Fronteras entendidas como campos de exterminio

Fronteras entendidas como campos de exterminio

Luis García Montero, publicada el 30 de junio de 2019.

La libertad es una cuestión de límites. La historia nos ha enseñado que la avaricia, la crueldad, la intolerancia y la ambición no tienen límites. Por eso mismo la libertad, esa energía individual y social que sostiene la convivencia democrática, ha aprendido la importancia de los límites, la necesidad de normalizarse a través de las leyes.

Ahora que la economía y la unificación tecnológica del mundo desconocen los límites humanos, nos vemos condenados todos los días a mirar hacia las fronteras. Por mucho que la crueldad no tenga límites, la muerte sigue siendo algo serio. Nos conmueve que un padre y su hija mueran abrazados y ahogados en un río por querer cruzar la frontera entre la miseria y los EE.UU. Nos conmueve también que una marina alemana se arriesgue a pasar 10 años en la cárcel por romper la prohibición de entrar con su barco en el puerto de Lampedusa. Su barco quería salvar la vida de unas 48 personas condenadas por la autoridad italiana y el dinero a morir como cuerpos ilegales en el mar.

La dignidad de Carola Rackete, capitana del Sea-Watch 3, me ha recordado la historia del Stanbrook, el barco carbonero británico que atracó en el puerto de Alicante en marzo de 1939 para cargar naranjas y azafrán. Pero se encontró con la tragedia de los días finales de la Guerra Civil española. Más de 15.000 personas desesperadas se agolpaban en la ciudad; intentaban huir del asalto definitivo de las tropas fascistas. El capitán Dickson decidió desatender las órdenes, acoger a 2.638 vidas en una embarcación con capacidad para 24 tripulantes y poner rumbo a Orán. Hace 80 años de aquella decisión que ahora ha repetido, en otro contexto, pero con muchas semejanzas, la capitana Rackete. Los ejemplos de Dickson y Rackete nos permiten seguir confiando en el futuro.

Una frontera es el reconocimiento del límite territorial en el que un Estado ejerce su soberanía. Y la soberanía es la autoridad en la que reside el poder político. ¿La soberanía democrática tiene límites? No me refiero, claro, a los límites territoriales, sino a las fronteras éticas que sostienen la dignidad y la libertad humanas.

Estamos acostumbrados a vivir bajo el mandato deportivo de la ruptura de límites. Hay que batir récords, superar los límites de lo nunca pensado, dar rienda suelta a las ambiciones y a la cuenta de beneficios. Los ultraístas quisieron llevar la poesía al más allá de la vanguardia y estuvieron a punto de conseguirlo, pero acabando con la poesía. La vanguardia revolucionaria es hoy la oligarquía capitalista capaz de institucionalizar la ruptura con lo más sagrado. En la prisa de esta dinámica envenenada, creo que los demócratas partidarios de la igualdad, la libertad y la fraternidad tenemos la obligación de hacernos conservadores. O por lo menos de olvidar nuestra soberbia, porque lo más sagrado en un mundo de voluntad laica son los derechos humanos, algo que han olvidado grandes revolucionarios como Donald Trump, Matteo Salvini o Jair Messias Bolsonaro.

Conservar valores y poner límites es nuestra tarea decisiva para detener una avaricia revolucionaria que sin pudor está destruyendo el planeta, justificando la explotación salvaje y violando por sistema, y con la soberbia tecnológica propia de Twitter, los derechos humanos.

La dimensión social de la libertad supone una meditación sobre los límites. Los seres humanos vivieron su gran metamorfosis normativa y democrática al alcanzar una condición de ciudadanía que fijaba el marco de sus derechos y sus responsabilidades. El límite más importante en democracia es la obligación de evitar que la condición de ciudadanía se convierta en un valor que viole la dignidad humana y sus derechos, porque esa irracionalidad niega su propio sentido. Ahí se acaba cualquier razón de autoridad y soberanía. Esta dinámica es la peor perversión de los derechos nacidos como amparo de los hombres y las mujeres de un territorio.

Ya sé que las situaciones son complejas. Pero la tarea democrática no puede reducirse a hablar de soberanía y a cerrar fronteras como se viene haciendo desde hace años. La honestidad democrática naufraga y se ahoga cuando el concepto de ciudadanía sirve para humillar a los seres humanos. Urge ponerse a trabajar en otra hoja de ruta.

Escribo este artículo para participar en el día del orgullo de la cultura LGTBI. Su lucha de años ha vuelto a demostrar que la apuesta por la libertad es la voluntad de un amparo colectivo.

En busca de la verdad

En busca de la verdad

“Hay que buscar la verdad y no las razón de las cosas. Y la verdad se busca con humildad”
Miguel de Unamuno

A fines del siglo pasado los más famosos futurólogos dejaron claro que el siglo XXI se habría de caracterizar por la incertidumbre, lo que no pudieron anticipar -tal vez por ser algo nuevo para la mayoría de la humanidad- fue como, ante tal situación las personas íbamos a reaccionar y qué tal reacción fuera caldo de cultivo propició para el renacer con mayor fuerza e intensidad del fascismo y del autoritarismo y lo rápido que este siglo en todo el mundo iba a avanzar. Que los pueblos iba a cegar, que la mayoría de los ciudadanos que votan y eligen dejaran por ellos mismos de pensar, que lo mediático todo lo podía controlar y que los lideres a sus seguidores les dirían que decir y que pensar…

Quien como político siembra esperanza cosecha seguidores fieles sumisos y mansos a él dispuestos a desgarrarse las vestiduras para defender sus propuestas que en la práctica y en la realidad son sueños guajiros imposibles de alcanzar que odian a sus contrincantes a quienes de todo lo malo y de lo que no resulta como quieren siempre van a culpar, ellos y sus contrarios son los únicos actores políticos que considerar en la escena nacional ambos ven a su líder o sus líderes como la esperanza que algún día de todos los males que tanto los aquejan los habrán de liberar, a los neutrales a los que no votan a los que piensan que ni a uno ni al otro es sensato apoyar a los que en política no quieren participar, ni los oyen ni los ven están convencidos de que son apáticos odiosos a los que no les interesa lo que al país y a todos, inclusive a ellos, nos afecta por igual y por eso no son dignos de ser tomados en cuenta, no reparan o no se han percatado de que vivimos en un mundo global y aunque el mundo se destruya, con la sabia guía de su líder (su mesías) a su país nada le va a pasar a menos que en las próximas elecciones la oposición les logre ganar…

En el caso de mi querido México 🇲🇽 donde el gobierno federal que hace 6 meses con una abrumadora mayoría que votó por él comenzó a gobernar, todo lo anteriormente descrito es la pura verdad, es la triste y cruda realidad y más triste aún resulta que hasta los apáticos y los “intelectuales” que se suponía eran sensatos y pensantes a favor o en contra se decidieron ubicar, los atrapó el torbellino beligerante y vertiginoso de nuestra triste realidad nacional que divide en dos bandos únicos el escenario político, son los chairos y los fifis que desde las 6 de la mañana con dimes y diretes apasionadamente se enfrentan en batalla verbal, en discusiones sin sentido y en lanzar burlas y ofensas por el lado de los chairos y responder indultos con indultos sin ninguna solución real plantear por el lado de los fifis con lo cual se evidencian que nunca ni uno ni otro han tratado ni tratan ni tratarán de buscar la verdad y que todos sus esfuerzos reflexivos y profundamente analizados los han enfocado en encontrar la razón de las cosas con la que nada van a cambiar olvidándose o haciendo a un lado la búsqueda de la verdad y eso se explica porque para ellos resulta imposible practicar la humildad y solo así se puede como bien dice Unamuno buscar la verdad, unos y otros, gobernantes y contras viven con la esperanza; los primeros de que más temprano que tarde las acciones del presidente buenos resultados para el bien de las mayorías se van a comenzar a ver, y los contrarios viven con la esperanza de que en poco tiempo por las absurdas medidas tomadas el gobierno va a caer…

Y mientras todo eso pasa en el escenario político nacional el odio entre hermanos más feroz se torna y permea todos los rincones del territorio nacional; la inflación crece la economía se estanca se vislumbra en el corto plazo una recesión la violencia se expande hay carencia de medicamentos no se acaba la corrupción y para colmo de males a Trump ya le entregaron la dignidad del pueblo y la soberanía nacional y en términos generales está peor la situación, pero chairos y fifis que cada día más se aferran a sus vanas “esperanzas” y cuando alguien les reclama o le echan la culpa al cochinero que les dejaron los gobiernos anteriores hijos del neoliberalismo o simplemente dicen que ellos tienen “otros datos” que todo va bien y que en un par de años México se trasformará en una gran potencia a nivel mundial y los enemigos del gobierno que no proponen soluciones reales y parece que solo saben criticar sin fundamentos pierden cada día más adeptos aferrados a la esperanza de que en poco tiempo de tantas barbaridades el pueblo se va a cansar…

¿Que sería entonces lo que se tendría que hacer? La verdad con precisión no lo sé y aunque lo supiese esto es algo que le toca a cada quien, pero creo saber por que y por donde se podría comenzar; hacer un alto en el camino tomar distancia del torbellino releer y repensar el pasado levantar la cabeza fijar la mirada en el horizonte reflexionar serenamente pensar a nadie confrontar ni tomar partido con humildad buscar siempre la verdad nuestra verdad porque a fin de cuentas cada uno de nosotros busca y encuentra su propia verdad y entender a los que son y piensan diferente que nosotros sin sentirnos obligados a estar de acuerdo con ellos no tomar en cuenta ni mucho menos juzgar las razones de lo que dicen y hacen los políticos recordando que la historia a su debido tiempo por sus actos y sus dichos los ha de juzgar que cada vez seamos más los que en contiendas políticas belicosas nos vamos a involucrar y no perder de vista que son los políticos quienes nuestra voluntad tienen que acatar y no como ahora que son ellos que a fuerza quieren que el pueblo todo haga y acepte su voluntad. Que nada ni nadie nos impida ser hacer pensar y decir lo que nos plazca en completa y total libertad dignificar ahora y para siempre nuestra individualidad.

Jesús TorresNavarro.

6D6A4B62-C541-4092-941A-9CBFB19E95D2

 

 

Una democracia seriamente tocada;Rosa María Artal

Una democracia seriamente tocada

Rosa María Artal

Tumba de Franco en el Valle de los Caídos. EFE  Tumba de Franco en el Valle de los Caídos. EFE

España registra una profunda degeneración de sus élites, del cuerpo troncal del país. El Tribunal Supremo ha paralizado cautelarmente la exhumación de los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos preservando los derechos de la familia. En tanto se solventan los recursos,  el dictador continuará enterrado en sagrado y en gloria para seguir pudriendo esta peculiar democracia. El alto tribunal ha llegado en su argumentación prácticamente a legalizar el levantamiento militar. Considera a Franco jefe de Estado desde el 1 de octubre de 1936, cuando lo nombraron los militares sublevados.  Y en el juicio del procés, la Fiscalía afirma en sus conclusiones que lo que hubo en Catalunya fue “un golpe de Estado”. Ni intento siquiera, golpe. Así anda la democracia española de tocada.

Todo se resiente. El nefasto espectáculo que están sirviendo políticos carentes de mayorías para gobernar es otra parte del cuadro. Hay que negociar pactos de gobierno y muchos de los que se plantean pervierten la voluntad popular. En todo acuerdo se cede, desde  luego, pero en algunos casos es demasiado ceder si realmente existe una discrepancia ideológica y de objetivos y no una afinidad.

Ciudadanos hace equilibrios en el alambre con un plato en cada mano mientras la hinchada neoliberal –política y sobre todo mediática si es que son diferentes le anima conteniendo la respiración. Neoliberal o del sistema de privilegios y apoyos que aquí rige. Y dice Ciudadanos que no van a negociar nada con Vox, que si acaso la “vía andaluza”. Es decir, el acuerdo a tres con los naranjas de tapadillo, silbando allá arriba a ver si no lo vemos. A tres, cada uno de ellos imprescindible.

Y va Vox y dice que ese papel no le gusta y presenta una enmienda a la totalidad a los presupuestos de Andalucía. Ese Vox del que nos informan los medios sin cesar porque, como hablan mucho y dicen cosas muy llamativas, son como el abalorio con brillos para el periodismo de declaraciones.

El PP, con los escasos votos logrados, simplemente ve cómo los coloca mejor. Es socio preferente de Ciudadanos, dicen los de Rivera dando otro paso en el alambre colgado a muchos metros de altura. Con red, grandes y pequeños medios siempre se la prestan.

El PNV ha estado coherente al advertir a Pedro Sánchez que si pacta con Ciudadanos no cuente con sus votos. Ha salido del suspenso casi general.

El PSOE ha dicho que quiere un ejecutivo monocolor frente a las pretensiones de coalición que pide Unidos Podemos por boca de Pablo Iglesias. Ocurre que los resultados electorales no hay que mezclarlos para que no den resaca, salvo los de UP. Cuyos 3.700.000 votos en las generales parecen haberse subsumido por el batacazo de municipales y autonómicas.  Y surgen voces más sueltas. Emiliano García Page ha dado al PSOE  en Castilla- La Mancha una de las dos únicas mayorías absolutas y se siente reforzado para animar a Sánchez a acercarse a Ciudadanos. Su ultraliberalismo, ultranacionalismo español con el “a por ellos” por bandera, medidas de corte autoritario, no incomodan al barón del PSOE. Ni a muchos otros del gran aparato de poder instalado en España.

Y otra vez Unidos Podemos, Podemos, Pablo Iglesias en el punto de mira. No oye la contestación interna, leemos, oímos, vemos, interminablemente. Interna poco, hablando con propiedad, las voces críticas ya fueran externalizados o, básicamente, se externalizaron por sí mismas.  Y ahora surgen redobladas en el momento preciso que se negocian los gobiernos.  Aquel grupo de amigos que  se animaron a formar Podemos parecen ignorar que cinco millones de votos de izquierda que les siguieron están más interesados en lograr políticas de izquierda que en ver dónde asientan ellos sus traseros.

Portadas, monográficos, columnas, artículos, tertulias, barras de bar… Otra vez. No sé si se habrán enterado de la última primicia: los rusos han seguido viniendo los rusos.  A lomos del mismo redactor que nos las sirvió en su día en El País. Ahora en ABC y aliados con… sí, Unidos Podemos en el sibilino intento de adueñarse de la UE. Es otro símbolo de la decadencia del sistema que este presunto periodismo político representa. Luego la Asociación de la Prensa de Madrid les da premios, una y otra vez,  y la mayoría se calla.

Nada interesa más que la crisis de Unidos Podemos. El PP se ha reventado a medio partido, como lo hiciera el PSOE de Sánchez tras la encerrona que le plantaron. Añadan en el PP los caídos y retirados por sombras de corrupción, además. Dolores de Cospedal tuvo que apearse tras haberse difundido, como por casualidad, sus tejemanejes con el comisario Villarejo, incluidos “trabajitos” de espionaje y destrucción de pruebas. Ya ven, esto los colegas lo recuerdan menos.

Pero sin todo este espectáculo sería más visible el poder en la sombra del poder judicial. Los Marchena, padre e hija, los Lesmes y su círculo de poder sin control que cuentan en detalle Elisa Beni y varios otros columnistas de eldiarioes.

Y no pasaría como la seda que la Fiscalía tilde de Golpe de Estado celebrar un referéndum. Ni los largos encarcelamientos en prisión provisional para los políticos  independentistas. Ni las maniobras para privarles de la voz que les dieron las urnas. Ni tendríamos a un presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, Fundador de Forza Italia, que actúa a modo de “portero de discoteca” para impedir el paso a diputados elegidos en España.  Ni siquiera consultó a sus vicepresidentes, decidido, por su cuenta, a negar la acreditación a Puigdemont en algún intercambio de favores.

Y luego está la cúspide. El jefe del Estado actual, el Rey Felipe VI, ha esperado a que el Tribunal Supremo impida a Jordi Sánchez acudir a la Zarzuela en representación de Junts per Catalunya, para iniciar la ronda de consultas de cara a la formación de gobierno.  Es el mismo jefe de Estado que torció, ostensiblemente, el gesto porque una bandera no estaba suficientemente tensa en su izado.  Hijo del rey que se retira de la vida pública, con inmunidad, y en olor de incienso mediático.

Y Franco sigue en el Valle de los Caídos. Porque nada se hizo antes. En cuarenta años, nada se hizo para restarle su lugar prominente en España. Nada o poco se hizo en asuntos similares. Y así estamos. Para lograr objetivos no hay como poner los medios adecuados.  No puede haber verdad más lógica.

