La poesía no es suficiente ©by mabm — TEJIENDO LAS PALABRAS

Me gustaría escribirte la poesía más bonita del mundo. Hilvanarla con los hilos invisibles del alma. Hallar las palabras mágicas apropiadas para que me quieras como yo te quiero a ti. Pero no las encuentro. Hace tiempo que estas me rehúyen o quizás no las haya o tal vez tu escudo sea demasiado fuerte. […]

a través de La poesía no es suficiente ©by mabm — TEJIENDO LAS PALABRAS

Me gustaría escribirte la poesía más bonita del mundo. Hilvanarla con los hilos invisibles del alma. Hallar las palabras mágicas apropiadas para que me quieras como yo te quiero a ti. Pero no las encuentro. Hace tiempo que estas me rehúyen o quizás no las haya o tal vez tu escudo sea demasiado fuerte.

Porque hace tiempo que la poesía no es suficiente para enamorar(te) ni para derretir corazones de hielo; ya nadie muere de amor.

Palabras, palabras, solo palabras… pensarás. Será que tú te dejaste de palabras y sin pronunciar ninguna te alejaste de mí para no lastimarme, para no cortarme las alas… para dejarme crecer; “a veces el mayor acto de amor hacia una persona es desaparecer de su vida”, quizás sí me quieras quisiste, a tu manera. De esa manera que trasciende a la poesía, de la única manera que saben amar los valientes, como amaban los poetas románticos de antaño… en silencio; ¿ves?, tal vez seas poeta.

Pero lo cierto es que la poesía nunca fue suficiente para deshacer el nudo de tu garganta ni el de la venda que cubría mis ojos.

Febrero 2020

Las mil y una páginas | Literatura distópica: Cuando el futuro puede llegar a ser peor, por Fernando Chelle — Revista Palabrerías

[Este artículo literario forma parte del libro: Las otras realidades de la ficción, del mismo autor] Ficciones que muestran un futuro desesperanzador, alienante, sin libertad y absurdo. Sociedades ficticias gobernadas por estados totalitarios que buscan garantizar la estabilidad social mediante la manipulación psicológica y en algunos casos científica de los individuos. Obras que vienen […]

a través de Las mil y una páginas | Literatura distópica: Cuando el futuro puede llegar a ser peor, por Fernando Chelle — Revista Palabrerías

El camino a la distopía

Este tipo de ficciones, que se empiezan a escribir de manera sistemática a partir del Renacimiento, han tenido una larga vida, de alguna manera hasta en la actualidad encontramos obras que presentan características propias de las utopías tradicionales. De todas maneras, el género utópico a lo largo de la historia ha tenido sus variantes, en el propio Renacimiento se enfocaba a expresar el espíritu del Humanismo, a reelaborar viejas historias de carácter igualitarista, a crear y situar los distintos mundos de ficción en aquellos lugares geográficos recién descubiertos, allí encontramos obras como la propia Utopía (1516) de Tomás Moro, La ciudad del Sol (1602) de Tommaso Campanella y La nueva Atlántida (1623) de Francis Bacon. La Ilustración puso a las utopías al servicio de la razón, continuó con la tradición de los libros de viajes y con la descripción de lugares ideales donde los autores aprovechaban para expresar sus críticas sociales y plasmar en sus sociedades ficticias el progreso que deseaban para las sociedades contemporáneas existentes, allí se destacan obras como El naufragio de las islas flotantes (1753) de Étienne-Gabriel Morelly, El Manifiesto de los Plebeyos (1795) de Graco Babeuf y Aline y Valcour (El Reino de Butua) (1788) del Marqués de Sade. En el siglo XIX distintos pensadores, intelectuales y escritores, pertenecientes a corrientes de pensamientos vinculadas al primer socialismo, utilizaron el género utópico como una vía de expresión de sus ideas. Dentro de estas obras, que formaba parte de un movimiento teórico conocido hoy como socialismo utópico, se destacan Viaje a Icaria (1840) de Étienne Cabet, Teoría de la unidad universal (1841) de Charles Fourier y Noticias de ninguna parte (1890) de William Morris.

