajador llevara una bomba en el bolsillo, pronto sería derribado el sistema capitalista imperante. Esa es mi opinión y mi deseo, [pero] no combato individualmente a los capitalistas; combato al sistema que produce sus privilegios. Mi más ardiente deseo es que los trabajadores sepan quiénes son sus enemigos y quiénes sus amigos. Todo lo demás merece mi desprecio. Desprecio el poder de un gobierno inocuo. Desprecio a sus policías y a sus espías.

En cuanto a mi condena, que fue alentada y decidida por la influencia capitalista, nada mas tengo que decir.

Tras un siglo, en Europa y en los mismos EE. UU., irónicamente, cuna de la clase obrera revolucionaria, todas y cada una de dichas conquistas obreras están siendo revertidas por gobiernos y demás […] sin casi, casi disparar un solo tiro, ahorcar, usar el garrote vil… De veras ¿¡creen qué lo dicho por Engel, haya dejado de existir y por ende dejar de exigir su cese!?: 
[…] ¿En qué consiste mi crimen? En que he trabajado por el establecimiento de un sistema social donde sea imposible que mientras unos amontonen millones […], otros caen en la degradación y la miseria.  
Quisiera hacer un inciso y mencionar a:
Carlo Giuliani (14 de marzo 1978 – 20 de julio 2001) simpatizante movimiento antiglobalización y asesinado -precisamente- en la cumbre del G-8 Génova, Italia. Desde entonces, todo parece más sutil, ¡todo! Se celebran conciertos en el mundo en recuerdo y se olvidan las luchas y sangre derramada por miles de trabajadores y trabajadoras y de quienes, desde el aciago 1886, son conocidos como “Los Mártires de Chicago“.

— Loli Lopesino