*Publicado en eldiario.es el 4 de Junio de 2019

 

Una tensión democrática

 Una tensión democrática

Luis García Montero

Publicada el 17/03/2019

Se ha hecho muy conocida la respuesta que Albert Camus le dio en 1956 a un defensor de la independencia argelina al final de una rueda de prensa con ocasión de su premio Nobel. Cansado, envuelto en sensaciones de alegría y angustia, el escritor francés se encontró fuera de lugar discutiendo del derecho a la independencia de Argelia, la tierra donde había nacido, se había formado y había empezado a trabajar como periodista.

Sus crónicas argelinas fueron una arriesgada denuncia de las injusticias cometidas por el sistema colonial francés. Apoyó a los maltratados, se enfrentó a la justicia, convirtió su trabajo en una forma de compromiso cívico. Pero a lo largo del tiempo las cosas se fueron enredando, las causas se llenaron de barbaries, el relato de mentiras y el conflicto de complejidades. La voz que increpaba a Camus en la rueda de prensa llegaba a justificar lo injustificable, el uso de la violencia y los atentados contra objetivos civiles en una ciudad en la que vivía la madre del escritor. Entonces fue cuando respondió: si para usted eso es la justicia, entre la justicia y mi madre me quedo con mi madre.

No se trataba tanto de desautorizar la justicia, sino de cuestionar la facilidad con la que se utilizan las bellas palabras para defender lo indefendible. Y, sobre todo, se trataba de oponer una experiencia sentimental lógica contra la irracionalidad de los sentimientos. Allí donde no llegan las razones, sólo nos quedan los sentimientos razonables.

Hubo épocas en las que se hablaba con naturalidad de tensión revolucionaria porque parecía posible transformar el mundo. Y la verdad es que se cambiaron muchas cosas. Vivimos ahora tiempos de tensión democrática, es decir, de una lucha descarada entre los que quieren mantener la lógica democrática y los que intentan asaltarla, bien con las consignas desreguladoras del neoliberalismo, que lo deja todo en manos de los poderes salvajes del dinero, bien con el regreso a las tentaciones totalitarias que juegan con el miedo de las identidades a desvanecerse en el abismo de esa desregulación. Por eso es importante reconocer a nuestra madre, la madre de la democracia, los valores decisivos de una convivencia basada en la libertad, la igualdad y la fraternidad. Y una vez recordados esos valores, quedarnos con ellos contra los diversos griteríos en nombre de unas pretendidas justicias vengativas. Para seguir con Camus, para cambiar nuestro mundo, primero tenemos que procurar que no se deshaga.

Es la única manera de poner pie en la realidad. Creo que hay dos aspectos fundamentales en juego, aspectos que se enlazan entre sí en la sociedad del neoliberalismo del espectáculo. En primer lugar, es necesario comprender que el desplazamiento a territorios cercanos al viejo fascismo se hace posible cuando la fractura social desampara a las mayorías en favor de unas élites cada vez más ambiciosas. Los datos económicos del reparto actual de la riqueza están ahí y nos permiten comprender que los derechos humanos se hayan convertido en un privilegio de las clases medias acomodadas. Los barrios obreros de Río de Janeiro, Washington, París o Milán se desplazan al racismo y al fascismo porque no hay un Estado que cuide de ellos y que asuma unas normas de juego capaces de equilibrar la convivencia. Nada defiende mejor la democracia que una política fiscal justa y una legislación laboral decente.

La otra exigencia para poner los pies en la realidad es la comprensión de que cuando decimos que la política de hoy se hace en las redes sociales estamos diciendo una verdad a medias. No se trata de desconocer la capacidad manipuladora y los filtros que se han apoderado de las redes para arrebatarnos la condición cívica y convertirnos en narcisos manipulables. Se trata de comprender que la respuesta democrática no puede darse sólo en el territorio de las redes, sino en la vida de carne y hueso que produce experiencias reales. Ahí es donde se está dando la batalla que conduce a la gente a identificarse con sentimientos irracionales y antidemocráticos.

Nos engañamos al pensar que la gente vota por las noticias, las calumnias y las gracietas virtuales que se reciben a través de las redes. Estos sermones mediáticos son una lluvia que cae sobre realidades. Sólo germinan cuando encuentran una tierra preparada. Es ahí donde hay que fijar la discusión: por ejemplo, con una legislación fiscal y unas propuestas laborales de marcada voluntad democrática.

Ese es el reto para el largo plazo y para la cita en corto de las próximas elecciones. La derecha trifálica se ha equivocado abandonándose al furor de su guerra mediática de consignas machistas en busca de un puñado de votos. Por un puñado de votos soncapaces de vender a su madre. No se han dado cuenta de que, más allá de las redes y las consignas de corte totalitario, hay una importante realidad española que se ha acostumbrado a creer en la igualdad entre hombres y mujeres. Nuestra sociedad no está ahora en condiciones de admitir un machismo cavernario.

Eso nos da una oportunidad real en la tensión democrática. Llevar esas oportunidades también al mundo del trabajo es imprescindible para completar la defensa de nuestra madre.

Una multitud que ama y pide la palabra

Una multitud que ama y pide la palabra

Publicada el 10/03/2019

Las multitudes son un conjunto de soledades, escribió Baudelaire. La multiplicación de habitantes en las grandes urbes favorecía el anonimato. Además de pasear por los nuevos bulevares del París decimonónico, Baudelaire tenía domicilio en esa ciudad inagotable e íntima que es la literatura, y había leído a Poe. Su cuento El hombre de la multitud ilumina la historia de un individuo que camina a lo largo del día entre cientos de personas desconocidas sin hablar con nadie y sin tener a donde ir. No se equivocaba Pasolini al decirnos que nada es más solitario que una muchedumbreen una plaza del siglo XX.

Federico García Lorca también escribió sobre esta experiencia en Poeta en Nueva York. La vida moderna sufre el desarraigo, la pérdida de identidad, el desamparo, porque vivimos entre gente sin vínculos, vecinos que desconocen su nombre y sus vidas, ascensores o escaleras sin saludos, supermercados sin alma. Cada verso de su libro reconocía la metáfora de la multitud que orina, la multitud que vomita, la multitud que ignora el dolor de la parturienta y la agonía del niño, la multitud en paro, la multitud desquiciada.

Pero en el poema Grito hacia Roma, una maldición contra la Iglesia Católica que traiciona el amor cristiano por su ambición de poder y de represión, García Lorca vivió el deseo de una multitud sin soledades, hermanada por el amor, la justicia y la libertad.

El pasado viernes, 8 de marzo, Madrid fue una multitud sin soledades, un acto de amor, una ciudad que pudo saludarse y reconocerse, un gentío que quiso cuidar sus palabras. ¿Qué palabras? Me hice esa pregunta en la calle de Alcalá, muy cerca de la Plaza de la Cibeles, en medio de miles de cuerpos que no podían dar un paso porque todo estaba lleno de rostros, espaldas, ilusiones compartidas y palabras.

No se trataba sólo de defender la palabra igualdad. Muchas de las personas que estaban allí han exigido durante años la igualdad. No se trataba sólo de la fraternidad, la libertad y la justicia social. Se trataba de afirmar algo más preciso y sin edades en la coyuntura actual: palabras como familia, maternidad, amor y trabajo también nos pertenecen, es decir, que las grandes palabras históricas son inseparables de la vida cotidiana. No podemos dejar el vocabulario de los sentimientos en manos de las ideologías que fundan su dominio en la represión y el odio.

La vida democrática necesita unir las razones con las emociones, la tecnología con la conciencia ética del humanismo, la institución con la calle, la Historia con la Vida. Quien renuncia a cualquiera de las opciones facilita la quiebra de la convivencia.  ¿Es usted partidaria de la familia?, le preguntaba la Cibeles a la multitud, mirando de reojo a Colón. Por supuesto que sí, contestaba la multitud, y partidaria de la maternidad, y por eso soy partidaria de que el Estado asegure la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, el reparto de los cuidados, el amor sin dominios ni humillaciones, la conciliación laboral. Por eso estoy en contra de la brecha salarial.

¿Y en contra de la mercantilización de los cuerpos? ¿Lo decía la multitud? A mí me gustaría pensar que sí, porque una discusión sobre la palabra libertad también es imprescindible para unir Historia y Vida, naturaleza y justicia, emoción y razón. La libertad no puede confundirse con la potestad del cliente de consumir y comprar lo que quiera. La libertad es la construcción de un marco social en el que todas las personas puedan realizarse en condiciones de igualdad y sin verse obligadas a poner en venta su dignidad y su cuerpo por culpa de unas realidades económicas injustas.

Vivir no es sobrevivir, tener una identidad no supone cerrar las ventanas a causa del miedo, tener hijos no es un mandato de los dioses o los tribunos, sino un acto de amor. Eso dijo la inmensa multitud que habitó con sus palabras y sus cuerpos la ciudad de Madrid el 8 de marzo para celebrar el Día de la Mujer y negarse al machismo.

Más contenidos sobre este tema

España se tiñe de morado: las protestas del 8M, en imágenes

Cientos de convocatorias del movimiento feminista se extienden por toda la geografía española en apoyo a las reivindicaciones de igualdad  08/03/2019

Madrid

La marcha feminista avanza por la Gran Vía madrileña el 8M de 2019.  La marcha feminista avanza por la Gran Vía madrileña el 8M de 2019. OLMO CALVO.

Decenas de miles de mujeres –más de 350.000, según la Policía Nacional– han recorrido el centro de Madrid durante

Picnic en Madrid.  Picnic feminista en Madrid.

A la espera de que arranque de la gran manifestación por las calles de Madrid, centenares de mujeres se repartían en picnics feministas por varios puntos de la capital.

Manifestación en Gran Vía.  Manifestación estudiantil en la Gran Vía de Madrid.

En la mañana de este viernes, una multitudinaria manifestación estudiantil ha cortado el tráfico en la Gran Vía y medio millar de estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid se han manifestado frente a su rectorado.

Catalunya

Manifestación del 8M en Barcelona  Manifestación del 8M en Barcelona SÒNIA CALVÓ

La huelga feminista de este 8 de marzo también ha llenado las calles de las principales ciudades de Catalunya. En Barcelona, 200.000 personas han participado en la gran protesta de esta tarde, según la Guardia Urbana. 10.000 se han sumado a la marcha organizada en Tarragona y una cifra similar en Girona.

El viernes por la mañana, los Mossos d’Esquadra han llegado a desalojar a algunas de las mujeres que han participado en las marchas estudiantiles.

Mossos d'Esquadra desalojan a un grupo de mujeres que corta la Gran Via de Barcelona  Mossos d’Esquadra desalojan a un grupo de mujeres que han cortado la Gran Vía de Barcelona. EFE | QUIQUE GARCÍA

País Vasco

Concentración feminista en la plaza del Ayuntamiento de Bilbao el 8M de 2019.  Concentración feminista en la plaza del Ayuntamiento de Bilbao.

Miles de mujeres de todas las edades han recorrido y colapsado las calles del centro de Bilbao con pancartas, pitidos y al grito de «gora borroka feminista», (arriba la lucha feminista).

Vitoria.  Concentración feminista en la plaza de la Virgen Blanca en Vitoria.

En Vitoria, otra concentración feminista ha abarrotado la plaza de España y la anexa plaza de la Virgen Blanca. La afluencia de personas jóvenes ha sido muy notoria.

Andalucía

Concentración feminista en Sevilla.  Concentración feminista en la plaza de la Encarnación de Sevilla.

En una de las varias concentraciones feministas que han tenido lugar en Sevilla, un millar de jóvenes se han concentrado en la plaza de la Encarnación al grito de «obreras y estudiantes, unidas adelante» o «sola, borracha, quiero llegar a casa».

Foto de CCOO Córdoba.  Concentración feminista en Córdoba. CCOO CÓRDOBA

Unas 1.500 personas, según la Policía Local, se han concentrado este viernes en la calle del Ayuntamiento de Córdoba para mostrar la reivindicación en defensa de los derechos de la mujer y la igualdad real.

Comunitat Valenciana

Grupos feministas en el campus de Blasco Ibáñez de la Universitat de València.  Grupos feministas en el campus de Blasco Ibáñez de la Universitat de València.

En el campus de Blasco Ibáñez de la Universitat de València, grupos de mujeres han recorrido la avenida coreando consignas como «fuera machistas de la Universidad» o «las feministas con las asociadas».

Sentada feminista en Valencia.  Sentada feminista en Valencia.

Aragón

Manifestación feminista en la plaza del Pilar en Zaragoza.  Manifestación feminista en la plaza del Pilar en Zaragoza.

Concentración en la plaza del Pilar de Zaragoza, donde se han reunido una manifestación estudiantil con la representación de «Reventando el cuento» (El cuento de la criada). Una manifestación estudiantil ha llenado este viernes la plaza del Pilar en Zaragoza.

Galicia

Treboada feminista en Santiago de Compostela  Manifestación feminista en Santiago de Compostela.

«Treboada feminista» (tormenta feminista) en Santiago de Compostela. Cientos de mujeres reiterando consignas como «por todas las mujeres, por todos los derechos, huelga feminista» han recorrido la ciudad y llamado a la participación en la huelga de este 8M.

8M plaza mayor de Ourense  Imagen de la manifestación feminista en la ‘praza Maior’ de Ourense.

Castilla y León

Plaza de los Botines, León.  Fotografía de la Plaza de los Botines en León.

Cientos de personas han participado en las concentraciones que los sindicatos UGT y CCOO han convocado durante la mañana en todas las capitales de provincia de Castilla y León.

Concentración convocada por UGT y CCOO a las puertas del Ayuntamiento de Valladolid este 8M  Concentración feminista en el Ayuntamiento de Valladolid. EUROPA PRESS

Castilla-La Mancha

Concentración en Toledo en apoyo a la movilización y huelga feminista.  Concentración en Toledo en apoyo a la movilización y huelga feminista. EUROPA PRESS

También miles de personas han salido a la calle en ciudades manchegas como Ciudad Real y Toledo para exigir igualdad, contra la discriminación, contra las brechas de género y contra las violencias machistas.

Manifestación Feminista en Ciudad Real   Manifestación Feminista en Ciudad Real PLATAFORMA PROVINCIAL FEMINISTA DE CIUDAD REAL

Navarra

Miles de mujeres se concentran en Pamplona en apoyo a la movilización feminista  Miles de mujeres se concentran en Pamplona en apoyo a la movilización feminista.

Cientos de personas, la mayoría mujeres, se han concentrado este viernes en la plaza del Castillo de Pamplona en apoyo a las reivindicaciones feministas con motivo del Día Internacional de la Mujer. Las movilizaciones se han multiplicado en diferentes localidades de la Comunidad foral.

Cantabria

Manifestación feminista del 8M 2019 en Santander.   Manifestación feminista del 8M 2019 en Santander.

Mujeres de todas las edades avanzan tras una pancarta con el lema «Sin nosotras se para el mundo» y entonando consignas como «justicia de mierda la estáis juzgando a ella», «denuncia archivada, mujer asesinada» o «ni una menos, vivas nos queremos» por las calles de Santander.

Manifestación feminista del 8M 2019 en Santander.  Manifestación feminista del 8M 2019 en Santander.

Murcia

Murcia.  Manifestación feminista junto a la PAH en Murcia

El movimiento feminista ha recorrido el centro de la ciudad de Murcia junto a los miembros de la PAH en las inmediaciones de distintas sucursales bancarias.

MÁS EN ELDIARIO.ES

 

 

Lecciones del feminismo

También puedes ver el artículo a través de: Lecciones del feminismo

Lecciones del feminismo

Luis García Montero

Publicada 12/03/2017.

El feminismo, ya se sabe, es un compromiso colectivo. Si la justicia social fija su primera aspiración en el valor de la igualdad, resulta lógico que la lucha contra las desigualdades sociales entre hombres y mujeres sea un capítulo central en la vinculación cívica. En las celebraciones del Día de la Mujer, he visto a ministras, empresarias y políticas de la derecha hacer denuncias contra el machismo y apoyar medidas en favor de la igualdad. Me parece bien, cualquier apoyo a una causa justa merece respeto, aunque conviene no engañarse, porque hay muchas prácticas ideológicas y económicas que son incompatibles con la igualdad.

Por eso el feminismo, desde hace muchos años, no sólo ha sido una lucha justa, sino una escuela de libertad y emancipación a la hora de meditar sobre otros compromisos. Lo primero que debe tenerse en cuenta es que el feminismo supone quizá la única de las grandes causas del pensamiento de izquierdas que no ha acabado en catástrofe. La fraternidad de la Revolución Francesa acabó en la guillotina, el sueño comunista en las ejecuciones de Stalin y la socialdemocracia en la complicidad más turbia con los intereses de un capitalismo devorador. Al feminismo le quedan muchas conquistas pendientes, pero sus logros reales no se han visto obligados a convivir con ningún tipo de infamia. Eso vale mucho para las personas que quieren conservar al mismo tiempo sus ilusiones y su conciencia.