Esta presencia del género utópico, con sus características propias, se mantuvo casi de forma invariable hasta comienzos del siglo XX. Claro que las distintas épocas históricas que sucedieron al Renacimiento introdujeron en el género pequeñas variantes, pero siempre fueron obras que se caracterizaron por crear mundos ideales y que apuntaban a proyectar en el imaginario colectivo el pensamiento de que otras formas de relacionamiento social eran posibles, apuntaban a un futuro prometedor, de progreso, perfeccionamiento y justicia social. En las primeras décadas del siglo XX, surgió una utopía de carácter negativo, donde el futuro aparece muy distinto a como lo habían soñado los utopistas clásicos. En los años 20 del siglo pasado, cuando comienzan a escribirse este tipo de obras, la humanidad estaba viviendo un momento histórico muy especial, había terminado la primera guerra mundial, comenzaba el afianzamiento del régimen soviético, comenzaba a surgir el nacismo en Alemania y algunos escritores empiezan a alertar sobre el perjuicio que implicaría el establecimiento definitivo de un régimen totalitario para la libertad de los individuos, ante el peligro de la masificación y la desindividualización. El mundo comenzaba a vivir bajo un potencial tecnológico nunca visto, el peligro nuclear estaba latente, de manera que no es extraño que la utopía diera un viraje y mostrara su peor rostro, el de un futuro alienante, sin libertad, absurdo. Estas obras no van a venir a plantear un modelo ideal de sociedad, sino que van a criticar el orden existente y, a su vez, van a proyectar construcciones sociales que advertirán sobre lo nefasto que podría ser para la sociedad el triunfo de algunos sueños utópicos. Son sociedades dominadas por la ciencia en manos de estados que buscan garantizar la estabilidad social mediante la manipulación psicológica de los individuos. Las distopías son obras que ponen en cuestión los sueños de las clásicas utopías, los sueños de una sociedad perfecta, advierten sobre los peligros de un futuro proyectado con las ideas de un presente. Allí aparecen temas como el del socialismo de estado, el consumismo, el control social (por diferentes ideologías), el hombre en la sociedad y en la individualidad. La forma más clásica de advertencia que utilizan estas obras es mostrar el enfrentamiento que se da entre un personaje y las condiciones sociales con las que le ha tocado vivir, ejemplos como el de John el Salvaje en Un mundo feliz (1932) de Aldous Huxley, Winston Smith en 1984 (1949) de George Orwell o el bombero Montag en Fahrenheit 451 (1953) de Ray Bradbury son una clara muestra del enfrentamiento del individuo con lo impuesto socialmente. Los ejemplos se podrían multiplicar, pero haré referencia solamente a estas tres obras porque son las que tomaré como ilustrativas del género para compararlas.

Un mundo feliz (1932) de Aldous Huxley. El título recoge unos versos de William Shakespeare, expresados por Miranda en el V acto de La tempestad, la cual es una obra paradigmática dentro de las distopías. La acción transcurre en un futuro extremadamente tecnológico, donde el desarrollo científico está en manos de un Estado que lo utiliza para establecer normas y criterios que apuntan a crear en la sociedad una “felicidad” constante. En este “mundo feliz” los individuos tienen la vida programada desde antes de nacer, sus emociones han sido manipuladas desde muy pequeños con sistemas de enseñanza que no dejan lugar a la individualidad ni a la reflexión. El Estado ha sabido manipular los sentimientos y emociones de las personas como un mecanismo de control social donde cada individuo está feliz con la vida que le ha tocado. Se trata de una sociedad avanzada desde el punto de vista tecnológico donde todas las personas son felices y viven sin conflictos aparentes, no existen la pobreza ni las guerras. La reproducción de los seres humanos se da a través de cultivos artificiales, son educados por medio de la hipnopedia, un sistema que busca grabar en la mente de las personas todos aquellos conceptos utilitarios en esa sociedad. El avance de la ciencia está controlado por el Estado y cada invento tiene que superar en algo a otro invento anterior. No existe el concepto de familia y la sexualidad es libre. Tampoco existe la posibilidad de que un individuo cambie de clase, si es un alfa estará feliz con serlo, lo mismo sucederá con los gamas, deltas y epsilones. Igualmente, el arte y la religión no existen.