Como hombre, me gusta plantearme no sólo qué puedo yo aportar al feminismo, sino lo que el feminismo me ha aportado a mí en mi trabajo (la escritura) y en mis reflexiones políticas. La complicidad con el pensamiento feminista ha sido decisiva en asuntos que tienen que ver con la intimidad, el valor de los cuidados y las responsabilidades del poder.

Empecé a escribir y publicar al final de los años 70. Bajo el magisterio de la poesía de Antonio Machado y la cátedra de Juan Carlos Rodríguez, me acerqué a la poesía como un empeño de búsqueda de otra sentimentalidad, un deseo de llevar la democracia más allá de los ritos electorales. Los sentimientos son tan históricos como las Constituciones o los derechos laborales. No hay sueños públicos que puedan sostenerse en una plaza sin un proceso paralelo de emancipación de la identidad. No hay hallazgo formal que sea profundo sin una quiebra en la intimidad de las palabras. Ese es para mí el reto de la poesía: hacerme dueño de lo que digo cuando digo soy hombre, soy mujer, te quiero… En la conciencia histórica de la intimidad, en el deseo de llevar el compromiso cívico a lo que ocurre en una sala de estar o en una alcoba, el pensamiento feminista ha aportado una gran parte de las ideas más serias.

Ocurre lo mismo con los cuidados. Aunque debieran ser un asunto de todos, la desigualdad laboral y la feminización de la pobreza han convertido el tema de los cuidados en un capítulo importante de las reflexiones sobre el papel de la mujer. La escritura de la otra sentimentalidad me llevó con los años a concebir la poesía como una labor hospitalaria en la que los versos debían calcular de forma clara el lugar del otro, la presencia del lector o lectora que habita las palabras para que sea posible la emoción poética. El autor hace posible que exista el poema, pero la lectura es necesaria para que exista la poesía.

Escribir es cuidar las palabras, reconocer la presencia del otro, cultivar las condiciones para que un mundo sea habitable. Si las transformaciones sociales deben abrir la puerta de las alcobas, el amor de los cuidados debería salir de los domicilios familiares a las plazas públicas. Politizar la intimidad legitima los amparos, las obligaciones y los derechos de la ciudadanía. En 1998, publiqué una poética titulada Resumen, en la que sentí la necesidad de mezclarlo todo: No existe libertad que no conozca, / ni humillación o miedo / a los que no me haya doblegado. / Por eso sé de amor, / por eso no medito el cuerpo que te doy, / por eso cuido tanto las cosas que te digo.

En cuanto a las reflexiones sobre la responsabilidad del poder, el pensamiento feminista ha teorizado de diversos modos que la sociedad que mide con el mismo rasero a los desiguales genera más desigualdad. Ser conscientes de la desigualdad es imprescindible a la hora de equilibrar con medidas efectivas las injusticias. La misma lógica que me lleva a defender la discriminación positiva en muchos ámbitos sociales, me lleva a pensar que en una disputa siempre es más responsable el más poderoso. No estoy nada de acuerdo, por ejemplo, con la deriva que ha tomado en Cataluña el gobierno de la Generalitat, pero creo que tiene más responsabilidad el gobierno de España en todo lo que nos está ocurriendo.

La última lección del feminismo que quiero considerar aquí es la autovigilancia. Mis compañeras me han enseñado no sólo que el protagonismo de la lucha feminista corresponde a las mujeres, sino que es bueno autovigilarse para que a unos y a otras no nos salgan ramalazos inadvertidos del machismo que respiramos. En esta sociedad de las redes y la telebasura, mientras corremos el riesgo de que las nuevas zonas de libertad se conviertan en vertederos de los bajos instintos y la ausencia de pensamiento, cada vez que escribo agradezco mucho la autovigilancia. Lo que empezó siendo una disciplina para expulsar el machismo de una sentimentalidad Otra, ha acabado en un compromiso conmigo mismo que me resulta clave cuando opino de cualquier cosa, negándome al nefasto acomodo en las banderías.

++++++

Publiqué en facebook este artículo hace dos años y me encontré releyéndolo, con el presente; recordé desde otro plano el momento actual; desde el 8M de 2018 ya nada es igual, eso es una verdad irrefutable, aquellos muchos a los que todavía no les cae el 20 y creen que en unos días más todo volverá a ser como antes del 8M se equivocan. Como dijo el Poeta Antonio Machado: “la verdad así es, y continúa siendo verdad aunque se piense al revés”. Declararse feminista es un compromiso colectivo e individual, con nosotros mismos. Conocer y aprender de las lecciones históricas del feminismo desde sus orígenes y sobre todo de las que vamos viendo que nos dejó el 8M histórico de este 2018 resulta indispensable. ¡Hasta la victoria siempre! 

Estoy seguro amables lectores, amigas y amigos que además de que les va a gustar mucho la lectura del artículo los va a hacer algunas reflexiones, que lo disfruten buenas noches, abrazote!

Jesús Torres Navarro.

LA HISTORIA: ¿Qué pasó el 8 de marzo de 1857?

Pueden ver la publicación completa con videos notas e imágenes a través de: LA HISTORIA: ¿Qué pasó el 8 de marzo de 1857?

LA HISTORIA

Día Internacional de la Mujer: ¿Qué pasó el 8 de marzo de 1857?

El incendio de una fábrica de camisas de Nueva York, en que murieron 146 personas, marcó la lucha por los derechos de la mujer.

La explicación más verosímil se enmarca en plena revolución industrial: el 8 de marzo de 1857, un grupo de trabajadoras textiles decidió salir a las calles de Nueva York para protestar por las míseras condiciones laborales. Sería una de las primeras manifestaciones para luchar por sus derechos. Distintos movimientos y sucesos se sucedieron a partir de ese episodio, que sirvió de referencia para fijar la fecha del Día Internacional de la Mujer en el 8 de marzo. Este año, Google se ha sumado a la celebración con un ‘doodle’.

El capítulo más cruento de la lucha por los derechos de la mujer se produjo, sin embargo, el 25 de marzo de 1911, cuando se incendió la fábrica de camisas Shirtwaist de Nueva York. Un total de 123 mujeres y 23 hombres murieron. La mayoría eran jóvenes inmigrantes que tenían entre 14 y 23 años.

Fue el desastre industrial más mortífero de la historia de la ciudad y suposo la introducción de nuevas normas de seguridad y salud laboral en EEUU.  Según el informe de los bomberos, una colilla mal apagada tirada en un cubo de restos de tela que no se había vaciado en dos meses fue el origen del incendio. Los trabajadores no pudieron escapar porque los responsables de la fábrica habían cerrado todas las puertas de escaleras y de las salidas, una práctica habitual entonces para evitar robos. 

Precedentes del Día Internacional de la Mujer

Antes de esta fecha, en EEUU, el 28 de febrero de 1909 Nueva York y Chicago ya habían acogido un acto que bautizaron con el nombre de ‘Día de la Mujer’, organizado por destacadas mujeres socialistas como Corinne Brown y Gertrude Breslau-Hunt.

En Europa, fue en 1910 cuando durante la 2ª Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, celebrada en Copenhague con la asistencia de más de 100 mujeres procedentes de 17 países, se decidió proclamar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. 

Detrás de esta iniciativa estaban defensoras de los derechos de las mujeres como Clara Zetkin o Rosa Luxemburgo. No fijaron una fecha concreta, pero sí el mes: marzo…

«El callejón de los cuchillos» | 25 poemas contra la violencia de género

a través de «El callejón de los cuchillos» | 25 poemas contra la violencia de género

«El callejón de los cuchillos»

25 poemas contra la violencia de género

Hagamos que sus gritos suenen. 

Miyó Vestrini
(Nimes, Francia, 1938–Caracas, Venezuela, 1991)

Muy poco y muy gris el tiempo que te queda

Soy frágil
para los amados.

Algún asesino más poderoso
más fuerte
me interceptó cuando cruzaba
el callejón de los cuchillos
y me atajó.

Silencio mujer
dijo
de nada valdrá tu queja
en este momento
ni en los otros.

Muy poco
y muy gris
el tiempo que te queda
en esta madrugada de perros realengos
y borrachos asustados.

Déjame un instante
dije,
medir la luz que todos los días
me recibe y me abandona.

Déjame llorar un rato a solas.
Pero sólo había frío
en el callejón de los cuchillos.

De Pocas virtudes (1986)…

¿En qué nos quieren convertir?

Luis García Montero

Luis García Montero 

Publicada el 07/10/2018

¿En qué nos quieren convertir?

Buena parte de la poesía contemporánea fundó sus cimientos en el respeto a la sabiduría del pueblo. El amor popular que llevaron a la literatura poetas como García Lorca y Alberti tenía antecedentes claros en su maestro Antonio Machado. Descendiente de Demófilo, muchas veces acudió en su prosa y su verso a las complicidades de lo popular. Los años vividos en una Restauración fundada en el descrédito de las instituciones políticas exigían buscar en los sedimentos de la vida real un consuelo ante las mentiras oficiales.

Las intervenciones de Juan de Mairena ante los alumnos no dudaban al elevar el tono en este sentido: «Es muy posible que, entre nosotros, el saber universitario no pueda competir con el folklore, con el saber popular. El pueblo sabe más, y sobre todo, mejor que nosotros. El hombre que sabe hacer algo de un modo perfecto -un zapato, un sombrero, una guitarra, un ladrillo- no es nunca un trabajador inconsciente, que ajusta su labor a viejas fórmulas y recetas, sino un artista que pone toda su alma en cada momento de su trabajo».

Ya en los años de la Guerra Civil, en la revista la Hora de España, Machado publicó una carta a David Vigodsky en la que volvía a declarar su amor al pueblo: «En España lo mejor es el pueblo. Por eso la heroica y abnegada defensa de Madrid, que ha asombrado al mundo, a mí me conmueve, pero no me sorprende. Siempre ha sido lo mismo. En los trances duros, los señoritos –nuestros barinas– invocan la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre y la salva. En España, no hay modo de ser persona bien nacida sin amar al pueblo. La demofilia es entre nosotros un deber elementalísimo de gratitud».

De don Antonio podemos heredar con honestidad su sospecha ante las banderitas sonoras, la brújula que lo llevó a ponerse del lado de los más débiles en cualquier conflicto y el respeto al trabajo bien hecho. La vocación profesional fue un ámbito imprescindible para la formación de una conciencia cívica comprometida con la sociedad. Lo que no sé es si hoy estamos legitimados para confiar en lo popular como sedimento y refugio ante la crispación, las mentiras, la demagogia y la falta de escrúpulos de algunos líderes capaces de vender a su madre por un puñado de votos en el espectáculo ruidoso de la política. La tristeza es que esos líderes tienen rebaños.

El poder ha conseguido que el rencor de sus víctimas se ponga a su servicio.

El cultivo de la telebasura y los mundos virtuales han sustituido el sedimento vital de la experiencia que se condensaba en el folklore. Los códigos del consumo han devorado la decencia solidaria de los pobres, de la gente explotada por la injusticia. Ahora fluye una dinámica de clientes insatisfechos en sus demandas. Y, además, las degradaciones laborales, el deterioro de la dignidad del trabajo en favor de los empleos baratos, impiden esa aspiración al bien hacer y a la sabiduría artesanal de la que hablaba Machado.

¿En qué nos están convirtiendo? Cuando las cloacas potencian la crispación y la suciedad, se genera en las redes sociales y en las conversaciones una complacencia mezquina con el insulto, la calumnia y la falta de respeto. Parece que las audiencias aumentan cuando en una tertulia política toman la palabra determinados personajes que no conocen la decencia profesional y se dedican a colaborar con mafiosos y empresarios sin escrúpulos. No se trata de que sean periodistas de izquierdas, de derechas o de centro: son personas sin decencia que manchan las cabeceras periodísticas. Los directores que aceptan a estos indecentes se comportan también de manera indecente.

¿Soluciones? Creo que no están en el marco gubernamental, sino en el tejido cívico. El poder corruptor de la mentira no puede combatirse con la falta de libertad. La represión es capaz de dejar sin palabra a un sinvergüenza, pero a costa de abrir otros espacios a la mentira y la injusticia con el sacrificio de la conciencia crítica. Por eso no veo otra salida que la exigencia de la propia responsabilidad profesional de los periodistas. Que su oficio no se convierta en un vertedero es un reto imprescindible para la democracia, es decir, para una sociedad en la que la convivencia dependa de la verdad y de la libertad.

Ahora que nos están convirtiendo a todos en cloaca, quizá sea ingenuo llamar a la decencia profesional. Pero que tengamos a la realidad en contra no es un argumento definitivo para olvidarnos de nosotros mismos.

—————————————-

 

 

 

 

85 aniversario de la República; Educación y república

 No sólo de pan vive el hombre.
Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan;
sino que pediría medio pan y un libro.
Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan.
Federico García Lorca

85 aniversario de la República; Educación y república

 Por Agustín Moreno en 13 abril, 2016

Niisones_Pedagogicas_Alpujarras Una imagen de las Misiones Pedagógicas llevadas a cabo en Las Alpujarras en 1934. Dos niños contemplan por primera vez la proyección de una película. / Captura del documental ‘Misiones Pedagógicas’.

La educación ha sido tradicionalmente un privilegio del poder político, económico y religioso. No tenía como objetivo la educación general de la población, sino la formación de las élites dirigentes. A lo largo de casi toda la historia de España fue una minoría con suficientes recursos económicos la que pudo estudiar. La educación pública con carácter universal es un concepto reciente. La mayoría de la población no tenía acceso a la educación o ésta se realizaba con un currículo muy devaluado (leer, escribir, las cuatro reglas y el catecismo).

Antes de la Segunda República, sólo sería destacable la labor de la Institución Libre de Enseñanza (ILE), fundada en 1876 por Francisco Giner de los Ríos y otros intelectuales progresistas, para impartir una enseñanza no confesional, basada en las nuevas corrientes pedagógicas, en la libertad de ciencia, la tolerancia y el contacto con Europa. Con la influencia de la ILE se emprendieron importantes reformas en los terrenos jurídico, educativo y social, y se crearon organismos, como la Junta de Ampliación de Estudios, para ampliar y modernizar el sistema escolar. Pero la tasa de analfabetismo ascendía al 65% de la población. Bartolomé Cossío, a finales del siglo XIX, constataba la existencia de una población infantil escolarizable de más de cuatro millones, mientras el sistema escolar existente sólo daba atención a dos millones.

Con la Segunda República, las ideas de los liberales democráticos, republicanos y socialistas abrieron la posibilidad de expandirse en la educación. Durante el bienio reformista (1931-1933) se produjo una importante apuesta presupuestaria en el ámbito educativo, tanto para la creación de espacios escolares dignos, la atención a la formación y salario de los maestros y otras muchas iniciativas que vinculaban la educación con la cultura.

Documental ‘Misiones Pedagógicas 1934-1936’, de Gonzalo Tapia. / caralvariz (YouTube)

Estos dos años fueron únicos en la preocupación gubernamental por la educación pública; no en vano se consideraba la educación el motor del cambio social en España. Como decía don Gregorio, el maestro de La lengua de las mariposas: “El lobo nunca dormirá en la misma cama con el cordero. Pero de algo estoy seguro: si conseguimos que una generación, una sola generación, crezca libre en España, ya nadie les podrá arrancar nunca la libertad. Nadie les podrá robar ese tesoro” (ver arriba).

Los principios de la Segunda República en materia de educación la consideraban una función esencial del Estado (pública), laica, obligatoria y gratuita (especialmente en la primaria). Debía tener un carácter activo, creador y también social: la escuela debía integrarse en la sociedad y tener una mayor conexión entre los padres. Defendía la coeducación, la renovación metodológica y pedagógica. Se facilitó el acceso a los más pobres con una política de becas.

Toda una revolución en aquella época y una auténtica Edad de Oro de la pedagogía española y también de la cultura. Fue muy brillante la experiencia de las Misiones Pedagógicas (ver documental), que llevaban bibliotecas, cine, museo ambulante, teatro, audiciones musicales, etc. a las aldeas más remotas y a lomos de caballería cuando no podían llegar las camionetas.

Fragmento de la película ‘La lengua de las mariposas’. / AcaciaFilmsSL (YouTube)

La prioridad fue la atención a la escuela primaria, ya que se pensaba que era la piedra angular del edificio. Se planteó la construcción de 27.000 escuelas para escolarizar a toda la población infantil que no asistía a la escuela. En la etapa del bienio progresista (1932-33) hubo un fuerte impulso reformador en el terreno educativo, esfuerzo inversor, formación y dignificación del magisterio; aunque con problemas de financiación, por la crisis económica consecuencia del crack de 1929. El bienio conservador (1934-35) supuso un frenazo a las reformas anteriores.

El franquismo acabó con aquel proyecto modernizador y auténticamente revolucionario por su apuesta por la formación y educación de la ciudadanía. Fue brutal la represión: encarcelamientos, depuraciones y asesinatos. Muchos maestros fueron fusilados sin formación de causa. Era tal la animadversión del fascismo hacia su labor que se produjeron situaciones con tanta carga simbólica como la de disparar a la escuela al no poder hacerlo sobre el maestro por haber escapado a tiempo, como se puede ver en el documental ‘La escuela fusilada’.

Cuando en vez de llegar la paz, llegó la victoria, la Ley de Instrucción Primaria de 1939 volvió a una educación concebida como un derecho de la familia, de la Iglesia y del Estado. Su ideología se basó en el nacional-catolicismo, y fue de carácter confesional y patriótico, haciendo hincapié en la unificación lingüística de todo el territorio español. Se trataba de hacer no una “escuela pública”, sino una escuela estatal como medio de propaganda del régimen.

Los poderosos cambios económicos y sociales producidos en los años 60 obligaron a una reforma educativa en profundidad, que se plasmó en la ley General de Educación de 1970. En los más de treinta años del actual período democrático se ha desarrollado una profusa legislación educativa. Se ha  aumentado la inversión educativa de forma notable y potenciado su carácter público. Pero a la vez se desarrolló una segunda red privada-concertada que es una bomba de relojería para el sistema. Las más importantes normas legales en la etapa democrática actual han sido la LODE, la LOGSE (1990), la LOPEG. Ya en el siglo XXI, las últimas  leyes son la LOE y la LOMCE, esta última sin ningún consenso social ni político.

Lo destacable del periodo democrático es el reconocimiento del derecho a la educación como un derecho social, que los poderes públicos están obligados a prestar. La escolarización se ha universalizado, se ha ampliado la cobertura en Educación infantil, se ha extendido hasta los 16 años la educación obligatoria, y ha crecido la población atendida en las etapas educativas postobligatorias: Bachillerato, Formación Profesional y las distintas modalidades de rango universitario.

Este repaso a las políticas educativas debe ayudar a tomar conciencia de la fragilidad que el sistema público de enseñanza tiene en España, ante la ofensiva neoliberal y privatizadora. Si no se detiene, el gran retroceso en la inversión educativa y las reformas legales conservadoras, crearán un futuro incierto para la educación al no estar asegurado ni su carácter público, ni su calidad, pudiendo quedar reducida a un subsistema devaluado y residual.

La importancia que hay que dar a la educación y a la cultura queda reflejada en la actitud de la Segunda República y en las palabras de Federico García Lorca, al inaugurar una biblioteca en Fuente Vaqueros (Granada) en Septiembre 1931: “Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. ¡Libros! ¡Libros! (…) Que el lema de la República debe ser: “Cultura”. Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz”.

Podremos valorar el retroceso que se ha producido en algunos campos en relación a la escuela de la República cuando vemos que, 85 años después, aumenta el alumnado de religión en bachillerato frente a otras asignaturas como Cultura Científica o Francés. La escuela pública de todos y para todos que necesitamos será posible con el proyecto de regeneración democrática que debe ser la Tercera República.

 

Sobre la vida y las tumbas

Luis García Montero

Comparto este excelente artículo esperando que, como a mi, a ustedes también los lleve a la reflexión; ni perdón ni olvido para los culpables de crímenes del pasado mucho menos honores para ellos ¡basta ya de infamias! es el momento de rescatar la verdad exigen en España…no solo me uno indignado a su causa sino que propongo a mis hermanos mexicanos que hagamos causa común con ellos y exijamos también que aquí se rescate la memoria histórica, es necesario reescribir la historia de México; nuestros verdaderos héroes son las victimas y sus deudos de los gobiernos represores de los últimos casi 100 años ¡honor y reconocimiento para ellos y deshonra y castigo para los culpables!

Jesús Torres Navarro.

Sobre la vida y las tumbas

     Publicada el 26/08/2018.

Luis García Montero

Hay un poema de Ángel González, titulado «Camposanto en Colliure», en el que se cuenta una visita a la tumba de Antonio Machado. Era plena posguerra, pero ya había síntomas del desarrollismo desequilibrado de los años sesenta. El turismo, las primeras industrias fijadas en el norte y los inmigrantes que salían a Europa desde las zonas más pobres de España empezaban a mover dinero y a rescatar a la nación de la extrema pobreza. «Pasan trenes, nocturnos, subrepticios, / rebosante de humana mercancía», escribió Ángel.

A nosotros no nos resultará difícil comparar la humana mercancía de los emigrantes españoles de los años 60 con algunas declaraciones políticas que acaban de identificar los barcos repletos de personas como cargamentos de carne humana. Pero a Ángel González aquel movimiento de fronteras le recordaba entonces el final de la guerra: una multitudinaria emigración política que salía de su país para evitar la muerte. Ante la tumba de Machado, escribió: «Se paga con la muerte / o con la vida, / pero se paga siempre una derrota«.

Bien sabía el poeta asturiano que la vida puede ser una condena. La ejecución de su hermano mayor en la Guerra Civil fue una desgracia mortal, pero seguir con vida supuso también una condena para él, su madre y sus hermanos.

La figura del caudillo Francisco Franco supone un caso muy llamativo en el siglo XX. Lo peor, como explicó la filósofa María Zambrano, no fue que pusiese en marcha un golpe de Estado contra la democracia española, sino que después de fracasar no dudase en vender su país a Hitler y Mussolini, a la Alemania nazi y la Italia fascista, para desatar una guerra y conseguir el poder a cambio de convertir a España y a sus habitantes en un campo de pruebas del exterminio bélico.

Esa crueldad traicionera se convirtió en guía de vida cuando mantuvo la furia represiva durante los años largos de su dictadura. España dejó de ser un país normal cuando se mantuvo el franquismo después de la Segunda Guerra Mundial. Que una figura histórica como Franco no esté enterrada en una tumba familiar, sino en un lugar de Estado, es una de las mayores infamias que ha tenido que soportar por unas razones o por otras la democracia española.

Cuando oigo a alguien defender a Franco o poner problemas para la exhumación de sus restos, me acuerdo de una travesura de Juan de Mairena, autor de la tragedia Padre y verdugo dedicada con simpatía a Jack el destripador. «Qué padre tan cariñoso pierde el mundo. Esto exclama Jack, momentos antes de ser ahorcado». El drama trágico fue abucheado porque el público no estaba en condiciones de comprender la intención de Mairena. Confieso que yo tampoco alcanzo a comprender a nadie, de ningún partido democrático, ni de la derecha ni de la izquierda, que pueda oponerse a que los huesos de un dictador tan cruel pasen a la memoria íntima de su familia y dejen de ocupar un espacio de Estado, después de 80 años de su victoria y de 43 años de su muerte.

En el poema «El Dios íbero», Antonio Machado escribió: «ni el pasado ha muerto, / ni está el mañana –ni el ayer– escrito». Eso de confundir el cierre de las heridas con el olvido es una de las mayores sinrazones que pueden arrojarse sobre la vida pública y los sentimientos privados. La sacralización y la impunidad de la injusticia es tan corrosiva como el negarse a vivir el duelo de nuestros muertos hasta alcanzar una convivencia en la serenidad de la memoria. El futuro de una democracia, los caminos que hace al andar, depende de la manera que tenga de entender su pasado.

Francisco Ayala escribió al final de la Guerra Civil un «Diálogo de los muertos». Recuerda mucho al discurso de Azaña «Paz, piedad, perdón». Después de la contienda, todas las víctimas se ponen a hablar bajo tierra y meditan sobre los motivos de aquella violencia. Pero ese diálogo era imposible mientras las víctimas fuesen confundidas con los verdugos. La tumba de Luis Cernuda está en México, testimonio de su exilio y de su desprecio por los vencedores. La tumba de María Lejárraga está en Buenos Aires, testimonio de las injusticias del olvido. La tumba de Pedro Salinas contempla el mar de Puerto Rico. La tumba de García Lorca es un extenso campo de exterminio en el que se ejecutaron entre Víznar y Alfacar a más de 2.500 granadinos.

Cada vez que he ido a visitar todas estas tumbas, igual que ante la tumba de Machado, he sentido vergüenza de que Francisco Franco estuviese enterrado en el Valle de los Caídos. Escribo este artículo para decirle a mis muertos que parece que las cosas se van a arreglar, que esta vez sí, que su casa, su verdadera casa, estará en poco tiempo sosegada.

Más contenidos sobre este tema

Enlaces:

http://luisgarciamontero.com/2018/08/26/sobre-la-vida-y-las-tumbas/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+LuisGarciaMontero_com+%28Luis+Garc%C3%ADa+Montero+%3A+P%C3%A1gina+web+oficial%29 

https://www.infolibre.es/noticias/opinion/columnas/2018/08/25/sobre_vida_las_tumbas_86113_1023.html

 

La quiebra de la esperanza. En el 80 aniversario de un día de infamia.

La quiebra de la esperanza. En el 80 aniversario de un día de infamia.

Alcala_Zamora_AzanaLos dos presidentes de la II República, Niceto Alcalá-Zamora (1931-1936) y Manuel Azaña (1936-1939), posan juntos en una imagen sin fecha. / Biblioteque Nationale de France (Wikipedia)

Hay quienes miran el pasado y quiénes lo evitan. Quien lo hace con ánimo revisionista para justificar los hechos, como esa pseudoliteratura neofranquista que se vende en los grandes almacenes y que construye mitos para justificar la sublevación militar de 1936 y la dictadura de Franco. O quienes lo hacen para saber la verdad de lo que pasó, para intentar comprender. Pero para romper el círculo vicioso tradicional y que la historia no se repita hacen falta ciudadanos no manipulables y ello exige ser conscientes del pasado de su sociedad.

La Segunda República llegó el 14 de abril de 1931 sin que se derramase ni una sola gota de sangre, entre la alegría popular y las esperanzas de cambio, justicia y modernización del país. La hizo posible el agotamiento del régimen de la Restauración borbónica que venía haciendo aguas por todas partes. El turnismo entre los liberales y los conservadores, dejaba cada vez a más fuerzas políticas y sociales fuera del terreno de juego: republicanos, socialistas, regionalistas, anarquistas… La crisis de la monarquía se acentuó a partir de 1917 con la crisis militar, la política y, especialmente, la social que se manifestó con la huelga general de agosto y que acabó con el encarcelamiento de sus dirigentes.

La conflictividad y la violencia social que se produjo al acabar la Primera Guerra Mundial, con asesinatos a tiros en las calles de Barcelona y la aplicación de la ley de fugas dejaron cientos de muertos, especialmente obreros y dirigentes anarquistas como Salvador Seguí o Layret. Las crisis marroquíes estuvieron presentes desde principio de siglo y fueron el telón de fondo tanto de la Semana Trágica de 1909, como del golpe militar y la dictadura de Primo de Rivera tras el desastre de Annual.

Tras el fracaso político de Primo de Rivera y su dimisión, los gobiernos de Berenguer y Aznar fueron un pequeño interregno que desembocaría en la República. Para ello fue necesaria la unidad de las fuerzas antimonárquicas en el Pacto de San Sebastián y el triunfo de sus candidaturas en las grandes ciudades en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931. Unos meses antes unos jóvenes capitanes (GalánGarcía Hernández) habían sublevado a la guarnición de Jaca y su fracaso dio dos mártires a las ideas republicanas.

Tras la salida del rey del país, el gobierno provisional convocó elecciones a Cortes constituyentes. La República intentó transformar el país, encontrándose desde el principio con muchas dificultades y resistencias. La mayoría republicana y socialista afrontó los principales problemas. Así, en el bienio reformista (1931-33), se aprobó la avanzada Constitución de 1931 que proclamaba a España como una “República de trabajadores” y establecía el sufragio femenino. Se abordó un “inmenso programa de reformas que consistiría en, aparte de destruir las influencias reaccionarias, crear relaciones laborales más equitativas, acabar con los poderes casi feudales de los latifundistas y satisfacer las demanda autonómicas de los regionalistas vascos y catalanes”. Entre estas reformas estaba la cuestión militar (pasando al retiro con la paga íntegra, a los jefes que no quisieran jurar fidelidad a la República); la cuestión religiosa (apostando por un Estado laico –divorcio, cementerios civiles- y quitando privilegios patrimoniales y educativos a la iglesia católica); desarrollando la educación pública y laica (con un ambicioso programa más escuelas, más maestros y mejor retribuidos). Se aprobó el Estatuto de Cataluña, votado casi unánimemente allí, para resolver el problema regional. En la cuestión social se emprendió la reforma agraria pero de manera tan lenta e insuficiente que estuvo muy por debajo de las expectativas de la masa campesina. Por último, se aplicaron mejoras obreras en materia de salarios, jornada y negociación colectiva.

Ni que decir tiene que este acelerado programa de reformas modernizadoras encontró la oposición de múltiples sectores: ejército, iglesia católica, terratenientes y patronos, además de las fuerzas conservadoras que incluían desde monárquicos a fascistas. En el verano de 1932 se produjo en Sevilla la ‘Sanjurjada’, un golpe militar fallido que ya indicaba la determinación de la derecha y del ejército de no dar la menor oportunidad a la República. Por si fuera poco, se produjo la desafección de sectores campesinos y obreros tras la veintena de muertos en Casas Viejas (y otros episodios sangrientos de represión en Castilblanco y Arnedo), la hostilidad de anarquistas y comunistas, y el alejamiento de los socialistas. La conjunción de todas las oposiciones, y la abstención de los anarquistas, dieron al traste con el gobierno Azaña y en las elecciones de noviembre de 1933 venció la derecha agrupada en la CEDA y el Partido Radical de LerrouxComo dice Pierre Vilar: “Así murió la república reformista y jacobina, por haberse creído capaz de reformar España sin dar inmediata satisfacción a las masas agrarias, y de luchar abiertamente contra el sector obrero más fuerte”.

En el “bienio negro” (1934-36) se produjo el desmontaje de las reformas emprendidas y se agravaron tres problemas. El político, ya que la derecha no se había adherido a la República y por ello gobernó Lerroux aunque tenía casi cincuenta diputados menos que la CEDA y el Partido Agrario que la apoyaba. La conflictividad social por la situación miserable de los campesinos y por la anulación de las ocupaciones de tierras, las expropiaciones a los grandes de España y las leyes de arrendamientos y salarios. Hubo huelgas, muertos, fracasos y amargura. El problema regional siguió latente y en Cataluña se intentó defender las reformas del bienio anterior; el País Vasco se empezó a agitar. Tras el gobierno Samper, volvió Lerroux y colocó en el gobierno a tres ministros de la CEDA. Azaña llamó a defender a la República por todos los medios. Pero solo en dos zonas del país se produjeron auténticas revoluciones, especialmente en Asturias al grito de “Antes Viena que Berlín”, indicando que preferían oponerse al fascismo luchando que tener una actitud más pasiva, como pasó en la Alemania nazi. La huelga general y la proclamación del Estat catalá dentro de la República federal” fue reprimido por el ejército.  En Asturias duró quince días la sublevación minera y obrera unitaria y fue seguida de una terrible represión.

Pero la derecha no pudo consolidarse en el poder. Un escándalo de corrupción, el del estraperlo, salpicó al gobierno Lerroux. La represión y el estado de excepción posterior a octubre del 34 permitió despidos, reducción de salarios, recuperación de privilegios de la oligarquía, y ello hizo que las masas campesinas y obreras acabasen apoyando al Frente Popular. Sacar a los 30.000 obreros presos de las cárceles se convirtió en un objetivo. Azaña recuperó prestigio y negoció con otras fuerzas políticas y sindicatos un programa de 14 puntos. El 16 de febrero de 1936, también las predicciones electorales fracasaron estrepitosamente y el Frente Popular venció con una amplia mayoría y un programa más moderado que el de 1931.