En esta obra el enfrentamiento que se da entre un personaje y las condiciones sociales con las que le ha tocado vivir se ven en John el Salvaje, un individuo que es hijo de dos habitantes del mundo civilizado y que permaneció toda su vida en una de las reservas que el Estado Mundial mantenía lejos de la nueva civilización. Las costumbres de John son muy distintas a las del mundo civilizado, comprenden la lectura de Shakespeare, la espiritualidad y el relacionamiento emocional entre las personas. Cuando este personaje visita la sociedad del “Mundo Feliz” se establece un choque cultural, donde las comparaciones con respecto a los valores y costumbres van a ser evidentes: John llega a la conclusión de que la felicidad del mundo civilizado es artificial y que una vida sin dolor ni angustia no tiene sentido.

1984 (1949) de George Orwell también es una obra que transcurre en una sociedad futura con características aterradoras. La sociedad descrita por Orwell está gobernada por un Estado totalitario, dirigido por un único partido que además de imponer su criterio en todos los aspectos de la sociedad se encarga de vigilar permanentemente cada movimiento de los ciudadanos. La imagen del Gran Hermano es la que ostenta el máximo poder social, es la encarnación de los ideales del partido único y al que todos los ciudadanos le deben rendir veneración y respeto. La situación social europea y la presencia de gobiernos de carácter totalitarios fueron aspectos que influyeron en la proyección futura de Orwell, donde se puede ver claramente la pérdida de la individualidad y la manipulación psicológica de la población para que no interfiera en los propósitos del Estado. El protagonista de esta novela, Winston Smith, trabaja en el Ministerio de la Verdad, uno de los cuatro ministerios que tiene el Estado, su función es modificar los datos de la realidad, fundamentalmente los datos históricos, para generar una opinión totalmente direccionada y afín a los intereses del partido único. Con el tiempo Smith toma consciencia de cómo el Estado manipula a su favor a los habitantes y trata de escapar de la constante y permanente vigilancia del Gran Hermano. Se enamora de Julia, una joven también desengañada del sistema y se afilian a La Hermandad, un falso grupo de resistencia con el que tratarán de liberarse, cosa que no lograrán, porque La Hermandad no es más que otro engranaje del sistema represor. Finalmente, tanto el protagonista como su enamorada son sometidos a intensas torturas con lo que el sistema logra revertir sus opiniones disidentes.

Farenheit 451 (1953) de Ray Bradbury es otro ejemplo clásico de distopía, el tema central de la novela gira en torno a la quema de libros y el título de la obra se refiere precisamente a la temperatura a la que se quema el papel. La acción transcurre en un futuro donde la lectura está prohibida porque quienes gobiernan consideran que los libros llevan irremediablemente a la desdicha del hombre. Al igual que en las otras dos obras referidas, en Farenheit 451 el Estado se encarga de la manipulación psicológica e intelectual de los habitantes, en este caso se sostiene que la lectura diferencia a los hombres cuando estos deberían ser iguales, de manera que la prohibición de la lectura y la condena de los libros es una herramienta usada para evitar todo tipo de desviación cultural. Es una sociedad alienada por distintos aparatos de comunicación que prácticamente han sustituido las relaciones entre las personas; de esta forma, la ciencia es utilizada para mantener sumisos a los ciudadanos frente a un sistema que no se cuestiona. El protagonista de esta novela es un bombero llamado Montag, quien se ocupa de quemar los libros, en este mundo los bomberos no se encargan de apagar el fuego sino de provocarlo, claro que de forma controlada. Poco a poco y fundamentalmente a partir del conocimiento de una muchacha llamada Clarisse, Montang comienza a tener curiosidad por la lectura, lo que lo lleva a comenzar a guardar algunos de los libros que decomisa. Con el tiempo este bombero despierta de la ignorancia colectiva y pasa a ser consciente de los condicionamientos sociales en que están insertos los demás ciudadanos. Al final Montag, que se ve perseguido por el régimen, se incorporará a una sociedad secreta encargada de guardar en la memoria el contenido de los libros.