Se reanudó el programa de reformas. Hubo disturbios esporádicos, quema de iglesias, matonismo fascista, choques entre juventudes de ideologías opuestas y mucho pretorianismo militar. Se reanudó espontáneamente la reforma agraria y en Badajoz y Toledo se repartió más tierra en tres meses que en decenios. Las formaciones fascistas adoptaron la estrategia de la tensión: el vicepresidente socialista del Congreso fue agredido y el juez que condenó a los agresores fue asesinado. Azaña sustituyó a Alcalá Zamora como presidente. El acoso armado de las derechas a la democracia republicana fue permanente. Eduardo González Calleja documenta varias conspiraciones en la primera mitad del 1936. En febrero, tras las elecciones, intentando que se declarara el estado de guerra, y otro en abril que acabó con la detención de Varela. Se diseñaron todo tipo de golpes: de mano, centrífugo, centrípeto. Participaban en ellas la UME, la Junta de Generales, la trama civil. Cuando los comunistas pidieron detener a los generales del complot, el gobierno no se atrevió y destinó a Franco a Canarias y a Godet a Baleares, donde siguieron conspirando. En el complot militar estuvieron implicados muchos generales, su jefe fue Sanjurjo, exiliado por el golpe de 1932, que estaba coordinado con Calvo Sotelo y con contactos en el extranjero (Alemania, Italia). La programaron para finales de julio, pero todo se precipitó tras el atentado a Calvo Sotelo por los compañeros del teniente Castillo, de la Guardia de Asalto, en venganza por su asesinato.

El 17 de julio de 1936 estalló el pronunciamiento militar del ejército africanista en Marruecos. El 18 la sublevación se extendió a todo el Estado: se pronunciaron todas las guarniciones, salieron a la calle y proclamaron el Estado de guerra. La sublevación fue técnicamente impecable y triunfó en medio país, pero fracasó políticamente en zonas claves de España. Dejó al gobierno casi sin jefes militares, pero no se dio por vencido y la población resistió y desarmó a los militares en espacios claves, como Madrid y Barcelona. La sublevación no pudo imponerse contra las masas. Los militantes de partidos, sindicatos y juventudes salieron a la calle, pidieron armas y fueron los cuadros de la milicia cuando el gobierno decidió apoyarse en ellos. Los soldados se pasaron al lado del pueblo en muchos lugares, especialmente la gran mayoría de la marinería permaneció fiel a la República. Catalanes y vascos se opusieron al golpe. Capas sociales medias apoyaron la legalidad contra la “España negra” antiliberal de generales y curas. Mola movilizó al viejo carlismo, la iglesia católica llamó a una “cruzada”, las juventudes de la derecha decepcionados con Gil Robles se pasaron directamente al fascismo. Un golpe militar que podía haberse decidido en pocos días pasó a convertirse en una revolución y una guerra civil que duró tres años y que, gracias al fascismo internacional, acabaría con la República y las esperanza de transformación democrática de España.

La República cometió errores e imprudencias, al tiempo que tuvo la valentía de afrontar profundas reformas para superar el atraso, la ignorancia y los privilegios. Pero no es cierto que el funcionamiento del sistema republicano condujera necesariamente a la guerra. Como tampoco lo es que hubiera un espontáneo y masivo “alzamiento” del pueblo español contra ella, como si del 2 de mayo de 1808 se tratara. El ejército y las derechas nunca dejaron de conspirar contra la República democrática y, especialmente, desde el triunfo del Frente Popular no hubo más objetivo que derribarla por la fuerza.

Si hay que maldecir todas las guerras, más aún una civil como la nuestra  que no fue una “lucha contra los rojos”, sino el “parteaguas de nuestra Historia contemporánea” como dice Ángel Viñas. El golpe buscaba defender los intereses de la oligarquía española y de la iglesia católica, frenando la modernización del país. Y vaya si lo logró. Por eso es falaz e interesada la asociación que hace el revisionismo neofranquista y bastantes manuales escolares estableciendo como períodos de unidad histórica República-Guerra civil (lo que empieza bien acaba mal) y de Franquismo-Democracia (lo que empieza mal acaba bien), cuando realmente el binomio de unidad histórica correcto es Guerra civil-Franquismo (lo que empieza mal sigue mal).

Las consecuencias de la guerra fueron terribles en el plano demográfico, político, económico y moral. Tras la guerra no vino la paz sino la victoria, la gran catástrofe del franquismo. Fue la quiebra de la esperanza. Una terrible represión, un retroceso en las condiciones de vida y de trabajo de la población y un alineamiento del país con las potencias fascistas. La guerra y el franquismo evitaron todo cambio profundo y las castas dirigentes mantuvieron su poder intacto. Por desgracia, no hemos sido capaces todos de analizar objetiva y desapasionadamente nuestra historia.  Así se demuestra en situaciones como la producida hace unos días en Madrid, cuando el PP se negó a condenar el golpe de Estado del 18 de julio. Hay quienes todavía tienen que aprender a ser simplemente un partido de derechas en un país democrático. Pasar la página exige condenar la sublevación militar contra la legalidad republicana, tomar conciencia de que todas las guerras son deplorables, y respetar la memoria histórica de las víctimas y su derecho a la Verdad, la Justicia y la Reparación.

––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––

 

ARTÍCULO RELACIONADO

los socialistas se enredan en la trampa presupuestaria. Dos

Un optimismo con sentido común y el conocimiento, la opinión y la cloaca

Un optimismo con sentido común

Luis García Montero

Luis García Montero

19 agosto 2018

– Dame cretinos optimistas –decía un político a Juan de Mairena–, porque ya estoy hasta los pelos del pesimismo de nuestros sabios. Sin optimismo no vamos a ninguna parte.
– ¿Y qué me diría usted de un optimismo con sentido común?
– ¡Ah, miel sobre hojuelas! Pero ya sabe usted lo difícil que es eso.

En este diálogo entre el famoso personaje de Antonio Machado y un político de su tiempo se dicen verdades a medias. El político tradicional quiere sin duda movilizar a su país y necesita gente optimista. Pero son más útiles para él los necios dispuestos a comulgar con ruedas de molino que las personas con lucidez deseosas de fijar un sentido común alternativo. Así que en su miel sobre hojuelas hay una trampa que amarga el significado.

También podríamos aplicarle la misma prevención a Mairena. Parece reivindicar el optimismo, pero utiliza el espejo de su político para insinuar que bajo la piel del entusiasta hay un engañado. De ahí los juegos con nuestro estado de ánimo cuando decimos que un optimista es un pesimista mal informado o que un pesimista es un optimista inteligente. Este ir y venir, tan propio de ese escéptico bien intencionado que fue Juan de Mairena, o de ese ser receloso y buscador de esperanzas que se llamó Antonio Machado, merece una reflexión en el mundo de hoy.

Desde hace varias semanas escribo sobre palabras como verdad, bondad, política, hospitalidad, libertad, conocimiento y opinión. Mis consideraciones y los comentarios de los lectores de infoLibre no invitan a un consuelo inocente, sino a un conflicto. Hablar de bondad no supone dividir el mundo entre buenos y malos, sino responsabilizarnos de nuestros propios actos cada vez que actuamos o de nuestra palabras cuando opinamos. Hablar de verdad no supone la ingenuidad de apostar por una evidencia sin fisuras con vocación de dogma. La historia nos tiene muy avisados: los buenos son con frecuencia una amenaza cumplida en los relatos contados por los vencedores y el sentido común puede  legitimar con un peso de siglos las costumbres más injustas.

Volver a las palabras originales de la democracia para asumir sus conflictos, no sus falsos consuelos, me parece un buen camino en un momento en el que el pensamiento reaccionario impone políticas de odio y miedo como mecanismo de captación de voluntades. No es que haya primeros síntomas, es que la enfermedades del racismo y las identidades totalitarias vuelven a ser un griterío cadavérico en Europa. Por eso creo conveniente acentuar la reflexión ética sobre nuestras actitudes, y para ello nada mejor que reconocer que la ilusión democrática se cimienta en una serie de antinomias que nos hacen responsables últimos de nuestras decisiones. Quien nos lo quiere dar todo hecho, nos engaña con sus certezas.

El concepto de ciudadanía nació para hacernos iguales ante la ley. Un ciudadano es una abstracción, alguien que borra su identidad particular para igualarse con los demás. Todos somos iguales ante la ley. ¿Todos somos iguales? ¿Todas? Abrir el interrogatorio nos recuerda en el mundo de las abstracciones que existe identidad, es decir, la historia hecha individuo. Los ricos, los pobres, los hombres, las mujeres, los blancos, los negros, los gitanos, los homosexuales, los heterosexuales, ¿somos iguales ante la ley y la sociedad de la que depende nuestra ley? No se trata de negar el valor de una abstracción racional que busca la igualdad, pero tampoco debe negarse la existencia de identidades en el relato social. De ahí que sea necesario aceptar el conflicto, la antinomia entre dos principios que entran en contradicción, para responsabilizarnos éticamente de los equilibrios, los desequilibrios y las decisiones.

El optimismo con sentido común que propongo al hablar de bondad y verdad en democracia no pretende una resolución ingenua de los problemas en nombre de la condición humana; pero sí intenta afirmar que los seres humanos con convicciones democráticas estamos en condiciones de dar la batalla ante los que quieren imponer un pesimismo irracional basado en el odio, las consignas del miedo y el falseamiento de las estadísticas y los hechos.

¿De qué estoy hablando?, señor Martínez, preguntaría ahora Juan de Mairena a uno de sus alumnos para centrar el tema de la clase. Quizá el señor Martínez, avispado, podría contestar que se estaba hablando de los políticos que quieren pesimistas cretinos para sembrar a la vez odio y votos. Y quizá Mairena seguiría entonces meditando sobre aquellos líderes que nos hacen peores personas para solucionar con proclamas totalitarias la antinomia en la que descansa el concepto de ciudadanía.

El conocimiento, la opinión y la cloaca

Luis García Montero.

Consejo de Maquiavelo: No conviene irritar al enemigo.

Consejo que olvidó Maquiavelo: Procura que tu enemigo nunca tenga razón.

Juan de Mairena acudió a la memoria de Maquiavelo para hablar con sus alumnos sobre la acción política de tendencia progresista en España. Acostumbrado a la prepotencia de los señoritos, dispuestos siempre a considerar el país como una propiedad particular, juzgaba oportuno avisar de las cóleras desatadas por el corazón reaccionario, más testicular que pensativo, cada vez que siente amenazados sus privilegios seculares. Las iluminaciones del demagogo de taberna tienen su compañero de furias en el rencor del mandarín que ve peligrar su trono.

La convivencia democrática necesita respetar las normas, el tono, las fuentes y los jardines de las plazas públicas. El espacio público es connatural a la libertad de los individuos que comprenden lo que significa haber nacido en una sociedad y en una lengua materna, dos herencias que no pueden utilizarse como una propiedad privada. El ser individual que nos constituye tiene una dimensión colectiva no sólo inevitable, sino afortunada, para las personas que se toman en serio palabras como amor, verdad,bondad y poesía.

Cada cual sabe sus pasiones, sus caprichos y sus intereses, pero salir a lo público supone un esfuerzo por educarse, dialogar, llegar a acuerdos. Sentir la inquietud del conocimiento y la opinión. Conviene no olvidar esta inquietud del conocimiento y la opinión en el juego democrático, porque son palabras mayores que merecen respeto y cuidados. La ciudadanía exige igualdad de derechos, pero no debe confundir el valor del conocimiento con la opinión. Sería muy temerario que un enfermo se pusiese a discutir con un médico de medicina, aunque el médico hará bien en escuchar con atención al enfermo cuando habla de su cuerpo y sus dolores.

Esta inquietud entre el conocedor, que medita lo que opina la gente desde su propia experiencia, y el opinante, que se interesa por los que han estudiado en profundidad una ciencia, una historia o un conflicto, podría ser el suelo de la llamada opinión pública, un acuerdo mayoritario en el que las opiniones y el conocimiento buscan un equilibrio a la hora de presentarse en sociedad. Lo público no es una suma de voces individuales, sino la configuración de un contrato para la convivencia.

La opinión pública, como las instituciones públicas, se edifica como bien común. Entre el elitismo del sabio y la voluntad democrática de igualdad, levantamos las instituciones como punto de encuentro capaz de prevenir tanto la tecnocracia exclusiva como el fanatismo sin escrúpulos.

Machado prevenía en 1934 de una situación que no resulta extraña a la sociedad de hoy. Aunque uno se empeñe en no tratar a nadie como enemigo y en darle agua a cualquiera que tenga sed, la temperatura de las redes sociales, que empapan con demasiada frecuencia los medios de comunicación más reaccionarios, tienden a corromper el agua y a convertir la opinión en cloaca. No ya el conocimiento, sino el derecho sagrado a la opinión, se humillan en una catarata de calumnias, mentiras programadas, insultos, realidades virtuales y desprecios. El orgullo del analfabeto se funde en las cloacas con la mala educación de los bravucones, felices de que le rían las gracias los cinco descerebrados que apuran en manada el mal olor de las alcantarillas.

Una sociedad que confunde la opinión pública con las cloacas pone las cosas muy cuesta arriba a los esfuerzos del conocimiento, el respeto a la opinión y la fraternidad democrática.

Para evitar que las calles y las plazas se conviertan en un vertedero propicio a las ratas, conviene recordar los dos consejos machadianos. Importa ser prudente, prever las reacciones del enemigo y cuidar las apariencias tanto como los propósitos. Estas botas de pasos prudentes son un equipaje decisivo para quien está dispuesto a no quedarse quieto. Pero, sobre todo, importa entender el consejo que se le olvidó a Maquiavelo: que el enemigo nunca tenga razón.

El problema grave de la cloaca es que nos empuja a perderle el respeto a la opinión pública, nos acostumbra al cinismo del espectáculo de un mundo amotinado, nos envuelve en el humo de las mentiras y puede hacer que perdamos el sentido de nuestra propia verdad. El primer objetivo de los malvados es convertirnos en uno de ellos.

El poder de la manada, por Vicente Adelantado Soriano | Letralia, Tierra de Letras

En uno de sus acostumbrados diálogos, el español Vicente Adelantado Soriano discurre sobre el sentido de la justicia en el ser humano.
— Leer en letralia.com/articulos-y-reportajes/2018/08/07/el-poder-de-la-manada/

El poder de la manada

 • Martes 7 de agosto de 2018.

“La gran muchedumbre” (1963), de Antonio Saura (detalle) “La gran muchedumbre” (1963), de Antonio Saura (detalle)

Pues el hacer daño a la gente en nada se distingue de cometer una injusticia.
Platón, Diálogos (“Critón”).

Aquella tarde no tenía ganas de hacer nada. Estaba agotado. Tras la comida, me fui a mi habitación y me tumbé en la cama. Me dormí profundamente, en parte agobiado por el calor, y en parte porque había abusado la noche anterior de mis horas de lectura. Me despertaron unos golpecitos dados en la puerta al cabo de unas horas: doña Paquita estaba preocupada por mí. Le dije que me esperara en la salita. Me duché, me vestí, y me fui a reunirme con ella.

—Le he interrumpido a usted el sueño. Le ruego que me perdone, pero estaba un poco intranquila.

¿Usted cree —dijo mirándome a los ojos— que el ser humano va cambiando a lo largo de la vida, metamorfoseándose, o que siempre permanece igual a sí mismo?

—No se preocupe. Ha hecho bien en despertarme; de lo contrario no podría dormir esta noche.

—¿Estaba usted cansado?

—Estaba agotado. Anoche me empeñé en terminar la historia de Dafne y Apolo, y luego me engolfé buscando ramificaciones del mito.

—¿Forma parte de las metamorfosis, no? Tendría usted faena para rato.

—Sí, señora. Es la primera de la serie…

—Es interesante eso de las metamorfosis y de los cambios. ¿Usted cree —dijo mirándome a los ojos— que el ser humano va cambiando a lo largo de la vida, metamorfoseándose, o que siempre permanece igual a sí mismo? ¿O que hace falta un milagro, digamos, para cambiar al hombre?

—¡Vaya por Dios! Me acaba usted de sacar de la cama y ya me está lanzando de cabeza a la piscina. Vale. Vamos a ello. Mire, esta mañana, y aunque el tema ya me aburre, he leído un buen artículo sobre todas las salvajadas que algunos energúmenos escriben a raíz de cualquier acontecimiento, muertes sobre todo, en las necias redes sociales, y en cuanto lugar, protegidos por el anonimato, pueden.

—Sí, yo también he leído algo. Si no me equivoco ha sido a raíz de la muerte de un torero vasco, cogido por un toro, en una plaza francesa.

—Efectivamente. Así es. Las salvajadas que se han escrito, en favor del toro y en contra de la persona, el torero, y el magnífico artículo que he leído, me han traído a las mientes un diálogo de Platón. No lo tengo aquí; voy a citar de memoria. Al parecer el hombre, recién creado —cuenta Platón—, al principio no formaba sociedad; cada uno iba por donde su instinto lo llevaba, con lo cual era presa fácil de depredadores, animales y del mismo hombre. Entonces Zeus, a petición de Prometeo, les infundió el amor por la convivencia, para que así pudieran protegerse los unos a los otros.

—¿Y les dio también sabiduría para que se protegieran los unos de los otros?

—Por lo visto en aquel momento no lo pensó. De hecho, en cuanto los hombres se vieron en las ciudades se atacaron igual que lo hacían antes en los descampados. Entonces Zeus ordenó a Hermes que les diera el sentido moral y el sentido de la justicia. Ante lo cual preguntó Hermes si ese sentido se lo daba a todos los hombres, o sólo a unos pocos, como unos pocos eran médicos, otros zapateros, etc. No, Zeus dijo que a todos por igual.

—¿Cree usted, como parece deducirse de esa narración, que todas las personas tenemos un sentido innato de la justicia o del bien y del mal?

—Yo creo que sí. Creo que un niño sabe distinguir perfectamente lo que está bien de aquello que no lo está… El otro día, si lo recuerda, le hablé de una película que también viene ahora como anillo al dedo, El pequeño salvaje.

—Sí la recuerdo. La historia de la integración en una sociedad de alguien que se ha criado lejos de ella, en un bosque.

—Efectivamente. Recuerde que para que el niño no se escape y vuelva a dormir al bosque, el doctor lo somete a unos terribles baños de agua caliente con el fin de ablandar su piel. No queda ahí la integración en sociedad. Un día el doctor, su educador, comete una manifiesta injusticia con él: le da una orden, el niño la cumple, pero el doctor lo castiga como si no la hubiera cumplido, o lo hubiera hecho mal. El terrible enfado del niño le da a entender, inmediatamente, que tiene ese sentido de la justicia, de lo que está bien y de lo que está mal.

—Si eso es así, ¿por qué se pierde ese sentido? ¿Cree usted que el vivir en sociedad nos hace más justos y menos débiles? Yo, no sé, lo dudo.

—No estoy muy seguro. Yo tampoco lo sé. Es posible que la sociedad actúe, a veces, de freno de los instintos. De vez en cuando se suele tropezar uno con personas amables que ceden el paso, saludan, y se comportan de forma educada.

—De vez en cuando. Cada vez más de vez en cuando.

Todo queda reducido a una serie de ritos vacíos y falsos por cuanto somos incapaces de lograr que ellos sean la manifestación de algo nuevo.

—Es posible que tenga razón. No lo sé. Si nos vamos a la narración de Platón, yo creo que Hermes no infundió bien, con maestría, ese sentido de la justicia y de la moral.

—¿Qué quiere decir? ¿Que el hombre lo lleva como si fuera un adorno o un barniz? ¿Como si fuera una medalla o un abalorio?

—Sí. Algo de eso hay.

—Corríjame si me equivoco. ¿Quiere usted decir que Hermes hizo con el hombre lo que muchos hombres hacen consigo mismos? Leen, citan; pero nada de cuanto han leído o citado ha penetrado en su interior: es una lanza, algo que se arroja y que sólo sirve para eso. Para herir al otro, pero no para el cabal conocimiento de uno mismo.

—Creo que sí. O dicho con palabras de Séneca: desde que han aparecido los doctos, se echa en falta a los buenos. Doctos o pedantes, que, tal vez, venga a ser lo mismo. Pero no gente con un verdadero sentido de la justicia.

—Si sólo fuera cuestión de los doctos… Me acabo de acordar de algo que me sucedió hace muchos años, y que también viene ahora como anillo al dedo. ¡Dios mío, lo tenía totalmente olvidado! Es por eso de vivir en sociedad… De recién casada, algunos fines de semana mi marido y yo íbamos al chalet de mis suegros. Mis suegros eran creyentes; y yo, sin problemas, los sábados por la tarde, me iba con ellos a misa. Hasta que un día sentí un asco infinito: cuando íbamos a salir de casa, en la televisión, si no recuerdo mal, comenzaron la retransmisión de un partido de fútbol. Participaba un jugador que, poco antes, había sido operado de cáncer de testículos. Al parecer le habían extirpado uno de los testículos. Pues bueno, toda aquella chusma, a grito pelado, comenzó a corear que le faltaba un huevo riéndose, mofándose y saltando de contento y alegría. Yo no salía de mi asombro. No me creía lo que estaban gritando todos aquellos bestias. Pero lo que más me molestó fue que mi suegro, vestido para ir a misa, siguiera esas risas y esas burlas, las encontrara graciosas y se riera él mismo. ¿Me entiende lo que quiero decir?

—Sí. Creo que sí. Que si rascamos un poco el barniz siempre aparece el gentil.

—O que todo queda reducido a una serie de ritos vacíos y falsos por cuanto somos incapaces de lograr que ellos sean la manifestación de algo nuevo. ¿Qué hacía aquel hombre en misa cuando hacía cinco minutos se estaba mofando de un semejante porque tenía una enfermedad y había sido operado? ¿Dónde estaba aquel amor al prójimo y al que sufre?

—En ningún sitio. Y visto lo visto, quizás la bestialidad sea más innata en el hombre que el sentido de la justicia. Recuerdo que, trabajando en el instituto, cuando bajaban los alumnos al salón de actos para asistir a cualquier evento, y se apagaban las luces de la sala, dicho salón se venía abajo con los gritos, los silbidos y las patadas. Era un espectáculo: la oscuridad y la manada los ponía a todos a salvo. Era como si se hubiera dado la orden de que cada cual hiciera el bestia todo cuanto pudiera y un poco más. Lo mismo que sucede con el fútbol o cuando van todas las personas uniformadas o cuando no hay que rendir cuentas. Como en la guerra, por ejemplo.

—¿Y estos energúmenos —me pregunté— no se dan cuenta de que eso mismo, u otra enfermedad cualquiera, les puede pasar a ellos mismos, o a sus hijos? No creo que entonces les hiciera mucha gracia que nadie se riera de ellos o les cantara las verdades.

—Los animales, al parecer, no piensan en el futuro. Sólo existe lo inmediato. Y lo inmediato es reírse de alguien aprovechando lo que haga falta. Necesitan dar un escape a sus miserables vidas. Es penoso. Lamentable. Para echarse a correr. Y lo más gracioso de todo esto es la impunidad: una salvajada cometida a oscuras, o arropada por la masa, queda impune. Y a veces los castigos todavía son más injustos.

Las manadas suelen ser peligrosas. Y muy aptas para los débiles y demagogos.

—No lo entiendo. ¿Qué quiere decir?

—Es muy sencillo. Y no me voy a salir de Metamorfosis: en estas transformaciones que se hacen en el libro de Ovidio, con la finalidad, a veces, de salvar a una ninfa, siempre es la ninfa, víctima inocente, quien carga con la culpa que no ha cometido, en tanto el culpable se queda igual. Le vuelvo a decir que la mitología es una fuente inagotable de enseñanzas. Una ninfa, Dafne, no quiere tener relaciones con nadie, a nadie da esperanzas, a nadie engaña; pero Apolo la desea, y corre tras ella para violarla. Dafne pide ayuda a los dioses, y es transformada en árbol. ¿Qué le pasa a Apolo, que es el verdadero culpable? Nada. No le sucede nada. De hecho, olvidada Dafne, corre, como el rijoso que es, tras otras ninfas. Lo mismo sucede con la ninfa Siringa y con Pan. Aquélla es transformada en unas cañas huecas, la flauta, en tanto que éste sigue correteando por ahí y asustando a las mujeres. Parece que la poesía no es complementaria de la filosofía. De hecho, la contradice.

—Me parece muy interesante cuanto está usted diciendo. Me trae a la memoria cierto pasaje del Ingenioso hidalgo… pero citado ahora sería salirnos del tema. Creo. Y a mí me interesa el sentido de la justicia. ¿Innato o no?

—Yo no se lo sé decir, querida amiga. No lo sé. El hombre es bastante miserable y mezquino. Ahí tiene usted a un partido político, en el país más rico del mundo, que va a privar a veintitrés millones de personas de asistencia sanitaria. ¿Y por qué? Por el dinero, por las ganancias… de pena. Creo que hay que buscar al hombre íntegro tal como hacía Diógenes. Y dudo que diéramos con él.

—No sé. Tal vez tenga razón. Desde luego en un campo de fútbol no lo hallaríamos.

—Las manadas suelen ser peligrosas. Y muy aptas para los débiles y demagogos. Ambos dañan impunemente, e impunemente cometen injusticias.

Vicente Adelantado Soriano Vicente Adelantado Soriano

Investigador y docente español. Doctor en filología española. Es profesor de secundaria en Valencia. Textos suyos han sido publicados en LiceusBiblioteca Virtual Miguel de CervantesLong Island al DíaTodas las Artes Argentina e Isidora. También tiene escritas varias novelas y muchos cuentos. Actualmente se está preparando una edición de su novela Los amores imposibles de Agustín Martínez. Intervino en la redacción del libro Història de la literatura de Valencia, escrito por el doctor Josep Lluís Sirera. Participó en el Simposium de Teatro Medieval de Elche (2004). Está dedicado a la enseñanza del latín y a la lectura de las obras clásicas.

Sobre la hospitalidad

Sobre la hospitalidad

Luis García Montero

Publicada el 05/08/2018

infolibre Periodismo libre e independiente

Para empezar a ser un yo bueno o un nosotros bueno necesitamos la ayuda de Nadie, la conciencia sentimental de ser un don Nadie. El ser humano se hace a través de una experiencia, de una educación, que puede conducirlo a la bondad o pervertir su corazones, esos que se hacen y se deshacen a lo largo de una misma vida. De ahí que convenga ponerse sobre aviso, crecer hacia fuera y hacia dentro, saber que acabaremos relacionándonos con el mundo de forma parecida a la que hemos aprendido a relacionarnos con nosotros mismos.

En mi diálogo con Antonio Machado, o con Juan de Mairena, recuerdo hoy esta palabras: «Sed modestos: yo os aconsejo la modestia; o, por mejor decir: yo os aconsejo el orgullo modesto, que es lo español y lo cristiano. Recordad el proverbio de Castilla: Nadie es más que nadie. Esto quiere decir cuánto es difícil aventajarse a todos, porque, por mucho que un hombre valga, nunca tendrá valor más alto que el de ser hombre».

Machado nos permite, así como si nada, meternos en todo. Después de leerlo y citarlo se deben pronunciar con cautela palabras como ciudadanía, pasaporte, frontera, política, ley y extranjería. Con frecuencia se nota que don Antonio fue por tradición familiar discípulo de la Institución Libre de Enseñanza y de Francisco Giner de los Ríos. Juan Ramón Jiménez también recibió la herencia de Giner y de la Institución. Cuando visitó por primera vez Nueva York, admirado ante la modernidad de los rascacielos, sintió que en el espectáculo de lo alto y lo ancho era peligroso olvidarse de crecer por dentro.

En cuento uno se descuida, los pliegues íntimos de la conciencia se llenan de alambradas con púas dispuestas a sangrarnos. Y esto es un problema serio en un mundo lleno de descuideros dispuestos a robarnos lo mejor de nosotros mismos.

Cuando murió Giner de los Ríos, en febrero de 1915, Antonio Machado era un orgulloso y modesto profesor de francés en el Instituto de Baeza. Allí escribió un emocionante elogio del maestro. Definió toda su filosofía y su vocación pedagógica en dos versos: «Sed buenos y no más, sed lo que he sido / entre vosotros: alma«.

Se trata de ser buenos, nada más y nada menos, en la conciencia de que nadie es más que nadie, o de que detrás de un yo bueno o un nosotros bueno está la memoria de que somos unos don nadie, porque por mucho que un ser humano concreto valga, con su pasaporte y su carta de ciudadanía, nunca tendrá valor más alto que el de ser humano.

En medio de todas las sutilezas y las complejidades sociales, vivimos en un mundo político en el que el dilema principal, nuestro ser o no ser democrático, se sitúa en la bondad. Los movimientos migratorios se producen en un escenario marcado por las desigualdades y los desamparos que ha generado otra vez la avaricia neoliberal. Hacerse rico puede ser difícil, pero sale muy barato en una realidad en la que el Estado pierde su fuerza equilibradora. La vida global nos conmueve en sus catástrofes, porque son un espectáculo terrible, pero no genera identidades y sentimientos de pertenencia que inviten a la solidaridad.

Resulta más normal que los de abajo, los desamparados por su propia gente, miren con miedo la llegada del extranjero. El desprecio al otro no sólo es una reacción frente al que desea sobrevivir en un mundo de necesidades y competencias, sino una excusa para sentir que formamos parte de una identidad, un nosotros, aunque ese nosotros tienda a maltratarnos en la vida diaria. Nada mejor que un negro para consolidar la pertenencia a un mundo blanco.

La situación social es muy difícil, vivimos una hora de descomposición que van a utilizan los descuideros para robarnos la bondad. Es un tiempo de Herodes. Algunas consignas políticas, falseando cifras y manipulando los problemas reales, son verdaderas fábricas de malas personas, almas que no se conmueven ni siquiera con la muerte, esa realidad trágica que nos hermana a todos los humanos en la conciencia de que no somos nadie.

La poesía no procura un acto de ingenuidad, sino de conciencia. Cuando uno escribe y cuenta su vida, aprende que el yo biográfico es distinto del personaje literario. El poema sólo funciona cuando es habitado por el otro; y el personaje literario, al quitar anécdotas biográficas, permite que el lector de un poema de amor no piense en la novia o el novio del poeta, sino en su propio amor, en el ser con el que siente y consiente. Escribir supone un acto de hospitalidad, que nos hace mejores porque nos obliga a descubrir lo que hay de los demás en nosotros mismos. Uno empieza utilizando una máscara, pero poco a poco, en los buenos poetas, el yo biográfico se va pareciendo al personaje literario, confundiéndose, complementándose, como llegaron a complementarse Antonio Machado y Juan de Mairena.

Contra el vendaval de la maldad, conviene buscar la bondad. Si empezamos a representarla, es muy posible que acabemos por sentirla, por asumir la bondad. Esa es la tarea de la educación y de las leyes, obligarnos a representar, a respetar valores ajenos, hasta que la costumbre los hace nuestro. Primera lección: por mucho que un ser humano valga, nunca tendrá valor más alto que el de ser humano.

El republicanismo de Antonio Machado

El republicanismo de Antonio Machado

Gustavo Buster

25/02/2018.

Poética machadiana en tiempos convulsos: Antonio Machado durante la república y la Guerra Civil

Francisco Morales Lomas

Ed. Comares, Granada, 2017

“Yo no me hubiera marchado, estoy viejo y enfermo. Pero quería luchar al lado vuestro. Quería terminar una vida que he llevado dignamente, muriendo con dignidad. Y esto solo podría conseguirlo cayendo a vuestro lado, luchando por la causa justa como vosotros lo hacéis”. (24 de noviembre de 1936, en el Cuartel del V Regimiento, horas antes de salir de Madrid para Valencia)

A un año del 80 aniversario de “La Retirada” y de la muerte de Antonio Machado en Collioure, se ha publicado un libro esencial para entender el trasfondo filosófico y político de su obra poética, ensayista y pedagógica. Con los años, Antonio Machado se ha convertido en un icono moral de la dignidad, del “hombre bueno”.

Pero el personaje real tuvo que enfrentarse a las contradicciones y desafíos históricos de la larga decadencia final de la primera restauración borbónica, las ilusiones e insuficiencias de la proclamación de la II República, su crisis y la revancha de las derechas en el “Bienio Negro”, con la reacción defensiva de las izquierdas en 1934 y, finalmente, las esperanzas rotas de la victoria del Frente Popular y la movilización popular contra el golpe de estado militar del 18 de julio de 1936 (la “Tercera República”, como la calificará Machado). Y lo hizo con las herramientas políticas de un republicanismo que se ira modelando ante las circunstancias y a contrapelo de gran parte de su generación intelectual, marcada por el regeneracionismo krausista. El hilo que recorre el libro de Francisco Morales Lomas es esta evolución personal y pública, desde un republicanismo elitista a un republicanismo popular, consecuencia de la experiencia personal de Antonio Machado sobre el sujeto del cambio social.