 


chelle

Fernando Chelle. (Mercedes, Uruguay, 1976). Poeta, narrador, ensayista, corrector de estilo y crítico literario uruguayo, radicado en Colombia desde el año 2011. Autor de los libros: Poesía de los pájaros pintados (2013), Curso general de lectoescritura y corrección de estilo (2014), El cuento fantástico en el Río de la Plata (2015), Muelles de la palabra (2015), Las otras realidades de la ficción (2016); El cuento latinoamericano en el siglo XX (2016), SPAM (2017), Las flores del tiempo (2018) y Cadencias que el aire dilata en la sombra (2018). Ha recibido varios premios en poesía, cuento y ensayo literario. Algunas de sus obras, traducidas a diferentes idiomas, forman parte de diversas antologías y se han publicado en numerosos países.

Federico García Lorca; un poeta en Nueva York

En 1929, en plena crisis estética y vital, Federico García Lorca marcha a Nueva York, donde reside un año. Allí, durante una breve estancia en Cuba y a su regreso a España, escribe un conjunto de poemas que constituye una de las cimas más altas, si no la más alta, de su creación literaria. Hasta su muerte en 1936, trabajará en la ordenación de todo este material que, sin embargo, no verá la luz hasta 1940 bajo el título de Poeta en Nueva York. Este poemario supone el punto culminante del estilo de Lorca, del que se sirve para construir una radical protesta social y una intensa búsqueda existencial.

“Así pues, antes de leer en voz alta y delante de muchas criaturas unos poemas, lo primero que hay que hacer es pedir ayuda al duende, que es la única manera de que todos se enteren sin ayuda de inteligencia ni aparato crítico (…). Porque la calidad de una poesía de un poeta no se puede apreciar nunca a la primera lectura, y más esta clase de poemas que voy a leer que, por estar llenos de hechos poéticos dentro exclusivamente de una forma lírica y trabados tupidamente sobre el sentimiento humano y la arquitectura del poema, no son aptos para ser comprendidos rápidamente sin la ayuda cordial del duende.” (F. G. Lorca, Conferencia sobre Poeta en Nueva York)

 

Para hablar de una trayectoria como la de Federico García Lorca, es necesaria más que la ayuda de un duende. Lorca es uno de los más grandes poetas de las letras españolas y representante o epígono, al gusto del crítico, de la prolífica generación del 27. Fue un poeta tanto innovador como conservador. Su gusto por todas las formas heredadas del modernismo y por todos los “ismos” de vanguardia, hace curioso su trabajo con formas tan arcaicas como el romance o las danzas de la muerte.

Lorca desembarca en el Nueva York de 1929 portando una crisis estética y conceptual a sus espaldas. En esta ciudad, y su posterior viaje a Cuba, descubrirá el mundo capitalista desde todos sus puntos de vista. Una ciudad de progreso económica con continúas alegrías por el estado de su bolsa, frente a una sociedad racista y llena de guetos marginales. Con la quiebra de la bolsa con el crack, Nueva York se convierte en una masa más homogénea y oscura. Lorca siempre ha manifestado su gusto por los colectivos marginales y las atrocidades de la sociedad. Su estancia en esta ciudad iba a proveerle, por ello, de material para crear un poemario tan hermoso como duro.

El surrealismo español llega con esta obra de Lorca a una de sus cimas poéticas. El autor es capaz de construir un mundo sensorial, excéntrico y inteligible que no olvida nunca sus elementos reales. Todo ello en una palabra poética tan caótica como organizada, tan poco rimada como musical y tan bella como cruel. Desde un punto de vista ajeno a lo sensible, las imágenes del autor logran ser tan descriptivas e intensas como la propia realidad. La estructura del poemario realza la idea de la importancia de lo urbano y de su materialización más humana, la propia población.

Los críticos siempre han señalado esta obra de Lorca como su mejor producto poético. Sin duda, en el estilo lo es. El autor consigue hacer tangible lo más abstracto, a través de las imágenes y recursos más sensoriales, como representar de una forma tan onírica como distorsionada una época fatídica de la historia de América. Personalmente, disfruto más de la poesía del Romancero gitano, tan accesible y variopinta como preciosista.

Para finalizar, la producción poética del autor granadino siempre será una bandera de la poesía española. Lorca tuvo una producción literaria tan prolífica como positiva su consideración en la historia de la literatura en castellano. Esto no es casualidad, ya que consigue que disfrutemos con su lírica como que reflexionemos sobre la sociedad.

Dejamos a continuación tres poemas de Poeta en Nueva York, obra imprescindible en las letras hispanas:

VUELTA DE PASEO

Asesinado por el cielo,
entre las formas que van hacia la sierpe
y las formas que buscan el cristal,
dejaré crecer mis cabellos.

Con el árbol de muñones que no canta
y el niño con el blanco rostro de huevo.

Con los animalitos de cabeza rota
y el agua harapienta de los pies secos.

Con todo lo que tiene cansancio sordomudo
y mariposa ahogada en el tintero.

Tropezando con mi rostro distinto de cada día.
¡Asesinado por el cielo!

 

(INTERMEDIO)

Aquellos ojos míos de mil novecientos diez
no vieron enterrar a los muertos,
ni la feria de ceniza del que llora por la madrugada,
ni el corazón que tiembla arrinconado como un caballito de mar.

Aquellos ojos míos de mil novecientos diez
vieron la blanca pared donde orinaban las niñas,
el hocico del toro, la seta venenosa
y una luna incomprensible que iluminaba por los rincones
los pedazos de limón seco bajo el negro duro de las botellas.

Aquellos ojos míos en el cuello de la jaca,
en el seno traspasado de Santa Rosa dormida,
en los tejados del amor, con gemidos y frescas manos,
en un jardín donde los gatos se comían a las ranas.

Desván donde el polvo viejo congrega estatuas y musgos,
cajas que guardan silencio de cangrejos devorados
en el sitio donde el sueño tropezaba con su realidad.
Allí mis pequeños ojos.

No preguntarme nada. He visto que las cosas
cuando buscan su curso encuentran su vacío.
Hay un dolor de huecos por el aire sin gente
y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

 

IGLESIA ABANDONADA
(BALADA DE LA GRAN GUERRA)

Yo tenía un hijo que se llamaba Juan.
Yo tenía un hijo.
Se perdió por los arcos un viernes de todos los muertos.
Lo vi jugar en las últimas escaleras de la misa
y echaba un cubito de hojalata en el corazón del sacerdote.
He golpeado los ataúdes. ¡Mi hijo! ¡Mi hijo! ¡Mi hijo!
Saqué una pata de gallina por detrás de la luna y luego
comprendí que mi niña era un pez
por donde se alejan las carretas.
Yo tenía una niña.
Yo tenía un pez muerto bajo la ceniza de los incensarios.
Yo tenía un mar. ¿De qué? ¡Dios mío! ¡Un mar!
Subí a tocar las campanas, pero las frutas tenían gusanos
y las cerillas apagadas
se comían los trigos de la primavera.
Yo vi la transparente cigüeña de alcohol
mondar las negras cabezas de los soldados agonizantes
y vi las cabañas de goma
donde giraban las copas llenas de lágrimas.
En las anémonas del ofertorio te encontraré, ¡corazón mío!,
cuando el sacerdote levante la mula y el buey con sus fuertes brazos
para espantar los sapos nocturnos que rondan los helados paisajes del cáliz.
Yo tenía un hijo que era un gigante,
pero los muertos son más fuertes y saben devorar pedazos de cielo.
Si mi niño hubiera sido un oso,
yo no temería el siglo de los caimanes,
ni hubiese visto el mar amarrado a los árboles
para ser fornicado y herido por el tropel de los regimientos.
¡Si mi niño hubiera sido un oso!
Me envolveré sobre esta lona dura para no sentir el frío de los musgos.
Sé muy bien que me darán una manga o la corbata;
pero en el centro de la misa yo rompere el timón y entonces
vendrá a la piedra la locura de pingüinos y gaviotas
que harán decir a los que duermen y a los que cantan por las esquinas:
él tenía un hijo.
¡Un hijo! ¡Un hijo! ¡Un hijo
que no era más que suyo. porque era su hijo!
¡Su hijo! ¡Su hijo! ¡Su hijo!