Nacido en el seno de una familia liberal sevillana en 1875, asentada después en Madrid, educado en la Institución Libre de Enseñanza, Antonio Machado había escrito una parte sustancial de su obra cuando firmó el 11 de febrero de 1926 el Manifiesto de la Alianza Republicana, impulsado por Manuel Azaña, que proponía el fin de la Dictadura de Primo de Rivera y la abolición de la monarquía, en una prosa que sigue pareciendo actual:

“¿Qué obra de gobierno consideramos como fundamental y mínima? Primero: El restablecimiento de la legalidad por la convocatoria de unas Cortes Constituyentes… Segundo: Una ordenación federativa del Estado, reconociendo la existencia de diferentes personalidades peninsulares. Tercero: Solución inmediata del problema de Marruecos. Cuarto: Nivelación del presupuesto, transformando totalmente el tipo y la especie de los impuestos, y la aplicación y volumen de los gastos. Quinto: Creación de la cantidad de escuelas indispensables para resolver de una vez y sumariamente el problema de la enseñanza primaria. Sexto: Supresión de censos y foros… Séptimo: Preparación adecuada del Estado para todas aquellas intervenciones y facilidades a la asociación de elementos productores, para todas aquellas iniciativas por cuya colaboración ambas fuerzas, el Estado y la Sociedad, hagan leal y prácticamente posible la realización del programa mínimo de las actuales aspiraciones del proletariado. (…) Nos hemos unido y prometemos solemnemente no separarnos hasta que la obra señalada se cumpla en su totalidad”.

Un año más tarde sería elegido miembro de la Real Academia Española (“un honor al cual no aspiré nunca”), sillón del que no llegó a tomar posesión.

En Segovia, donde era profesor de instituto de francés, Antonio Machado fue también la principal figura pública del republicanismo. El 14 de febrero de 1930 coordino y presentó un acto de la Agrupación al Servicio de la República con la participación de Ortega y Gasset, Gregorio Marañón y Pérez de Ayala. Un año más tarde, el 14 de abril de 1931 le correspondió proclamar el advenimiento de la II República e izar la bandera tricolor desde el balcón del ayuntamiento de Soria (“Fuimos unos cuantos republicanos platónicos los encargados de mantener el orden y ejercer el gobierno interino de la ciudad…”).

Trasladado a Madrid en enero de 1932 “para la organización del Teatro popular” de las Misiones Pedagógicas, Antonio Machado vivió con angustia los primeros pasos del nuevo régimen, enfrentado a la resistencia abierta de las clases dominantes y las instituciones heredadas de la monarquía, que provocaron un incremento progresivo de la tensión social y la frustración de las clases populares. El intento de aplicar el programa de reformas democráticas del Manifiesto de la Alianza Republicana (la reforma agraria, la separación del estado y la iglesia, la modernización del ejército, el debate sobre el Estatuto de Cataluña) acabaría provocando el “cuartelazo” del 27 de junio de 1932 de los generales Goded, Caballero y Villegas y el fracasado golpe de estado el 10 de agosto del general Sanjurjo. En medio de estas tensiones, el balance que hace Antonio Machado de la situación es de una necesaria moderación, con una clara animadversión hacia las reivindicaciones de los republicanos catalanes (“el Estatuto es, en lo referente a Hacienda, un verdadero atraco, y en lo tocante a enseñanza algo verdaderamente intolerable…”), a pesar de que el Partit Republicà Català había sido uno de los componentes de la Alianza Republicana.

La derogación el 4 de agosto de 1933 de la Ley de Defensa de la República y la caída subsiguiente del gobierno Azaña, sustituido por el gobierno de transición de Lerroux hasta las nuevas elecciones de noviembre de aquel año, solo confirman los peores presentimientos de Antonio Machado (“Aquellos partidos políticos que (…) se amparaban bajo el paraguas de la República y la utilizaban como si se tratara de un caballo de Troya”). Su apócrifo Abel Martín pronuncia sus “Ultimas lamentaciones” y muere (“quién se vive se pierde…”). No será el único en expresar ese pesimismo de las élites republicanas. Unamuno pide revisar la constitución y Ortega y Gasset disuelve la Agrupación al Servicio de la República. En este clima de bancarrota política de los partidos de la sobrepasada Alianza Republicana, se produce, tras las elecciones, la formación del gobierno de alianza entre la derecha republicana de Lerroux y la derecha reaccionaria de la CEDA de Gil Robles, acompañados por el Partido Agrario.

El centro-izquierda republicano había perdido el apoyo de los partidos obreros, que mediante la constitución de las Alianzas Obreras prepararon una respuesta defensiva independiente al giro reaccionario y a la entrada de la CEDA en el gobierno: la huelga general revolucionaria del 5 de octubre de 1934, que quedaría aislada en la insurrección de Asturias. De manera paralela e independiente, el presidente de la Generalitat, Lluís Companys, proclamó “el estado catalán dentro de la República Federal Española” el 6 de octubre. Azaña, que se encontraba en Barcelona para asistir al entierro de un amigo, será detenido el día 7 y recluido en un buque anclado en el puerto. La represión del ejército colonial, que provocó miles de muertos y 30.000 presos políticos, jaleada por el dirigente de la proto-fascista Renovación Española, José Calvo Sotelo, acentuó el giro a la derecha anti-republicano, dando la mayoría en el gobierno a la CEDA y al Partido Agrario, acentuando la polarización que se plasmaría en las elecciones de febrero de 1936.

La reacción de Antonio Machado, sobrepasado por los acontecimientos, es de completa desorientación política inicial, pero de paulatina reafirmación de los valores republicanos, en los que el nuevo sujeto social es de forma creciente el “pueblo”. Esta evolución la lleva a cabo públicamente su apócrifo Juan de Mairena, en una serie de reflexiones entre el 4 de noviembre de 1934 hasta el 24 de octubre de 1935 en el Diario de Madrid y, posteriormente, hasta el 26 de junio de 1936 en el diario El Sol, para acabar recogidas en el libro Juan de Mairena (Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo).

La comparación del Juan de Mairena con el “Prólogo para franceses” y el “Epílogo para ingleses”, escritos en 1937 por Ortega y Gasset para La rebelión de las masas, de 1930, permite hacerse una idea de la bifurcación de la intelectualidad republicana.  “¿Pueden las masas despertar a la vida personal?”, se pregunta Ortega, para responder a continuación con la vieja defensa oligárquica frente a la democracia plebeya. Pero Machado insiste tenaz, “que las masas entren en la cultura no creo que sea la degradación de la cultura, sino el crecimiento de un núcleo mayor de hombres que aspiran a la espiritualidad”. Y en el plano político presente en un debate que no quiere serlo, también conviene  poner sobre la mesa a Joaquín Maurín, el autor marxista más original de este período, y su La segunda revolución (1935), en la que se elabora un programa para la revolución democrática encabezada por la clase obrera en alianza con el campesinado.

A pesar de haberse anunciado inicialmente su participación, Antonio Machado no asistirá al primer congreso de la Asociación Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, que se celebra en Paris en junio de 1935 y que escenificará la bifurcación señalada. La intervención de Eugenio D’Ors obliga a Alvarez del Vayo, en nombre de la delegación española, a denunciarlo como un propagandista de la reacción proto-fascista que mantiene en la cárcel a miles de presos políticos.

Pero Machado entiende cual es la dinámica social en curso: “hoy lo fuerte es el bloque antimarxista, integrado por muchos millones de hombres que no han leído a Marx. Se llegará tal vez a una dictadura antimarxista, que engendrará luego un marxismo antidictatorial”.

La victoria del Frente Popular y la defensa de la República frente al golpe de estado militar del 18 de julio de 1936 le confirman definitivamente en su republicanismo popular: “Pero la traición fracasó dentro de casa porque el pueblo, despierto y vigilante, la había advertido (…) Surgió la Tercera República Española con el triunfo en las urnas del Frente Popular (…) Hoy la defiende el pueblo contra los traidores de dentro y los invasores de fuera, porque la República, que empezó siendo una noble experiencia española, es hoy España misma”.

Desde ese momento, Antonio Machado se colocará sin vacilaciones al servicio de ese pueblo, que representa no solo la esencia de España, sino que le da nueva vida en esa “Tercera República”, claramente diferenciada de la “Segunda”, fracasada por la incapacidad de las élites republicanas: “es el pueblo el que defiende el espíritu y la cultura (…) El fascismo es la fuerza de la incultura, de la negación del espíritu”. En su discurso de mayo de 1937, ante las Juventudes Socialistas Unificadas, dará un paso más allá: “Yo no soy marxista, no lo he sido nunca (…) veo, sin embargo, con entera claridad, que el socialismo, en cuanto que supone una manera de convivencia humana, basada en el trabajo, en la igualdad de los medios concedidos a todos para realizarlo, y en la abolición de los privilegios de clase, es una etapa inexcusable en el camino de la justicia”.

En julio de 1937 participará desde la mesa presidencial en el II Congreso Internacional de Escritores y se adhiere a la Asociación de Amigos de la Unión Soviética, a la que no se había sumado en 1933. En “El poeta y el pueblo” puntualizará: “Desconfiar del tópico “masas humanas”. Muchas gentes de buena fe, nuestros mejores amigos, lo emplean hoy, sin reparar que el tópico proviene del campo enemigo: de la burguesía capitalista que explota al hombre (…) Mucho cuidado; a las masas no las salva nadie, en cambio siempre se podrá disparar sobre ellas”.

La evolución de la guerra, y en especial la política de no intervención de Gran Bretaña y Francia, acentuarán el antifascismo de Antonio Machado como la única versión realista del republicanismo. Su reacción a la intervención de Alvarez del Vayo ante la Sociedad de Naciones no puede ser más tajante: “La Sociedad de Naciones aparece como un instrumento en manos de los poderosos, que pretenden cohonestar, merced a ella, las mayores injusticias”.

En su última serie de artículos, “El mirador de la guerra”, con el antetítulo de “Mairena póstumo”, Antonio Machado intentará dar coherencia a su antifascismo, en buena parte adaptando los elementos ideológicos de toda su vida al discurso cultural imperante, cada vez más homogéneo, del gobierno Negrín, que llevaron a Juan Goytisolo a señalar sus limitaciones.

Pero lo determinante era ya su ejemplo moral, su compromiso, de ser uno más con el pueblo, aún,  o con más razón, en la derrota. Así llegará en “La Retirada”, en febrero de 1939, a Collioure, donde morirá tres semanas más tarde, el 25 de febrero.

Allí sigue, rodeado de banderas tricolores, símbolo del republicanismo español.

————————————————————–

Miembro del comité de redacción de Sin Permiso.

Fuente:

http://www.sinpermiso.info, 25 de febrero 2018.
——————————————————–

¿Qué religión practicaría hoy Jesús?

Hoy comparto un artículo muy interesante que hace casi dos años publicó el activista, periodista y escritor Nicholas Kristof.

Un llamado a la reflexión y a la cordura ante una realidad que cada día se nos presenta más hostil y beligerante donde las voces que más escuchamos nos inundan de mensajes de odio y confrontación, sin entender que las circunstancias ya cambiaron y que como sociedad tenemos que adaptar todas las ideas, incluso las sagradas, a la nueva realidad si queremos un futuro…

Ya no se trata de elegir entre derechas o izquierdas, tampoco de realizar cambios radicales sino de impedir que los políticos, de todas las corrientes y colores, destruyan nuestro mundo…

Benditas Mujeres, me declaro feminista.

Jesús Torres Navarro.

¿Qué religión practicaría hoy Jesús? 

Por

 Participantes en una representación de la Semana Santa en Wisconsin, Estados Unidos. CreditMark Power/Magnum Photos

Uno de los enigmas del mundo es que las religiones a menudo no se parecen a sus fundadores.

Jesús nunca mencionó a los homosexuales ni el aborto, pero se centró en los enfermos y los pobres. Sin embargo, algunos líderes cristianos han prosperado satanizando a los gays. Mahoma mejoró la condición de las mujeres en su época pero, en la actualidad, algunos clérigos musulmanes les prohíben conducir y citan la religión como razón para mutilarles los genitales a las chicas jóvenes. Probablemente, Buda se quedaría horrorizado al ver la discriminación que sus seguidores imponen en Birmania contra la minoría rohingya.

“Nuestras religiones suelen estar precisamente a favor de lo contrario que defendieron sus fundadores”, señala el ex pastor Brian D. McLaren en un nuevo y provocador libro titulado La gran migración espiritual.

Los fundadores generalmente son visionarios audaces y carismáticos que inspiran con su imaginación moral, mientras que sus enseñanzas a veces se transforman en burocracias conservadoras y hostiles al cambio, obsesionadas con el dinero y el poder.

Esa tensión es especialmente pronunciada con las enseñanzas de Jesús, porque mientras él era un radical que desafió al poder, el cristianismo ha tenido tanto éxito que en gran parte del mundo se ha convertido en el poder establecido.

“No es de extrañar que cada vez haya más cristianos, ya sea por nacimiento o por elección, que sacudan la cabeza y se pregunten qué le está pasando al cristianismo”, dice McLaren. “Sentimos como si nuestro fundador hubiera sido secuestrado y convertido en un rehén por extremistas. Sus captores lo hacen desfilar frente a las cámaras para decir, bajo coerción, cosas en las que obviamente no cree. Como si fuera su títere inexpresivo, a veces da la impresión de estar en contra de los pobres, del medioambiente, de los homosexuales, de los intelectuales, de los inmigrantes y de la ciencia. ¡Ese no es el Jesús que conocimos en los evangelios!”.

Esta discusión se desarrolla en un contexto de efervescencia religiosa. Occidente se ha vuelto más laico. En Estados Unidos, los que no tienen filiación religiosa, los ateos y quienes se sienten espirituales pero no practican ninguna religión en particular, representan casi la cuarta parte de la población. La proporción va en aumento rápidamente: entre los millennials, más de la tercera parte es no practicante.

El aumento de los no practicantes parece ir acompañado de una pérdida de interés público en la doctrina. “Uno de los países más religiosos del mundo es también una nación de analfabetos religiosos”, señala Stephen Prothero en su libro Religious Literacy, refiriéndose a Estados Unidos.

Solo la mitad de los cristianos de Estados Unidos pueden nombrar los cuatro evangelios; solo 41 por ciento sabe quién fue Job y apenas la mitad de los católicos entiende la doctrina de la eucaristía. No obstante, si los estadounidenses piensan que Juana de Arco fue la esposa de Noé o se preguntan si las epístolas fueron las mujeres apóstoles, entonces quizá la solución sea angustiarse menos por la doctrina y más por las acciones.

“¿Qué significaría para los cristianos redescubrir su fe no como un problemático sistema de creencias sino solo como una forma de vida justa y generosa, fundada en la contemplación y expresada en la compasión?”, se pregunta McLaren en su libro. “¿Podrían los cristianos dejar de definir su fe como un sistema de creencias para expresarla como una forma de vida basada en el amor?”.

Eso sería una forma de migrar de una burocracia religiosa para regresar a la visión moral del fundador, y sería un reto enorme. Pero las religiones pueden y deben emigrar.

“Como yo crecí en un ambiente cristiano muy conservador, siempre me advirtieron que no cambiara la esencia del mensaje”, me dijo McLaren. “Pero, al mismo tiempo, muchas veces no veíamos lo mucho que había cambiado el mensaje con el paso del tiempo”. Hubo épocas en que el cristianismo aprobó la quema de brujas y las masacres de herejes. ¡Gracias a Dios que ha evolucionado!

A medida que la sociedad se ha modernizado y la gente se ha vuelto más escéptica respecto de los relatos del parto sin relaciones carnales y la resurrección, una de las reacciones ha sido abandonar la religión. Sin embargo, existe un profundo impulso que lleva a buscar conexiones espirituales.

 Hugh Morgan muestra, de Las Vegas, un tatuaje inspirado en la imagen de la Virgen María, frente a una efigie en cartón del papa Francisco en un restaurante de Filadelfia. CreditMark Makela/Reuters

McLaren aconseja no preocuparse de que los milagros de la Biblia hayan sido literalmente ciertos y pensar más en su significado: si se dice que Jesús curó a un leproso, hagamos a un lado la cuestión de si ocurrió realmente y veamos el hecho de que se dirigiera a los más estigmatizados de entre los marginados.

Por supuesto, no es solo el cristianismo el que se enfrenta a estas cuestiones. El rabino Rick Jacobs, presidente de la Unión por la Reforma del Judaísmo, dice que él ve que hay un deseo por una misión de justicia social inspirada y equilibrada en las tradiciones de la fe.

“Ahí es donde yo veo nuestro camino”, asegura Jacobs. “Se ha visto el ritual como una obsesión para la comunidad religiosa pero no se ha visto el valor y el compromiso por moldear un mundo más justo y compasivo”.

Si ciertos servicios religiosos fueran menos acerca de limpiar la propia virtud y señalar las iniquidades de los demás y más sobre encargarse de las necesidades humanas que nos rodean, este sería un mundo mejor. Y ciertamente Jesús también lo aplaudiría.

Puede parecer raro que yo escriba esta columna, pues no soy un cristiano particularmente religioso. Pero sí considero que la fe religiosa es una de las fuerzas más importantes, para bien o para mal, y me inspiran los esfuerzos de los fieles que organizan comedores populares y refugios para desamparados.