Federico García Lorca 

Estudió Letras en la Universidad de Granada y Música con Manuel de Falla. Fue una de las puntas del triángulo  surrealista formado por él, Salvador Dalí y Luis Buñuel, atraídos por el significado del manifiesto surrealista de André Breton. Considerado uno de los grandes poetas del siglo XX, murió asesinado en Granada en 1936

Poemas de amor de Miguel Hernández — pidotiempo

Miguel Hernández fue un poeta español nacido en Orihuela, Alicante el 30 de octubre de 1910. Tuvo especial relevancia en la literatura española del siglo XX.

a través de Poemas de amor de Miguel Hernández — pidotiempo

Miguel Hernández fue un poeta español nacido en Orihuela, Alicante el 30 de octubre de 1910. Tuvo especial relevancia en la literatura española del siglo XX.

Hijo de campesinos, desempeñó entre otros oficios, el de pastor de cabras. Guiado por su amigo Ramón Sijé, se inició en la poesía a los veinte años.

Durante la guerra civil militó muy activamente en el bando republicano como Comisario de Cultura, siendo encarcelado y condenado a muerte al terminar el conflicto. Antes de morir, enfermo y detenido, publicó su última obra, «Cancionero y romancero de ausencias».

Falleció en la enfermería de la prisión alicantina a las 5:32 de la mañana del 28 de marzo de 1942, con 31 años de edad.


En tu angosto silbido está tu quid

En tu angosto silbido está tu quid,

y, cohete, te elevas o te abates;

de la arena, del sol con más quilates,

lógica consecuencia de la vid.

Por mi dicha, a mi madre, con tu ardid,

en humanos hiciste entrar combates.

Dame, aunque se horroricen los gitanos,

veneno activo el más, de los manzanos.


Por de fuera tengo la corteza áspera

… Por de fuera

tengo la corteza áspera,

pero por de dentro tengo

tierna de palmito el alma.

Glorifico lo que toco,

de altura lo animo y gracia;

y el que me lleva, llevando

está la victoria en andas.

Para llegar al Señor,

fabrico eternas escalas

que, sin un arco de dudas,

suben rectas a su estancia,

y allí ya, resultan cálices

y ángeles de bronce y ámbar.

Muchos miran a mi altura,

no por los bienes que guarda,

sino por los que gotea,

maná de mieles y pasta.

¡Bienaventurado aquel

que sin fijarse en mis ramas

ni en mis frutos llegue a mí

sólo por amor, por ansia

de tenerme y de mirarme

con enamorada rabia!


Ser onda, oficio, niña, es de tu pelo

Ser onda, oficio, niña, es de tu pelo,

nacida ya para el marero oficio;

ser graciosa y morena tu ejercicio

y tu virtud más ejemplar ser cielo.

¡Niña!, cuando tu pelo va de vuelo,

dando del viento claro un negro indicio,

enmienda de marfil y de artificio

ser de tu capilar borrasca anhelo.

No tienes más quehacer que ser hermosa,

ni tengo más festejo que mirarte,

alrededor girando de tu esfera.

Satélite de ti, no hago otra cosa,

si no es una labor de recordarte.

-¡Date presa de amor, mi carcelera!


A mi gran Josefina adorada

Tus cartas son un vino

que me trastorna y son

el único alimento para mi corazón.

Desde que estoy ausente

no sé sino soñar,

igual que el mar tu cuerpo,

amargo igual que el mar.

Tus cartas apaciento

metido en un rincón

y por redil y hierba

les doy mi corazón.

Aunque bajo la tierra

mi amante cuerpo esté,

escríbeme, paloma,

que yo te escribiré.

Cuando me falte sangre

con zumo de clavel,

y encima de mis huesos

de amor cuando papel.


Primavera celosa

Me cogiste el corazón,

y hoy precipitas su vuelo

con un abril de pasión

y con un mayo de celo.

Vehementes frentes tremendas

de toros de amor vehementes

a volcanes me encomiendas

y me arrojas a torrentes.

Del abril al mayo voy

más celoso que moreno

y más que celoso estoy

en mi corazón ameno.

Como de un fácil vergel,

se apropian de ti y de mí

la vehemencia del clavel

y el vellón del alhelí.

Hay gallos de altanería

alardeando en mis venas

y en la frondosa alma mía

mejoranas y azucenas.

Sin sospechar sus gusanos

llega tu carne a sus plenos,

y se me encrespan las manos

y se te encrespan los senos.

Me desazona la planta

un ansia de enredadera

y de tu cuerpo y de tanta

rosa rosal ser quisiera.

Dando fruto a las abejas,

entre labios y racimos,

muy cerca de tus orejas

y de las mías vivimos.

Si a higuera tu beso huele,

suena y sabe a ruiseñor,

y abril con amor me duele

y mayo con flor y amor.

Beso y quiero, quiero y muero;

si nos parte en dos la ausencia,

pues con vehemencia te quiero,

me moriré con vehemencia.


La pena hace silbar, lo he comprobado

La pena hace silbar, lo he comprobado,

cuando el que pena, pena malherido,

pena de desamparo desabrido,

pena de soledad de enamorado.

¿Qué ruy-señor amante no ha lanzado

pálido, fervoroso y afligido,

desde la ilustre soledad del nido

el amoroso silbo vulnerado?

¿Qué tórtola exquisita se resiste

ante el silencio crudo y favorable

a expresar su quebranto de viuda?

Silbo en mi soledad, pájaro triste,

con una devoción inagotable,

y me atiende la sierra siempre muda.


Mi corazón no puede con la carga

Mi corazón no puede con la carga

de su amorosa y lóbrega tormenta

y hasta mi lengua eleva la sangrienta

especie clamorosa que lo embarga.

Ya es corazón mi lengua lenta y larga,

mi corazón ya es lengua larga y lenta…

¿Quieres contar sus penas? Anda y cuenta

los dulces granos de la arena amarga.

Mi corazón no puede más de triste:

con el flotante espectro de un ahogado

vuela en la sangre y se hunde sin apoyo.

Y ayer, dentro del tuyo, me escribiste

que de nostalgia tienes inclinado

medio cuerpo hacia mí, medio hacia el hoyo.


Tengo estos huesos hechos a las penas

Tengo estos huesos hechos a las penas

y a las cavilaciones estas sienes:

pena que vas, cavilación que vienes

como el mar de la playa a las arenas.

Como el mar de la playa a las arenas,

voy en este naufragio de vaivenes,

por una noche oscura de sartenes

redondas, pobres, tristes y morenas.

Nadie me salvará de este naufragio

si no es tu amor, la tabla que procuro,

si no tu voz, el norte que pretendo.

Eludiendo por eso el mal presagio

de que ni en ti siquiera habré seguro,

voy entre pena y pena sonriendo.


Esta publicación es la primera de 14 que realizaremos diariamente desde el 1ro de febrero hasta su culminación el 14 de febrero, el Día de los enamorados o de San Valentín. Para más poemas de amor no dejes de visitar nuestro portal y consultar el timeline. O simplemente poner en el buscador “poemas de amor”.

Para indagar más sobre la obra del poeta español Miguel Hernández te recomendamos su Obra poética completa.