Quizá sea injusto que los hipócritas ostentosos se lleven los titulares y moldeen la actitud pública sobre la religión. Pero ahí no acaba esto. Recordemos que en promedio los estadounidenses religiosos donan mucho más a la caridad y al voluntariado que los seculares.

Lo que me inspira no es la burocracia, ni la doctrina, ni los antiguos rituales, ni siquiera la más gloriosa catedral, templo o mezquita. Me inspira un médico misionero católico en el Sudán que atiende a las víctimas de las bombas, un médico evangélico que logra lo imposible en la Angola rural, un rabino que lucha en favor de los derechos humanos de los palestinos. Ellos son los que me llenan con una sensación casi sagrada de admiración. Y eso sí que es religión.

Enlace al artículo original:

https://www.nytimes.com/es/2016/09/06/que-religion-practicaria-hoy-jesus/

Manuel Azaña, el político que pensaba y escribía, y una lectura recomendada

Eco Republicano | Diario República Española

Manuel Azaña, el político que pensaba y escribía

 Manuel Azaña, el político que pensaba y escribía

Juan Ángel Juaristo | Cuarto Poder

El arma de las letras (Reino de Cordelia) es el cuarto tomo, y último, de una antología de escritos de Manuel Azaña que José Esteban ha preparado siguiendo un esquema temático, de enorme importancia pedagógica pues aunque estos escritos pueden conseguirse en sus Obras Completas, la dificultad de acceder a esa edición, amén del desconocimiento que sobre Azaña afecta a la mayoría de los españoles, aconsejan acercarse de las manera más idónea a través de una buena selección de sus escritos: Así, Gentes de mi tiempo, dedicado a figuras del mundo cultural y político contemporáneos del político español, como Unamuno, Benavente, Valle Inclán, Ortega y Gasset o Marcel Proust; A la altura de las circunstancias, que trata de escritos sobre la guerra civil, de seguro el tomo más amargo de los cuatro de que consta la antología y que es obra de Isabelo Herreros, gran especialista en Azaña, y donde se recogen textos que nos hablan de la crueldad de los sublevados, de los errores que se cometieron en el bando republicano y de un documento de extrema importancia por lo que contiene de confesión personal, la carta que dirigió al político conservador Ángel Ossorio, amigo suyo, y donde le da cuenta de las circunstancias de su salida a Francia y Tierras de España, escritos sobre los paisajes y los paisanajes de un país que fue preocupación principal de su manera de pensar, un país del que recoge la herencia pesimista de la mirada que sobre su devenir tuvo la Generación del 98 y que la generación de Azaña, la llamada del 14, intentará cambiar para colocarla a la altura de los tiempos, en consonancia con la hora europea…

Es esta una selección de escritos de cierta importancia porque describe a la perfección la obsesión de Azaña por las figuras españolas del XIX, como si con ese gesto quisiera dar la razón a la retórica que afectó al bando nacionalista en plena efervescencia en el guerra civil cuando decían que querían extirpar de España ese pus liberal al que le gustaba el siglo XIX con su desgraciado positivismo, su materialismo, su tendencia al parlamentarismo y la democracia, abandonando la hora mística de nuestro antiguo pasado imperial y delirios así. En realidad esta selección de escritos que ha realizado José Esteban demuestra que Azaña recoge la herencia del 98 y, con mirada lúcida y distante, analiza las entrañas de la decadencia extrema de un país que apenas dos siglos antes había sido la mayor potencia imperial del mundo. El libro, además, incluye el prólogo que Azaña hizo de La Biblia en España, amén de traducirlo, de George Borrow, uno de los testimonios más exactos de cómo era nuestro país en el siglo XIX, y que se muestra como guía, es el primer artículo de la antología, de todos los escritos que el lector se encontrará posteriormente.

Así, Juan Valera; sus amigos del Ateneo de Madrid, del que fue presidente desde junio de 1930; la reseña que hace de Belarmino y Apolonio, de Pérez de Ayala, una narración y un autor que tuvo su importancia en aquellos años y que hoy nadie lee; el magnífico retrato de Ramón del Valle Inclán, autor al que admiraba sobremanera y del que también se recoge en esta antología el obituario que dedicó Azaña a la muerte del autor de El ruedo ibérico; cómo no, Cervantes y la particular visión que Azaña da de su Quijote; Joaquín Costa y su concepto de cirujano de hierro, idea muy en boga en su tiempo, el ejemplo más preclaro era el de Benito Mussolini, y que Azaña detestaba, quizá porque intuía el peligro que para su país representaba tal consigna, que muchos repetían al modo de un loro provisto de un altavoz; en fin, Ángel Ganivet y su Idearium, al que Azaña critica con lucidez mientras incide en una visión nueva de la rebelión de los Comuneros de Castilla contra el Emperador Carlos…

Pero lo más interesante del libro es el de demostrar en cierta manera que , lejos de ser el escritor frustrado que por deberes a la Patria se mete en política, concepto muy en boga en muchos años y que Hugh Thomas avala en su magnífica La guerra civil española, Azaña fue “un político que pensaba y escribía”, en feliz frase de Santos Juliá y que José Esteban avala en el prólogo que escribe para este libro donde llega a comparar los análisis históricos de Azaña a los de historiadores como José Antonio Maravall o Rafael Altamira…

Escribe José Esteban en el prólogo: “Hemos cumplido, pues, nuestros objetivos y, al menos, o en gran parte, los fines propuestos. Creemos haber acercado a un más amplio público sus escritos y los hemos sacado de las manos de los especialistas”

De eso se trata.

Fuente: Cuarto Poder

 Lectura recomendada:

Cahiers de civilisation espagnole contemporaine

De 1808 au temps présent

Manuel Azaña : biografía y obras completas

Santos Juliá

Notes de l’auteur

Las páginas que siguen son una adaptación de la “Presentación” de mi Vida y tiempo de Manuel Azaña, 1880-1940, Madrid, Taurus, 2008, y de las palabras que pronuncié en el acto de presentación de mi edición de Manuel Azaña, Obras Completas, 7 volúmenes, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2007, que con el título “Manuel Azaña, siete estereotipos”, publicó Claves de Razón Práctica, 180 (marzo 2008) p. 50-57.

Enlace: 

https://journals.openedition.org/ccec/3775

 

 

Albert Rivera y su ultranacionalismo español — El Periscopio

Albert Rivera, presidente de Ciudadanos. EFE/JAVIER LIZÓN

Albert Rivera, presidente de Ciudadanos. EFE/JAVIER LIZÓN Abres la web del diario El Mundo y te encuentras las fotos de varias personas que, por su aspecto, podrían formar parte -piensas- de un grupo de investigadores. Pero la noticia que incluye sus imágenes viene con un titular muy distinto: “Los 9 maestros catalanes de la infamia”. […]

a través de Albert Rivera y su ultranacionalismo español — El Periscopio

 Rosa Maria Artal

Abres la web del diario El Mundo y te encuentras las fotos de varias personas que, por su aspecto, podrían formar  parte -piensas- de un grupo de investigadores. Pero la noticia que incluye sus imágenes viene con un titular muy distinto: “Los 9 maestros catalanes de la infamia”. Sentenciados de antemano por Javier Negre, un conocido escribidor diestro en estas labores. Quiénes son y cómo se comportaron el 2-O, allí está Negre para despedazarlos en la más acreditada escuela de “La mirada del asesino” de ABC o la Conspiranoía del 11M de su propio periódico.

La pesadumbre es grande al ver este señalamiento activo, sin pruebas, de unos maestros que el 2 de Octubre tuvieron que explicar a los alumnos los destrozos que se encontraron en su colegio al llegar a clase. A preguntas de los propios escolares, según declararon. La Fiscalía los denunció, el gobierno no abrió expediente. Se les acusó de “injurias graves a los cuerpos de seguridad del Estado” y la denuncia se encuentra en un estado preliminar de tramitación.

Dos secretarios de Estado acudirán al Colegio a prestar su apoyo a los padres. El asunto se ha enconado desde el artículo de El Mundo. Negre, muy novelesco en sus descripciones, enumera a los maestros casi en ficha policial. Y nos cuenta, por ejemplo, que una de las profesoras “organiza eventos de salsa”.  A ésta le pone la foto en minifalda. Es la que más ataques está sufriendo.  A los familiares les cuesta creer lo que se ha desencadenado.  A este punto que enlazo. Porque las voces de las denuncias o de las especulaciones periodísticas se oyen, las de los profesores aludidos no. Salvo que niegan las acusaciones.

La desazón se acrecienta el domingo cuando a primera hora de la mañana aparece un tuit de Albert Rivera, reproduciendo las fotos. Tan rápido para unas denuncias, tan lento para otras (la sentencia a La Manada, por ejemplo).

  Albert Rivera✔@Albert_Rivera

Los maestros separatistas que señalaron públicamente a hijos de @guardiacivilen Cataluña. La fiscalía les investiga por delitos de odio, pero el Gobierno de España dice que no les abrirá expediente. Con cobardía nunca se vence al nacionalismo. 

http://www.elmundo.es/cronica/2018/04/29/5ae49c68e5fdea63208b45de.html 

Los 9 maestros catalanes de la infamia

La mañana del pasado 2 de octubre el profesor de Matemáticas del instituto público El Palau de Sant Andreu de la Barca (Barcelona) no dio clases de álgebra a sus estudiantes de cua

elmundo.es

Un aspirante a la presidencia del gobierno no puede dar por buena una información como ésa. No puede sumarse a una condena sin juicio. Y mucho menos aplicar tan grave pena. Son maestros, no terroristas. Un político, medianamente sensato, sabe de los peligros de los señalamientos y debe tener la mesura suficiente para obrar con proporcionalidad. Los maestros de la infamia, casi nada.  Las dianas son muy peligrosas en política.

En sociedades mucho más violentas que la española los señalamientos llegan a tener graves consecuencias. A Sarah Palin, líder del Tea Party y aspirante a la vicepresidencia de los EEUU, la apartaron de la carrera tras haber colocado puntos de mira de rifle sobre varios nombres de sus rivales políticos. Fatalmente, un asesino se animó a dar la solución como pedía Palin. Y tiroteó en el cerebro a la congresista demócrata Gabrielle Giffords, destacada en la lista negra de Palin. La dejó con graves secuelas y, de paso, mató a otras 6 personas.  Fue en enero de 2011. Hubo un gran debate sobre los señalamientos. Pueden verlo aquí con detalle. Incluí, por cierto, las declaraciones exculpatorias de Palin de un periodista español llamado poco después a superiores destinos.

Concluye Albert Rivera su desafortunado tuit: “Con cobardía nunca se vence al nacionalismo”.  Me animo pues a alertar del ultranacionalismo español que aqueja a Rivera y en general a su partido, a Ciudadanos. Hemos visto ya múltiples síntomas y éste lo ha corroborado. Rivera empieza a parecerse mucho más a Marine Le Pen que al Macron con quien se quiere equiparar. Y eso que Macron propugna una ley de inmigración que ha hecho dimitir a uno de sus diputados. Y tiene a Francia en pie de huelga por sus drásticas reformas neoliberales. En ese punto, sí coincidirían.

Tampoco es ajeno Macron a la exaltación nacionalista. Se le han visto ramalazos con la grandeza de La France, pero la Cruzada de Rivera o Arrimadas va mucho más allá del clásico chovinismo francés. Es un nacionalismo populista de derechas inequívoco. Del que no parece ser consciente. Dice Rivera que hay que ser valiente para afrontar este problema y se lo puede y debe aplicar a sí mismo. Hay que decirlo  aunque choque al paraguas  protector que rodea a Ciudadanos.

El problema de posiciones tan extremas es que acarrean falta de mesura en el juicio. La nueva hornada de políticos, muy cercanos a la ultraderecha, viene con una notable falta de criterio. La verdad, como valor relativo, y la mentira o inexactitud, como herramienta a utilizar a discreción.  Donald Trump se plantó el domingo ante una multitud para decir que la Unión Europea nació para aprovecharse de América y se quedó tan ancho. Sus fieles se lo tragan. Son los que le han elegido a imagen y semejanza de sus sueños de triunfo. Este es el mundo que viene, hasta que estalle por su propia sinrazón y vacuidad.

No se pierdan a nuestro  Albert Rivera apropiándose de Clara Campoamor para su causa con tales errores históricos que tuvo que ser corregido por Isaías Lafuente, el biógrafo de la gran política feminista. Pero en estos tiempos funciona el “tú di que algo queda”.

El Partido Popular está cayendo absorbido en su degradación y Ciudadanos sube en las encuestas. Con estos preocupantes parámetros que se observan. Cambian de opinión de forma drástica sin pestañear.  Adoptan decisiones por encuestas como si fueran  estudios de mercado y no fundamentos sólidos.  Les sobran los sindicatos y apoyan la justicia exprés para los desahucios –de momento, para los desahucios-. Las dilaciones en  la Comunidad de Madrid, tras el penoso episodio de Cifuentes, ya no ocultan la búsqueda de su propio interés.  ¿Qué quieren los madrileños? Un interino, ya ven ustedes.

  Ciutadans✔@CiutadansCs

💃  @InesArrimadas “Si se repiten las elecciones en Cataluña será porque los partidos separatistas no han tenido la valentía suficiente para reconocer el fracaso absoluto del ‘procés’” pic.twitter.com/UGMIPklqTu
  Ciutadans✔@CiutadansCs
💃  @InesArrimadas “Lo que más importa a los madrileños es que haya un presidente interino hasta el final de la legislatura para así generar un cambio con elecciones en mayo de 2019” pic.twitter.com/tNNuqLXjkf
Ver imagen en Twitter

Información y privacidad de Twitter Ads

La ocurrencia de un Manuel Valls, desahuciado en Francia, como candidato a la alcaldía de Barcelona, no hace sino acrecentar la inquietud. Un puro dislate.  El presidente que expulsó a 12.000 gitanos de Francia. Y tan creído de sí mismo -a pesar de los varapalos recibidos-  que quiere encabezar una candidatura unitaria. De todos los que se llaman “constitucionalistas”, apartando a un posible candidato de PSC. Es como si quisiera seguir el camino que iniciara en Francia donde su partido pasó del gobierno a malvender la sede de París. Y Valls a renegar del socialismo.

El gran escollo de Ciudadanos puede ser su sesgo de género, con un impostado y oportunista feminismo reciente que no ha convencido. Inicialmente incluso negaron la propia existencia de la violencia machista diferenciada. Y con Inés Arrimadas de estandarte, pasaron de rechazar la huelga feminista del 8 de Marzo a plantar el lazo violeta en primer plano. Les ha pasado factura. Un trabajo demoscópico publicado por el analista Kiko Llaneras en El País a través de 33.000 entrevistas desde 2015 advierte que el voto de las mujeres se aleja de Ciudadanos.  Ven más allá del modelo que se ofrece en la pasarela. Mientras, otros, son tan miopes que no entienden en su plenitud el poder que ha emergido de las mujeres, el inmenso hartazgo de las mujeres.

Ciudadanos no es un partido de centro, no lo es Albert Rivera en particular. Entre sus múltiples cambios de postura, siempre emergen posiciones altamente conservadoras. Incluso algunos atajos en los valores esenciales como ha evidenciado el señalamiento de los profesores con la divulgación de sus fotos.  Fundado en el señuelo del adoctrinamiento en la escuela catalana que no avalan los datos como algo generalizado  y con repercusiones. Vean  este estudio del politólogo Luis Orriols de hace unos meses. El mantra queda, sin embargo, como tantos otros.

Albert Rivera parece desahogarse en Twitter como Donald Trump. Cada vez se da más a conocer a través de su profusa exposición. Y ofrece síntomas de actitudes inapropiadas en un político que aspira a gobernar para todos los españoles. Asustan y preocupan. Porque quizás lo más temible de estos tiempos políticos, tan escorados hacia lo irracional, es la frivolidad y falta de criterios responsables.

Hasta aquí lo que publiqué en eldiario.es con fecha 1/05/2018

*Actualización 3-5-2018

Arran-joven, una organización juvenil independentista de la órbita de la CUP han puesto este tuit:

ciudadanos.arranz.nonoscallarán  Al que se han lanzado en masa Albert Rivera, aspirante a presidir España o Begoña Villacís a la que dan por hecha la alcaldía de Madrid -salvo imprevistos-. Con un hashtag que dice #NoNosCallarán y es el primer TT en la tarde/noche de este jueves. Lo más visto. Tras haber tuiteado desde presuntas posiciones de más altura la infamia de Negre.

Qué nivel. Como niños. Unos lo son, otros no. Me pregunto, asustada, en qué manos estamos. O quieren que estemos.